La metodología utilizada para el Centro Comunitario el Salitre en Zapotlanejo propone el punto medio entre los procesos técnicos y artesanales que confluyen en la obra arquitectónica. El proyecto asume la construcción de un edificio como una actividad colectiva y entiende a la obra como un proceso experimental de producción, en donde la eficiencia se logra a partir de economizar recursos por medio de su adaptación. Es un espacio destinado para la comunidad agricultora de las y los habitantes de La Mora, caracterizada por el fuerte impacto económico y social derivado de la migración con fines laborales de sus habitantes, principalmente hombres, hacia Estados Unidos.
En el proyecto se buscó utilizar los materiales disponibles en la zona: ladrillo de barro artesanal, producidos en el mismo pueblo, concreto, acero y los acabados con concreto pigmentando y la tierra de la región. El sistema constructivo responde a los materiales disponibles y la mano de obra local, se utilizó una estructura mixta de concreto armado en planta baja y en planta alta estructura metálica. Muros dobles de ladrillo de barro para confort térmico y losas artesanales de bóveda catalana típica de la región. La incorporación de procedimientos artesanales constituye una contribución al milenario al proceso técnico de producción de la arquitectura auto producida.
El Centro Comunitario se concibe como el punto de reunión conceptual que requiere la participación directa de sus habitantes tanto para su diseño, como su operación futura. Se incorporó un proceso de comunicación circular activado por la capacitación, en donde las personas involucradas debían conocer el proyecto. De esta forma el edificio, deja de ser una obra técnica para convertirse en un sitio de encuentro social, una acción colectiva, y un acto de fe.
El proyecto contempla dos locales comerciales en planta baja, importantes para que el centro comunitario se sostenga, con barras de atención y baño privado, además de rampas para camionetas y accesibilidad. En la planta alta se encuentra un salón de usos múltiples con la posibilidad de dividirse en dos espacios independientes con balcón, baños y vestíbulo de acceso con mueble de guardado. Y la azotea ajardinada para eventos.
El Salitre opta por ser una edificación integrada, en donde lo industrial y lo artesanal, lo científico y lo técnico, la arquitectura y la comunidad, se reconcilian. En este proyecto, el bien común respalda la propiedad intelectual colectiva, respondiendo y adecuándose a un contexto local.