El trazo trapezoidal del terreno fue lo que definió construir esta vivienda en tres volúmenes claramente definidos. La vegetación es también protagonista en el diseño de esta casa, tanto por fuera como por dentro de la misma. Los árboles del exterior envuelven la vivienda, lo que genera distintas sombras y colores en las distintas épocas del año. En el interior, el verde de la tupida vegetación, contrasta con los pisos de piedra negra y la solidez de los muros, logrando un equilibrio sensorial.
El acceso es un vestíbulo de doble altura, con distintos sensaciones y remates visuales, generados por un árbol, por los pozos de luz, por el agua, y la escalera. Los muros que enmarcan esta zona dividen los espacios en zonas íntimas y de convivencia.
En la planta baja se encuentran dos bloques que tienen diferente función: el lado izquierdo, es un cubo sólido blanco donde se encuentra el estudio y el dormitorio principal, separado del área social por un espejo de agua y un jardín, lo que genera total privacidad y tranquilidad. El área social es un rectángulo cerrado al poniente por un gran sólido, y abierto al interior por medio de ventanales de techo a piso, provocando una transparencia sobria con vistas al jardín y al patio central.
Los diferentes ángulos logran remates visuales de gran carácter, así como las sensaciones que transmite el blanco puro que va tomando diversas tonalidades conforme transcurre el día y en distintas estaciones del año.