23 agosto, 2018
por Arquine
Esta es una casa residencial ubicada en un sitio estrecho en el centro de Kyoto, la antigua capital de Japón. La zona está llena de casas tradicionales de madera. Si bien se heredaron las ventajas de las casas adosadas, se pretendió superar sus inconvenientes y crear un espacio cómodo y agradable. El rasgo más característico de esta casa es la forma poliédrica de las paredes divisorias. No se basan en la intuición, sino que se basan en conceptos lógicos y realizan múltiples funciones.
En primer lugar, los muros de partición, normalmente extendidos en las direcciones vertical y horizontal, tienen una gran multidimensionalidad y conectan libremente las habitaciones en los tres pisos. El espacio así creado es una sala continua con matices dinámicos: es a la vez espacioso y heterogéneo. En segundo lugar, las paredes de partición sirven como reflectores de luz natural. Reflejan suavemente la luz que proviene del oscuro interior del edificio.
Finalmente, los muros de partición difuminan el límite entre la arquitectura y los muebles, estimulando la percepción y el comportamiento. Las paredes con contrachapado ofrecen experiencias agradables de tocar y pasar. La casa como un todo es una máquina para vivir, como un equipo de juegos. Debido a las regulaciones del paisaje y el contexto físico del vecindario, heredamos la forma y la composición tradicional de las casas adosadas, pero al mismo tiempo, esta casa conquista los aspectos negativos de las mismas. La estructura de madera de las casas no se puede extender en los lados cortos del edificio, así como en los pisos. El interior es oscuro y las comunicaciones de personas están limitadas a la dirección horizontal. En este proyecto, es el marco rígido de acero y los tabiques poliédricos que permiten superar los inconvenientes de las casas típicas. Las grandes aberturas en las paredes, junto con las particiones, permiten que la luz natural se difunda de forma multidireccional y fomentan las comunicaciones y movimientos tridimensionales. Liberados de las limitaciones del antiguo sistema, emergen los ocupantes en el área histórica de Kyoto.