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Obras

Casa 905

Casa 905

Nombre del proyecto

  • CASA 905

Arquitectos

  • HARQUITECTES

Página web

  • www.harquitectes.com

Superficie

  • 154 m2

Ubicación

  • Igualada, Barcelona

Fotografía

  • Adrià Goula - Jesús Granada

Fecha

El sol, la geometría del terreno (casi cuadrada con un chaflán), un vecino excesivamente cercano a sur, y una torre de viviendas a norte, más propia de un polígono residencial de los sesenta que de este trozo de ciudad jardín donde se ubica la Casa 905. Los propietarios (una pareja con dos hijos) querían una casa sin mantenimiento, con mucha privacidad y una buena relación con el jardín -más bien un patio- durante todo el año, un estudio bien puesto, y otros pocos requerimientos habituales. Tenían ganas de vivir en una casa moderna -sin mayúsculas-. Y un cierto interés por la arquitectura doméstica japonesa contemporánea.

Con estos condicionantes se tenía claro que la historia había que escribirla desde dentro, junto con el propio edificio. Había que crear un sitio nuevo. El primer paso fue construir una valla opaca lo más alta posible, de unos dos metros, y situar la casa descentrada hacia el este, 120m2 es la ocupación máxima y se rellenaron todos los límites edificables excepto al oeste, por donde entra sol durante todo el año. Allí es donde el jardín perimetral se hace más ancho (7,6m), el resto tiene anchuras variables adecuadas a la normativa (3m a vecinos y entre 5 y 6 a las calles). Al norte se plantaron unos árboles de hoja perenne que, con el tiempo, privarán la vista desde la torre de viviendas vecina.

La nueva casa se estructura en cuatro capas concéntricas paralelas a los límites del terreno, como una cebolla. De exterior a interior: la valla de obra, el patio perimetral y una galería corrida que rodea el cuerpo central, hacen una caja de obra de block de concreto de dos plantas. En fases iniciales del proyecto, cuando la casa era más grande, la galería perimetral era un espacio intermedio, bioclimatizado, con usos complementarios, y todas las piezas principales se alojaban en el núcleo de la vivienda. Posteriormente, por adecuación presupuestaria, se redujo la superficie y en el cuerpo central sólo quedaron las habitaciones, los baños y la escalera. Las zonas comunes pasaron a la galería. En la galería pasa casi todo. Es un ventanal que propone relaciones intensas y variables (estacionalmente) con el patio; en verano, mediante los grandes paramentos correderos se convierte en un porche; en invierno, grandes ventanales en las esquinas ofrecen vistas enmarcadas al jardín y captan radiación solar a poniente. Contrariamente a lo habitual, en esta casa los cristales son fijos y los portones móviles son opacos, una condición que transforma la fachada y la galería constantemente, en función de qué está abierto y qué cerrado.

Como en la capilla de Santa María dos Anjos de Lina Bo Bardi, el ventanal de cubierta inclinada, se construye con sistemas ligeros y en seco: estructura de madera (pilares, vigas y techo) y cerramientos de vidrio, aluminio, madera y chapa galvanizada ondulada. En contraposición con la ligereza de la galería el núcleo central es masivo y compacto, con más inercia térmica. Los muros de block y las juntas se dejan a la vista en la galería y se pintan de blanco en las habitaciones.

En invierno, el ventanal abriga y calienta todo el cuerpo central (baños y habitación), que no tiene sistema de climatización propio (en planta baja); el pavimento de cemento pulido, con mucha inercia, aparte de recibir puntualmente la radiación solar directa, se calienta vía suelo radiante, al igual que las habitaciones del primer piso; la generación es por bomba de calor aerotérmica. En verano, cuando las puertas están cerradas, las ventanas se protegen del sol con el vuelo de la cubierta y con unas cortinas reflectantes exteriores. A su vez, la inclinación del techo favorece, por estratificación, un sistema de ventilación pasiva que evacúa el aire caliente mediante cuatro conductos ocultos en las fachadas qué funcionan cómo pequeñas chimeneas solares, favoreciendo la renovación natural y facilitando el refrescamiento del ventanal.

Diez años más tarde de la primera reunión con los clientes, y con una larga e intensa historia entremedio, se completó la Casa 905. El largo tiempo fue otra herramienta determinante en el proceso del proyecto. La arquitectura, a veces, saca partido de (su) lentitud.

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