La Casa CRA se encuentra dentro de un fraccionamiento residencial en Avándaro, Estado de México. El frac- cionamiento, como muchos otros en México establece criterios de diseño generales y sugiere, con énfasis, el uso de formas y materiales específicos. Dado el carácter de montaña del sitio, de la reglamentación se infiere la necesidad de conservar el carácter rústico del lugar a través de la arquitectura. En la mayoría de las ocasiones las limitantes normativas son realmente retos que se resuelven a través del análisis y el diseño. En este caso el diseño de la casa prueba una estrategia de hibridación estilística, con el doble propósito de dar continuidad al carácter del conjunto, al tiempo que se articulan, de modo alternativo, los diversos espacios y el programa de la casa.
En lugar de disponerse perpendicular al acceso, todo el desplante de la casa gira para buscar las mejores orientaciones y las mejores y más amplias vistas hacia el campo deportivo. Al girar los límites y los muros perimetrales de la casa, establecen relaciones alternativas hacia el perímetro; En lugar de una barda infranque- able, se abren espacios ajardinados diagonales, que corrigen la relación de borde convencional entre el terreno y la casa. El mismo giro, permite articular los espacios cerrados y semicerrados, siempre en relación con el espacio abierto (tanto el jardín, como el campo de golf).
En la planta superior, las habitaciones se disponen girando alrededor de un espacio central de distribución y de captación de energía solar (calor) y, convertidas en plataformas de observación, tienen tiros visuales hacia las diversas vistas del bosque. Los cuatro espacios contenidos bajo la techumbre y estructura de madera, permiten alojar a una familia entera en cada una de las habitaciones, aprovechando las generosas alturas, con tapancos.
En todo momento el paisaje inmediato, mediato y lejano fue respetado; de hecho, la casa es un homenaje al paisaje existente y toca de la forma menos invasiva posible el paisaje encontrado. La casa establece un prece- dente y una forma alternativa de cumplir con la normatividad, proteger la imagen arquitectónica del conjunto y del entorno natural, estableciendo un diálogo material inteligente con la tradición y la contemporaneidad.
El sistema constructivo valora los métodos y los artesanos y constructores locales, al tiempo que crea espacios de alcance internacional. A través de la observación y el pensamiento se pueden lograr construcciones que ofre- cen resultados espaciales, estructurales y formales diferentes, a través del uso racional de los recursos materia- les y humanos “de siempre”, logrando además un desempeño espacial, formal y energético integral.