En aquel Olot de los años veinte, mientras Manuel Malagrida construía el Ensanche Malagrida o “de los ricos”, Rafael Arau urbanizaba el Ensanche Popular o “de los pobres”. Y en este barrio, entre tipologías diversas y desniveles a resolver, se construyó una nueva casa para una familia numerosa.
Una fachada principal omnipresente en el proyecto, hace buscar estrategias para mitigar su protagonismo. Y es así como una máquina convertida en fachada neutraliza a otra, el coche, a la vez que propone a otro personaje peculiar dentro de la heterogeneidad de este barrio.
Un desnivel de media planta entre la calle y el jardín trasero nos conduce a trabajar en seminiveles, convirtiendo la sección en el principal argumento organizativo y representativo del proyecto. En Ensanche Popular ya tiene nuevos vecinos. Y mientras tanto mi suegra, que vive justo detrás, mira todo por la ventana; ¡esto sí que es popular!