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9 julio, 2018
por Arquine
El 27 de mayo de 1979, Ada Louis Huxtable publicaba en su columna del New York Times un comentario sobre la exposición del trabajo de Michael Graves que se presentaba en la galería de Max Protetch. “Michael Graves es un arquitecto de 44 años que forma parte de un vago grupo de jóvenes practicantes de amplia diversidad que han empezado a conocerse como la escuela post-moderna.” Graves todavía no había terminado entonces el Centro Cultural Fargo-Moorhead, ni se habían publicado dibujos del Portland Building, del que Meredith L. Clausen dijo que “marcó un momento definitivo en el surgimiento de la arquitectura posmoderna. Su primer gran edificio, cristalizó al movimiento ante los ojos del público, así como ante teóricos, críticos, urbanistas, geógrafos y periodistas.”
Michael Graves nació el 9 de julio de 1934 en Indianapolis, Indiana. Estudió primero en la Universidad de Cincinnati y luego en Harvard. En 1960 recibió el premio de Roma. A finales de los años 60, Colin Rowe lo sumó a Peter Eisenman, Charles Gwathmey, John Hejduk y Richard Meier para presentarlos como los New York Five. En el texto en que los presentaba, Rowe decía que, si bien era difícil generalizar el trabajo de esos cinco, “hay un punto en común que es simplemente este: en vez de constantemente apoyar el mito revolucionario [de la arquitectura moderna], resulta más razonable y más modesto reconocer que, en los primeros años del siglo XX, ocurrieron grandes revoluciones en el pensamiento que tuvieron como resultado profundos descubrimientos visuales que aun deben explicarse.” De alguna manera podría decirse que Rowe ya abría la posibilidad para estos cinco de un revisionismo post-moderno de la tradición, en este caso, moderna.
Huxtable escribió también, en el artículo citado, que Graves era pintor antes que arquitecto y que tanto su pintura como su arquitectura tenían méritos propios. Su obra, dice Huxtable, era al final un arte híbrido, entre pintura y arquitectura. Lo mismo pensaba Charles Jenks quien en la segunda edición a su Modern Movements in Architecture, de 1985, se atrevió a decir que “las habilidades sintéticas de Graves como pintor y diseñador le permitieron, como a Le Corbusier, reunir muchas ramas de la escena actual, en particular el contextualismo de Leon Krier, el fundamentalismo de Aldo Rossi y el historicismo colorido de Venturi y Moore.” Huxtable afirmó por su parte que “la arquitectura de Graves iba “considerablemente más allá de préstamos del pasado” y que “lenta y trabajosamente inventaba un nuevo lenguaje formal.” En un artículo publicado en el Journal of Architectural Education en 1975, el propio graves daba algunas pistas de sus intereses al abrir diciendo que “mientras las premisas del movimiento moderno del plano como generador de forma se acepta generalmente, su énfasis en la enseñanza de la arquitectura ha resultado en una relativa falta de atención a los elementos verticales,” léase a las fachadas. El texto estaba dedicado a analizar una villa diseñada por Gunnar Asplund en 1918.
Michael Graves murió el 12 de marzo de 2015, a los 80 años. El obituario publicado por el New York Times lo describe como “uno de los más prominentes y prolíficos arquitectos estadounidenses de finales del siglo XX, con más de 350 edificios construidos alrededor del mundo.”