Partiendo de un planteamiento en una planta y esquema en herradura, el proyecto divide el área de día y de noche claramente en dos alas, permitiendo aprovechar el jardín central desde distintos puntos de la casa, siendo la vegetación la que logra vestibular y generar diferentes percepciones del mismo cuerpo vegetal.
Esta relación entre los interiores con el jardín central y los distintos patios se encausó para lograr entender la casa como un continuo de espacios donde se privilegia la luz y ventilación natural, siempre con la búsqueda de privacidad con relación al contexto inmediato. Con esta idea de continuo es que se abordan las volumetrías y la materialidad.
La geometría concilia y evidencia la búsqueda de distintas jerarquías de espacio interior de forma fluida, logrando entender el volumen como un continuo. La materialidad encuentra en los tonos arena (enjarres en crudo, ladrillo de barro blanco, mármol travertino) la base de desarrollo de proyecto para que sucedan en su versión natural, permitiendo que el tiempo sea el que marque las diferentes condiciones de interior y exterior en un material que sucede en toda la casa.
En contraste con los tonos arena aparece el tono rojizo en madera y herrería, completando la cromática del proyecto y permitiendo controlarla en solo dos polos. El exterior deja que la vegetación suceda de forma libre con especies de bajo mantenimiento, logrando un basamento natural en el que descansa la casa.
Los pisos de exterior se resuelven con piedra en tono gris, los cuales se terminarán marcando por las condiciones de uso, lluvia y la vegetación antes mencionada.