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Columnas

Le Corbusier, O´Gorman y González de León, influencias y personalidades

Le Corbusier, O´Gorman y González de León, influencias y personalidades

21 febrero, 2021
por Gustavo López Padilla

En buena medida, las propuestas teóricas y proyectuales, arquitectónicas y urbanas  de Le Corbusier (1887-1965) ayudaron a consolidar el racionalismo, sin duda el movimiento moderno en arquitectura mas influyente, desde la segunda mitad de los años veinte del siglo pasado. La recia personalidad, creatividad y calidad de las obras del arquitecto suizo-francés, se convirtieron en referencias que estuvieron presentes en el desarrollo de muchas arquitecturas, en diferentes partes del mundo. Resultó atractivo, además, cómo es que Le Corbusier construyó el conjunto de sus propuestas conceptuales que le dieron sentido a sus obras, recorriendo un camino de formación un tanto diferente del emprendido por la mayoría de sus contemporáneos. En este sentido vale la pena recordar que no asistió a alguna universidad para prepararse profesionalmente, sino que mostrando un decidido interés por ser arquitecto, se dedicó a viajar, a dibujar a mano lo que miraba en sus viajes y a pensar crítica y comparativamente el conjunto de estas experiencias. Pronto también decidió empezar a trabajar en arquitectura y en principio, de manera inteligente se acercó a August Perret, quien era un reconocido autor dentro del movimiento protoracionalista, que desarrollaba sus obras empleando el concreto armado, material en su momento relacionado con una forma novedosa de construir. Naturalmente se vio influido por Perret, pero muy pronto Le Corbusier, reconociendo, alejándose y superando a su maestro, mostró su firme decisión de recorrer su propio camino y destino.

Complementando lo anterior y seguramente teniendo presente a la distancia la experiencia de vida e intelectual del gran renacentista Leonardo Da Vinci (1452-1519), Le Corbusier se dedicó a pintar, a realizar algunas piezas escultóricas y sobre todo se dedicó a pensar y a construir sus propuestas teóricas, mismas que fue documentando en diferentes textos, que se volvieron referencias escritas y visuales para acompañar el desarrollo de la arquitectura racionalista. Arquitectura y estas otras experiencias culturales, se retroalimentaron en el tiempo. Otro hecho fundamental en su formación, fue la construcción de relaciones de amistad con otros artistas e intelectuales importantes en su momento, destacando personalidades como Pablo Picasso (1881-1973) y Albert Einstein (1879-1955), entre otros, con quienes intercambió ideas, con las cuales enriqueció su experiencia intelectual, traduciendo el conjunto de todo lo anteriormente comentado, en propuestas proyectuales, que se convirtieron rápidamente en la gran obra, teórica, pictórica, arquitectónica y urbana,  que nos legó el maestro.

La gran influencia de vida, teórica y proyectual de Le Corbusier fue significativa, en el arranque de la modernidad en nuestro país, al inicio de los años veinte del siglo pasado, marcando el rumbo a seguir para la mayoría de los arquitectos, que en aquél momento, todavía siendo jóvenes estudiantes, decidieron cambiar el rumbo de nuestra arquitectura, dejando atrás las propuestas académicas y siguiendo de ahora en adelante los criterios racionalistas. Entre estos jóvenes, que se convertirían en los maestros del movimiento moderno en México, Juan O´Gorman (1905-1982), ocupa un lugar significativo.  En sus inicios racionalistas, O´Gorman fue radical en sus propuestas proyectuales, particularmente en sus diseños de escuelas y edificios para sedes de sindicatos. Pero en una segunda etapa, que tiene que ver con la construcción de algunas casas habitación, las influencias lecorbusianas son mas que notables.

Entre Le Corbusier y O´Gorman, existen además semejanzas de vida y profesionales, como el hecho de que el arquitecto mexicano fuera al mismo tiempo arquitecto y pintor. Ampliamente reconocida esta experiencia pictórica, en algunas obras de caballete muestra imágenes urbanas y arquitectónicas, muy cercanas al cubismo, y fueron entendidas además como experimentaciones formales, que finalmente tuvieron que ver con las realizaciones de sus obras arquitectónicas. Al igual que en Le Corbusier, en O´Gorman la pintura y la arquitectura se retroalimentaron formal y conceptualmente. Otra semejanza importante entre ambos fue el cambio radical de rumbo en sus arquitecturas: de ser férreos practicantes y defensores del racionalismo, dan un giro y se acercan a la arquitectura orgánica: Le Corbusier con proyectos como la Capilla de Notre Dame du Haut en Ronchamps (1955) o la iglesia de Saint Pierre en Firminy, inaugurada hasta el 2006, que evidentemente ya no vio terminada, en tanto que O’Gorman proyecta su casa estudio ubicada en el Pedregal de San Ángel (1952), obra lamentablemente incomprendida y desafortunadamente modificada. O´Gorman transita entre el racionalismo radical de sus inicios, hasta repertorios formales y compositivos cercanos a Antoni Gaudí (1852-1926) y Frank Lloyd Wright (1867-1959). Ambos arquitectos, Le Corbusier y O´Gorman, entendieron la arquitectura como la vida, como un proceso dialectico de ideas, que evolucionan, se transforman y cambian de rumbo al paso del tiempo.

Teodoro González de León (1926-2016) es otro representante importante de la arquitectura moderna en México, fuertemente influido por Le Corbusier. Vale la pena recordar que el arquitecto mexicano, recién que hubiera terminado su formación profesional en la Escuela Nacional de Arquitectura, en la Universidad Nacional Autónoma de México, buscó trabajar con el maestro europeo del movimiento moderno racionalista y es así que trabajó con él 18 meses a partir de 1947, colaborando en el desarrollo del proyecto de la Unidad Habitacional de Marsella (1952). La influencia corbusiana en Teodoro González de León es más que evidente, comenzando por la aceptación y práctica de los principios de la arquitectura racionalista, entendidos como postura proyectual y metodológica para la realización de sus proyectos, a lo que se sumó el uso preferente del concreto armado aparente, entendido como material y procedimiento constructivo, que caracterizó  plásticamente la presencia urbana y arquitectónica de la mayoría de sus obras, al igual de lo sucedido con Le Corbusier.

Teodoro González de León también practicó asiduamente la pintura y la escultura, conceptualmente cercanas a las experiencias artísticas del purismo corbusiano, tomando en cuenta, además, la influencia del pintor francés, cubista, Fernand Léger (1881-1955)  De igual manera, las experiencias pictórico-escultóricas siguieron su curso particular, pero siempre cercanas a la arquitectura, retroalimentándose mutuamente. Por ambos caminos, pintura-escultura y arquitectura, la actividad creativa de Teodoro González de León es vasta, ampliamente difundida y reconocida. Otra semejanza con los dos primeros arquitectos aquí comentados previamente, fue la relación de amistad que tejió González de León, con distintos e importantes representantes de la cultura mexicana, siendo significativas las que construyera a lo largo de su estancia en el Colegio Nacional, destacando desde luego su cercanía con Octavio Paz (1914-1998), premio Nobel de literatura (1990). Se suma a lo anterior, la relación de trabajo e intelectual con el pintor Oaxaqueño Rufino Tamayo (1889-1991) a quién le diseñara su Museo Tamayo de Arte Contemporáneo, (1981) haciendo equipo con el arquitecto Abraham Zabludovsky (1924-2003).

Hablamos de tres arquitectos de fuertes personalidades: Le Corbusier, maestro del movimiento moderno racionalista, de gran influencia teórica y formal en el mundo y de dos arquitectos mexicanos, O´Gorman y González de león, racionalistas también, influidos notoriamente por el primero, pero que asumieron el gran compromiso de desarrollar sus propias arquitecturas, comprometidas con la modernidad, desde luego, pero desde la perspectiva de la cultura nacional mexicana. Sus obras están enraizadas en este lugar, México, realizadas con sentido y orgullo de pertenencia a esta cultura, retomando maneras de vivir y atmósferas espaciales, que tienen que ver con las ciudades y arquitecturas mexicanas tradicionales, que se pueden remitir hasta los tiempos prehispánicos y coloniales, incluyendo la arquitectura popular, pero sumando también las experiencias de vida contemporáneas. Proyectualmente no podían haber existido de la misma manera en otro lugar.

Lo trascendente terminó siendo, el que no se limitaron a ser buenos seguidores de Le Corbusier, sino que dadas sus fuertes personalidades, O´Gorman y González de León decidieron y arriesgaron sus propias propuestas, enfrentaron sus propios demonios, recorrieron sus propios caminos que los llevaron a ocupar sus propios lugares en la historia, tanto universal como nacional. Esto ha sido reconocido por algunos de los mas importantes teóricos e historiadores actuales de la arquitectura universal, como el británico  William Curtis (1948) o el español Josep María Montaner (1954). Al final de cuentas, estamos ante tres grandes experimentadores comunes y distintos de la forma y el espacio, que entendieron la arquitectura como expresión y parte del conjunto de la vida y de su cultura, que son ejemplos significativos para las presentes y futuras generaciones de cómo ejercer la profesión, incluso pensando mas allá de las ideas y la materialidad de sus obras.

Octavio Paz llegó a comentar en su obra Los privilegios de la vista II Arte en México (1994), pensando particularmente en lo que tiene que ver con las letras, que la literatura mexicana había surgido a la modernidad de la mano y como una afluente de la literatura española, pero que al paso del tiempo, dada su calidad y personalidad propia, la literatura mexicana era ya un río caudaloso. Traducido lo anterior a la arquitectura, podemos comentar que la mexicana contemporánea surgió de la mano y como afluente del racionalismo europeo y la arquitectura moderna realizada en los Estados Unidos de Norteamérica, pero dada su experiencia, propuestas en términos de ideas y obras realizadas, personalidad y trascendencia propias, nuestra arquitectura es también hoy en día un río caudaloso, que a partir de distintas generaciones, contribuye con sus aguas proyectuales, a la diversidad de los inmensos océanos arquitectónicos y urbanos del mundo.

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