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Nombre del Proyecto: Casa C3
Arquitectos: Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse
Página web del despacho: www.barclaycrousse.com
Asistente: Eduardo Zambrano, Blecker Ruiz
Ingeniería Estructural: Jorge Indacochea
Cliente: Privado
Contratista: Maestro Rubén Cavallini
Superficie del terreno: 1 830 m2
Superficie: 547 m2
Ubicación: Marina Lancheros, Ancón, Perú
Fecha: 2016
Fotografía: Cristóbal Palma
El proyecto se encuentra en la confluencia de dos superficies abstractas: la extensión horizontal del océano Pacífico y la rugosa del desierto de la costa peruana. El lugar está situado en un territorio extremadamente árido de clima único: extremadamente húmedo, pero ausente de precipitaciones, cubierto la mayor parte del año con una capa nubosa, en donde el rango de temperaturas coincide casi perfectamente con la zona de confort. Parecería un paisaje incompleto, que nunca llegó a “terminarse” o a “determinarse”, pero que resulta benigno para el ser humano.
Las estrategias arquitectónicas se alejan de la relación objetual con el entorno, abandonando la condición de objeto singular posado en el paisaje. Se concentran, por el contrario, a la creación de espacios de vida a partir de una extrusión del suelo y su posterior “excavación”. Al dejar de ser el encuadre del paisaje oceánico una prioridad, sobreviene la necesidad de crear un micromundo que permite entender el paisaje, revelando sus cualidades en la escala humana.
Como en casas anteriores ubicadas en el mismo territorio, se propone la plataforma como estrategia para crear habitabilidad en el desierto: una superficie horizontal que se instala en el declive de la topografía y define el espacio de vida, tanto en su superficie, que se abre al cielo y al horizonte, como en el espacio que deja entre ella y el suelo.
El clima permite la dispersión del programa en el lugar sin comprometer el bienestar de sus ocupantes, para crear tres plataformas en el suelo agreste del acantilado, proponiendo variados espacios habitables, protegidos por una cubierta plantada en el caso de espacios de intimidad y por una cubierta de hormigón en el caso de los espacios sociales. Esta última está compuesta de bóvedas que anclan el espacio al suelo.
Visible desde la distancia, la cubierta aparece incompleta como el paisaje con el cual resona: una bóveda oculta, una bóveda visible y una bóveda que se proyecta pero no llega a apoyarse para lograr su equilibrio.
El clima permite también que la tecnología usada en la casa sea de muy baja tecnificación y de procesos constructivos simples. La construcción estuvo a cargo de un maestro de obra y unos cuantos operarios, utilizando la piedra local y un cemento puzzolánico de color rojo para diluirse en la materia y el color del acantilado. El esfuerzo fue puesto en la construcción de las bóvedas en hormigón, usando un encofrado rústico y revocando sus superficies inferiores.
Barclay & Crousse participan en MEXTRÓPOLI 2019.