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Columnas

LIGA 32: Terra e Tuma. Copia sinvergüenza

LIGA 32: Terra e Tuma. Copia sinvergüenza

18 agosto, 2020
por Maya García Bocaranda

 

Mendes da Rocha dice en un documental del 2017 algo así:

“Incluso preguntaste ¿cómo alguien hace una casa diferente a otra?

Es que no es diferente, sucede como en la literatura, es la misma cosa dicha una y otra vez capaz de seducirnos como nunca antes. La misma cosa.

Estamos condenados a eso, nosotros inventamos e inventamos siempre la misma cosa para ser nosotros mismos.”

De esta concepción verbalizada del maestro, parte el discurso de LIGA 32 — para mí, LIGA 1, por ser ahora residente de la maravillosa agitación de esta ciudad—, Copia sinvergüenza, una exposición acerca del proceder artesanal de Terra e Tuma, el despacho paulista conformado por Danilo Terra, Fernanda Sakano, Pedro Tuma y Juliana Terra.

La planta rectangular de la nueva sede de LIGA se desdibuja para hablarnos del oficio desvergonzado de los cuatro arquitectos, en el que pudiera decirse que la copia y el saqueo son piedra angular de su proceso creativo; entendiendo, claro, el plagio como un método de reflexión que abre el compás del tiempo y por ende, permite apartarse de la compulsión contemporánea para hacer arquitectura.

Usando el espacio como canal para contarnos el planteamiento reiterativo del despacho, un laberinto de azul profundo que sostiene la exposición se yergue y nos otorga acceso a través de un estrecho pasillo, que a medida que se transita ya nos hunde en la postura de los autores. Despojados, asumimos que aquí no hay lugar para lo accesorio o superficial.

Siete casas, representadas ahora como maquetas hechas de cartón gris —sugiriendo de nuevo el criterio consagrado por la oficina, de la sencillez del material y su experta ejecución—, se emplazan sin orden cronológico en esta estructura laberíntica que se hace de espejos para seducirnos en una desarticulación de tiempo y espacio, permitiendo a nuestros cuerpos incorporarse a la compleja trama espacial que se teje cuando los ojos hallan los reflejos de las casas y los nuestros también. Es un recorrido inmersivo que no nos deja al borde de la contemplación, sino que  invita a unirse al objeto para desplazarse junto a él en la dinámica de un loop buscando reconocer qué es igual y qué no, y si pertenece al pasado, presente y/o futuro.

En esta saturación cromática, la luz da pauta como si de acentos tácitos se tratáse. Puntos de luz bañan las maquetas para revelarnos, junto a más tonos de azul, los preceptos materializados de la oficina, como lo son el entendimiento del contexto urbano, la ocupación de casi toda la superficie del terreno para apilar losas que se perforan y garantizan la relación con el exterior, a través de patios que se transforman en fachadas vigorizadas por el cielo y que naturalmente posibilitan la ventilación e iluminación de los espacios, para ser distribuidos en un programa anti convencional que responde a la intensidad de la luz que entra; ejes de circulación adosados a un lateral donde se alinean compactadas las áreas húmedas por ser de poca permanencia; bloques de concreto y losas pre fabricadas aparentes, a las que se fijan las instalaciones expuestas, por nombrar algunos.

Esta serie de réplicas diferenciadas develan un constante trabajo de investigación y experimentación que no deja de contemplar versatilidad aunada a coherencia, y que tiene el fin de seguir perfeccionando los procesos en cada nueva ocasión bajo sus respectivas condiciones. El apremio y el ego no forman parte del proceso creativo de estos cuatro jóvenes arquitectos, su trabajo es artesanal y por lo tanto práctico, requiere de paciencia y reflexión, de ensayo y error. Es evidente entonces su compromiso, volviéndolos capaces de vencer el miedo de convertirse en sus propios críticos y así reconocerse una y otra vez en el hacer.