La vivienda se encuentra en una pequeña localidad de la sierra de Andalucía, donde el invierno se hace notar por su baja temperatura y lluvias intensas y el verano te invita a protegerte del sol. La vivienda busca así protegerse del exterior para abrirse a un espacio al aire libre pero controlado.
Los propietarios querían una vivienda sencilla, fácil y de uso ocasional donde poder disfrutar de largos almuerzos con amigos, por lo que las cocinas (interior y exterior) debían estar bien relacionadas con las zonas de comedor.
En las dos fachadas que configuran la esquina donde se ubica la vivienda se abren huecos mínimos que proporcionan la tan beneficiosa ventilación cruzada, mientras que las fachadas recayentes al patio disponen de huecos más generosos. Un gran hueco horizontal con orientación Sur amplia la sala de estar y comedor (corazón de la vivienda) al patio, mientras que unos huecos estrechos con orientación Este, preservan la necesaria intimidad de los dormitorios.
El resultado es una edificación, cuya planta se articula en forma de L, que minimizando los huecos al exterior se vuelca sobre el patio. En el lado corto, de dos plantas de altura, se recogen los dos dormitorios y baños. En el largo, se derraman el resto de usos.
Para el patio se plantea una vegetación muy geométrica, mediante unos parterres de longitud descendiente según se acercan a la zona de estar. Un seto autóctono hará del patio un espacio amable, contrastando con los tonos del barro y de la piedra.