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¡Felices fiestas!
La antigua fábrica Bombas Gens, de indudable valor histórico-social, es uno de los escasos ejemplos de arquitectura industrial de la década de 1930 que permanece en pie. Su arquitectura y el estilo art-decó de sus fachadas, hacen de este espacio un enclave único y especial para albergar nuevos usos que respondan a las necesidades de la actualidad.
El nuevo complejo nace como un espacio polivalente, referente internacional, en el que la Fundació Per Amor a L’Art desarrollará su triple actividad: artística, social e investigadora. Las primeras imágenes de la ampliación del proyecto desvelan algunos de los detalles de este proceso de recuperación único en Valencia.
Tras la consolidación de las naves, ejecutada por Eduardo de Miguel, Ramón Esteve asume el desarrollo y ampliación del proyecto, con el asesoramiento en la parte museística de Annabelle Selldorf. “Nuestro objetivo ha sido siempre el de conseguir unificar el criterio de intervención en todo el conjunto, sean edificios originales o de nueva construcción; y al mismo tiempo dotar a cada uno de ellos de la singularidad que cada uso específico necesita”. Ramón Esteve.
Como núcleo central encontramos el centro de arte ocupando las cuatro naves originales y gran parte del cuerpo de fachada. Con una relación más lateral encontramos los volúmenes de restaurante y centro de día para niños en riesgo de exclusión social, además de la sede de la Fundación que ocupa la antigua villa.
Otros espacios independientes como el yacimiento de la bodega del siglo XV en el patio posterior o el refugio antiaéreo de la Guerra Civil, están articulados con patios o zonas verdes que nos permiten disfrutar adecuadamente de la escala del conjunto y descubrir cada uno de sus rincones. Con la intención de evocar la atmósfera industrial del complejo original, el ladrillo cerámico y el acero galvanizado prevalecen sobre el resto de materiales. En otros puntos más discretos se ha reinterpretado la cerámica original de la bodega y la alquería, que combinada con la madera- dota de mayor nobleza a los espacios. En los interiores se emulan de nuevo las cubiertas ligeras de madera.
A través del volumen de la fachada se accede al centro de arte Bombas Gens. Sobre una balanza industrial restaurada que ocupa gran parte del suelo del zaguán, se produce la transición al patio. En este patio, los almeces emergen del suelo de adoquín de rodeno recuperado. A través de su geometría irregular, descubrimos de forma intuitiva los distintos espacios: la entrada al centro de arte en el frente de forma más directa, el restaurante a la derecha y las oficinas a la izquierda con una presentación más discreta respecto a la entrada.
Durante la segunda fase del proyecto de rehabilitación de Bombas Gens, Ramón Esteve ha diseñado el patio trasero, confinado por muros de ladrillo; espacio que contiene el jardín realizado por el paisajista Gustavo Marina y la escultura site-specific de Cristina Iglesias, compuesta por dos acequias inspiradas en el cauce del Túria y cuyo interior abstracto recuerda a raíces y fondos de ríos. Situado sobre la zona de aparcamiento del centro, se ha generado una nueva topografía mediante la elevación del pavimento de rodeno sobre la que se dispone el arbolado. Los muros que delimitan el jardín contienen el espacio creado para la Bodega del Siglo XV, cubierta por una celosía de ladrillo que deja pasar una luz tamizada generando un ambiente intimista. En su interior, una pasarela de vidrio que atraviesa el espacio permite observar tanto la propia bodega como la cerámica original de la alquería que se encontró durante la excavación.
Para el diseño del centro de día, se buscó una materialidad análoga a la de las naves a través de los muros de ladrillo trabajado de manera manual, de forma que el edificio se diluye en el fondo de la perspectiva, cediendo el protagonismo a los edificios industriales. El gran volumen de ladrillo, donde se ubican las distintas aulas, se adosa a unas costillas de concreto coloreado rematadas con la celosía de media teja esmaltada que encontramos en la villa.