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Los creativos

Los creativos

5 julio, 2014
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog

Me gustaría estudiar arquitectura porque siempre he sido una persona creativa, dice uno y los demás asienten, seguros de que la creatividad, es una de las características principales y, más aún, indispensables —sine qua non, dirían los clásicos— para el desarrollo de la arquitectura. Puede que así sea. Pero cada vez que alguien se refiere a una arquitecto como un creativo siento cierta repulsión. En los periódicos se entiende que se sigue la costumbre, mala, de usar la palabra menos común para nombrar algo: el púgil ingresó al nosocomio tras la pelea en vez del boxeador terminó en el hospital; el creativo en vez del arquitecto o el fotógrafo. Algo también habrá del dominio de la ideología publicitaria: los creativos imaginan nuevos conceptos, sea para una marca de pañales, para un grupo musical o para un edificio en la ciudad —en ese contexto concepto es una palabra tan desafortunada como creativo.

En 1978 el filósofo italiano Emilio Garroni (1925-2005) escribió la entrada creatividad de la Enciclopedia Einaudi. En el 2010 el artículo se reeditó como libro con un prefacio de Paolo Virno, quien empieza diciendo que “un sello distintivo de la forma de vida contemporánea es el uso obsesivo del concepto de creatividad. No falta cierto uso mezquino o grotesco de esa palabra talismán: se usa casualmente para celebrar la epopeya de los sastres milaneses así como para referirse eufemísticamente al equilibrio y la improvisación agitada a la que está obligado un trabajador temporal que quiera salvar el pellejo.” Creativa es Miuccia Prada y creativo es el inmigrante ilegal que se las ingenia para sobrevivir cada día de una manera diferente. Para Garroni, explica Virno, la creatividad sólo deja de ser una palabra vacía que puede utilizarse indiscriminadamente en cualquier situación si se la relaciona con la idea de adaptación al ambiente. La creatividad no es sólo un aspecto distintivo de ciertas personas —creativasy ni siquiera una característica de nuestra condición humana, sino que es resultado de nuestra condición animal, de nuestra necesidad de adaptarnos al entorno que nos rodea —aunque en nuestro caso eso implique a veces adaptar el entorno y no sólo adaptarnos a él. Según Garrioni, no sólo intuición e inteligencia no se oponen sino que “son comportamientos formalmente idénticos.” Entender la creatividad como un proceso de adaptación, dice Virno, “es un paso importante por lo que excluye , no por lo que afirma. Excluye la existencia de un reino de la libertad (intelectual, artística, ética) situado más allá del reino de la necesidad.

La necesidad también, por cierto, es una idea problemática, pero se entiende claramente la oposición entre libertad y necesidad que plantea Virno a partir de Garroni. En algo me recuerda la postura del antropólogo francés André Leroi-Gouran que hace de la forma de los objetos el resultado de la convergencia entre las tendencias y los hechos. Las primeras hablan de lo que podríamos llamar una necesidad interna de las cosas, cierta lógica: las casas en lugares que llueve mucho tienen la tendencia a que sus techos se inclinen; si además el suelo se inunda, tienen la tendencia a elevarse. Los hechos dependen de una necesidad externa o, dicho de otro modo, de ciertas condiciones. Entre las lógicas y las condiciones se da la creatividad: la capacidad de hacer que una cosa siga sus tendencias a partir de sus condiciones o, dicho de otro modo, que se adapte a sus fines y a sus medios.

La creatividad reducida a la adaptación al medio, condenada al reino de la necesidad, limitada por lógicas internas y condiciones externas, puede parecernos chocante en una época que, como dice Virno, la ha convertido en la máxima virtud y en que la innovación es otro de los mantras que siempre la acompaña. Todos queremos ser Don Draper. Pero incluso el héroe de Mad Men lo sabe —sospecho que sin haber leído ni a Garroni ni a Virno- algo que en las escuelas y en los medios dedicados a la arquitectura debemos recordar siempre cuando la sombra de la creatividad se asome: lo creativo es la adaptación al medio.

 

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