Cielo oscuro simula un búho recién aterrizado en medio de la ciudad de Logroño durante el Festival Concéntrico. La intervención hizo del Paseo del Espolón, un espacio intergeneracional que integra a toda la ciudad en un diálogo con la Concha del Espolón, un quiosco en forma de auditorio creado en 1954. La gran estructura metálica amarilla resalta por sus contornos curvos y revestimiento de madera que, al igual que los enigmas que rodean el mito del búho, nos muestra un espacio simbólico que se transforma entre el día y la noche.
Durante el día, la instalación tiene una presencia casi maternal que invita a crear situaciones intergeneracionales en torno a tres espacios que cohabitan: un túnel doble para el juego de los niños en el que, como en el famoso Tragantúa, son invitados a entrar por la nariz del búho; un plano doble inclinado que ofrece la posibilidad de tumbarse de manera informal; un plano alto, detrás, que invita a instalarse, a intercambiar y a mirar la vida a través de una visera.
En la noche, el búho despierta y sus ojos se iluminan, invitando a los paseantes a acomodarse en su superficie inclinada para mirar las estrellas. Una obra que convoca los sentidos y reafirma que el cielo es ante todo un espacio de imaginación y libertad donde todo está en eterno movimiento.