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Mathias Klotz 1/2: La atemporalidad de un clásico

Mathias Klotz 1/2: La atemporalidad de un clásico

11 mayo, 2014
por Arquine

El pasado jueves 8 de mayo se presentó el libro Mathias Klotz (Arquine 2013) y se inauguró la exposición la poética de las cajas en la galería Víctor Saavedra de Barcelona, que reúne maquetas y proyectos de sus treinta años de carrera. Klotz será uno de los conferencistas del primer Congreso Arquine en Chile, este 26 y 27 de mayo 2014.

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“Las cajas de Mathias Klotz responden a una idea contundente, que no se tuerce ante las particularidades ni ante el detalle. Éstas se someten a la idea primigenia, platónica. Líneas limpias y precisas, volúmenes concisos que evitan los alardes de las intersecciones geométricas, sensualidad de un breve repertorio de materiales, detalles ausentes, espacio”. Así empezaba la monografía que escribí sobre Klotz ocho años atrás y así permanece ante la atemporalidad de un trabajo que no hace más que reafirmar sus convicciones. Pragmático y eficaz, se concentra en la esencia prototípica de sus casas.

Mathias Klotz trabaja con el espacio atrapado en el paralelepípedo, bajo la línea horizontal que enmarca sus obras y que se relaciona con el territorio. Sus cajas son apéndices de la topografía. Concibe la arquitectura como parte y contraparte del paisaje. La transparencia de sus espacios deja que la luz fluya, que resbale por sus interiores. El paseo arquitectónico corbusiano dibuja cada una de sus casas. La relación con la naturaleza no es mimética, no hay referencias orgánicas. El artificio no altera el terreno, respeta e interpreta los gestos topográficos para definir la relación entre natural y artificial, y sus puntos de contacto.

Mathias Klotz ha definido su propio lenguaje, sus temas y sus tipologías. Inspirado en los prototipos modernos, alcanza máximos resultados a partir de gestos mínimos, para regresar al mismo proyecto, donde forma, estructura y circulación definen una única materia. Son consecuencia simultanea una de otra.

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Sus años de formación fueron tiempos de repudio al formalismo posmoderno, a la frívola y excesiva oferta de variables. Mathias Klotz se formó en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Pontificia Católica y con su primer paso erradicó todo el discurso sintáctico e historicista, recurriendo a su pragmatismo germánico y al sentido común. Su trabajo sería contextual desde la primera idea –sin lugar no hay proyecto-, interactuando con los potenciales de lo preexistente y con tecnología al alcance. Desde su posición periférica, Klotz renunció a hurgar entre las posiciones más radicales del panorama contemporáneo para definir su propuesta, combinando conceptualización, pragmatismo y forma. Con obras de modesto tamaño, casi siempre domésticas, llega a reivindicar tanto la modernidad perdida, como un cierto exhibicionismo constructivo.

La predilección de Klotz por las cajas, por las formas cúbicas, queda evidenciada desde su primera obra en 1991 . Un solo volumen blanco flota sobre la playa de Tongoy acentuando su condición artificial. La fachada sur y de acceso, es prácticamente ciega. La norte se vuelca a las vistas y abre, literalmente, su espacio central de doble altura. A ambos lados de éste se resuelve el programa básico –cocina, baño, recámaras- de la casa de vacaciones para su madre.

Una serie de casas posteriores redundaron en la caja como forma, con más programa y mayores dimensiones, como en la Casa Raúl (2007), subrayando las propiedades universales de la cabaña primitiva, en la inmediatez y radicalidad de las figuras precisas y livianas que se despegan del suelo. La contundencia de estas propuestas se materializa en una intencionada reducción de recursos materiales y en una sintaxis regulada. Con la casa Reutter se inicia un camino hacía la descomposición de la caja original. El proyecto está en la sección. Este camino se sofistica en la Casa Ponce (2002) -su primera obra fuera de Chile- a mayor escala y precisión. En esencia, el proyecto está en la sección perpendicular a la pendiente. La creación de planos horizontales que se suspenden sobre el terreno requiere una osadía estructural que no se oculta. en la casa Ponce un núcleo de circulación y servicios longitudinal soporta asimétricamente cada piso y sugiere la musculatura oculta que detiene el volumen superior de concreto aparente. Nunca aparecen ventanas o puertas sino volúmenes transparentes u opacos. Levitación suspendida, que dialoga con las copas de los árboles y con el horizonte lejano del Río de la Plata. Las casas Techos (2008), Bitran (2009) o Valtocado (2012) son variantes que oscilan entre la caja elemental flotada y virtuosas proyecciones volumétricas.

Con la casa La Roca (2008) pasa de la acrobacia estructural a la estabilidad de una mesa -del voladizo a las patas- al incorporar unas columnas en los extremos del paralelepípedo, como resultado y representación de su esfuerzo y carga. Con determinismo pone en entredicho las soberbias soluciones estructurales que antecedieron. La casa Schnitzer (2011) y la Frame house (en proyecto) siguen esta brecha que expresa una madurez proyectual vitrubiana, donde todo es aparentemente sencillo. Decía Stan Allen que “para Klotz un buen detalle es aquel que no se ve” , donde las esmeradas soluciones constructivas dejan que se establezca la mejor relación entre simplicidad y belleza.

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