Con el objetivo de hacer del bosque el tema más importante del proyecto, la Casa Quilanto se pensó como un volumen elemental, que intenta mantener el bosque en la medida de lo posible, conservando todos los árboles y dejándolos crecer por la cubierta. Para evitar impactar demasiado en el terreno, la casa se construyó sobre columnas, para evitar el movimiento de tierras.
La distribución consta de una zona común central, donde hay una cocina, un comedor y un salón con una chimenea en el centro. La sensación de apertura de este espacio se consiguió realizando tres operaciones de diseño. En primer lugar, la cumbrera del tejado se situó en el centro del volumen, para permitir el mayor espacio interior. En segundo lugar, toda la fachada de este segmento es de cristal, incluso por encima de las puertas correderas acristaladas.
En tercer lugar, se concibió una cubierta de madera que abarca la anchura del espacio común, para poder salir del interior por ambos lados y tener vistas al bosque. Luego, en los dos extremos del ala están los dormitorios, por un lado el principal con su cuarto de baño, y por otro otros dos dormitorios con un tabique con puerta corredera, por si una familia invita a algún huésped.
Debido a un presupuesto limitado, la casa era muy sencilla en cuanto a acabados. La fachada exterior se revistió de ciprés en un tono natural, mientras que en las paredes interiores y el techo se mantuvo el mismo contrachapado de madera utilizado como parte de la estructura de las paredes. Con la misma lógica de mantener bajos los costes, el suelo se hizo de concreto pulido.