El proyecto se emplaza en un lote privilegiado con un paisaje dominante, situado en la parroquia Tarqui a 15 minutos de la Ciudad de Cuenca, Ecuador.
Se desarrolla con una geometría en forma de cruz, la cual responde a estrategias espaciales permitiendo marcar relaciones de forma y separando sus usos, para que en el bloque longitudinal se desarrolle toda el área social de mayor interacción y en el bloque transversal de dormitorios sean espacios más privados.
Para articular los bloques se utiliza la estrategia de conexión mediante espacios semi privados cómo el el estar familiar y el patio privado, que a su vez sirve de pulmón de la vivienda y prisma de luz.
Para potenciar las visuales del proyecto hacia el valle de Tarqui la vivienda contempla amplios ventanales apilables que funcionan como marcos al exterior e integran la casa a su contexto inmediato.
Se trabajó con materiales nobles de poco mantenimiento y alta durabilidad, como porcelanato maderado en fachadas, que tiene como objetivo relacionarse con la carpintería de la casa, generando armonía en textura y cromática. Sumado a ello, la piedra y el ladrillo son materiales que conceptualizan los rasgos buscados en esta vivienda contemporánea y rústica.