El proyecto es una casa de campo ubicada en las montañas de la sierra de Arteaga, en el estado de Coahuila, en el norte de México. La casa se dispuso dentro del área de una huerta existente en el terreno montañoso, con la intención de no afectar más el sitio y la vegetación natural. También esta solución aseguraba las mejores vistas debido a que la vegetación de la huerta es mucho más abierta y baja que la del área boscosa alrededor.
Así, la casa divide en 3 partes un largo rectángulo de 40 metros de largo × 10 metros de ancho, definiendo áreas cerradas de refugio y servicios a los extremos, y el área social central y abierta alrededor de la chimenea. Finalmente, todos estos recintos se conectan con una larga terraza que mira hacia el paisaje frontal montañoso a través de una secuencia de marcos de vigas y cartelas estructurales exteriores de la casa, que al mismo tiempo enmarcan la naturaleza circundante.
El volumen es perforado con patios para dividir el programa y traer iluminación natural al interior. En el patio de mayores dimensiones se coloca la escalera que lleva a la cubierta de la casa, la cual sirve de mirador a 360 grados sobre el valle y las montañas.
La construcción consiste en muros, cartelas y vigas de concreto con un acabado en bruto de tablones dispuestos en forma horizontal, detalles de herrería metálica y grandes cerramientos de paneles de vidrio con marcos de aluminio. Un fogatero-mirador independiente a la casa y un mesón exterior para 20 personas, ambos construidos como piezas monolíticas de concreto, acompañan la casa en el terreno.
La casa es entendida como una especie de santuario, donde sus usuarios se alejan de la ciudad y se encuentran con la naturaleza. La casa les permite conectar con su entorno natural, generando una profunda conciencia del lugar, los recursos y el mundo que habitan de una forma segura y placentera. Aunque la casa pertenece a una familia la experiencia de ir a su refugio en la montaña genera momentos de reflexión y auto descubrimiento a cada uno de sus miembros, de acuerdo a sus edades, sus roles y responsabilidades familiares.
La casa es entendida como un refugio y un observatorio, un instrumento para observar el paisaje y el tiempo, las montañas y el bosque.