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La casa en la montaña es el primer encargo a Agraz Arquitectos para una casa de descanso fuera del ámbito urbano. Se trata de un proyecto cuyo emplazamiento responde a dos desafíos que determinan de manera significativa el proyecto. El primero de ellos: la topografía, pues debido a que el terreno se encuentra en la parte alta de una montaña, cuenta con pendientes muy pronunciadas. En segundo lugar: los requisitos del programa arquitectónico, que dictaban que la construcción debía alojar cómodamente a tres familias, así como una casa de huéspedes, áreas comunes y lugar para personal de servicio y mantenimiento.
No obstante, de dichas condicionantes se desprende el perfil del partido del proyecto. Debido a que el programa exigía una gran cantidad de espacios interiores, se optó por fragmentar el proyecto en pequeños núcleos. De esta manera, la huella de lo edificado se diluye con el paisaje natural de la montaña. Por otra parte, separar la construcción en varios módulos permitió conseguir diferentes grados de intimidad —y diversas atmósferas— a lo largo del desarrollo. Así, tanto las familias como los huéspedes tienen acceso a estancias independientes, además de las áreas comunes propuestas para el esparcimiento.
Respecto a la dificultad topográfica que planteaba el terreno, se determinó habitar el borde menos escarpado del sitio, abrazando una porción del perímetro sur del predio. Así, el emplazamiento permite, por una parte, que las ventanas de los pabellones cosechen las vistas largas del paisaje circundante sin interrupciones; y por otra, acomodar todo el esquema en una secuencia lineal configurada a partir de una cuidadosa sucesión —de andadores, plazoletas, patios, terrazas y jardines— que articula todo el proyecto.
En este sentido la estrategia paisajística resulta de respetar la vegetación del sitio, sembrando los núcleos edificados en el terreno de tal forma que éstos se perciban, desde el interior, como piezas sueltas en el bosque, mientras que desde el exterior se ha procurado que en la medida de lo posible se fundan con el entorno. Además, los materiales seleccionados para la casa hacen eco de la tradición constructiva vernácula de la región —piedra y ladrillo— que ostentan algunas de sus construcciones más emblemáticas. Sin embargo, es importante señalar que dichos materiales se han acomodado de manera poco habitual, haciendo con ello, alusión a un carácter decididamente contemporáneo. En este sentido, ya se trate de habitar en la ciudad, desde el espacio público o más recientemente en esta casa para vacaciones, persiste en Agraz Arquitectos la incansable búsqueda de establecer un diálogo fructífero y sostenido entre la tradición y la modernidad.