Este proyecto es la primera implementación de “tierra apisonada” en Costa Rica. Se utilizó tierra arcillosa procedente de las excavaciones para la construcción de todos los muros de carga perimetrales. Cerca de la ciudad de Uvita, en un terreno de 11.000 m2 a una altura de 300 m sobre el nivel del mar. Se diseñaron dos pequeñas villas en una colina cubierta de selva. Ambas villas, que pareciera que levitan sobre la empinada ladera sur, están pensadas para alquileres recreativos de corta duración.
La superficie construida de cada una de ellas es de 90 m2. La intención era diseñar casas sostenibles con interiores minimalistas y sencillos. No hay ningún elemento extra innecesario, pero tampoco nada que echar de menos. La arquitectura de las villas contrasta deliberadamente con sus líneas finas y afiladas con la exuberante vegetación tropical, pero los materiales y colores elegidos coinciden perfectamente con el entorno.
Ambas villas son arquitectónicamente iguales. Los materiales, la distribución de la planta o la orientación hacia los puntos cardinales también son idénticos. Sin embargo, difieren en el interior, especialmente por su concepto cromático, que en parte se refleja también en los exteriores.
El diseño arquitectónico se basa en el genius loci: en la orientación del terreno del edificio hacia la interminable vista del océano Pacífico y la morfología del terreno. El concepto cromático de los interiores responde a las energías que se percibían en la ubicación de las villas antes de su construcción. Aunque las villas están separadas sólo 12 m, cada una de ellas tiene intenciones claramente diferentes que se reflejan en el diseño interior.