Carme Pinós. Escenarios para la vida
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10 febrero, 2015
por Pedro Hernández Martínez | Twitter: laperiferia | Instagram: laperiferia
¿En qué medida la fotografía es parte constitutiva de la arquitectura? Si es verdad que la arquitectura necesita ser experimentada y habitada para poder tener una comprensión más compleja y rica de la misma, no es menos cierto asegurar que la fotografía ha sido parte fundamental para transmisión del cómo se cuenta, se aprende y, también, del éxito obtenido entre escuelas y profesionales en una gran mayoría de casos. Pero, ¿construye la fotografía a la arquitectura? ¿En qué medida nuestra comprensión de un edificio nos llega más a través de la imagen que de la propia experiencia? La imagen, aunque no sustituye a la experiencia física, aparece como un elemento de vital importancia en la difusión y discusión de la arquitectura.
Pero si la mirada del fotógrafo es inseparable de la forma que percibimos un edificio, la arquitectura y la ciudad, tampoco podemos olvidar que revistas y exposiciones ayudan a marcar un línea en un contexto histórico determinado. Por ejemplo, ¿habría sido la arquitectura moderna lo que fue de no ser por las publicaciones como L’Esprit Nouveau? ¿Se podría entender la arquitectura radical de los 60 y 70 sin las páginas de los Little Magazines? ¿O sin que el MoMA de Nueva York, a través del discurso elaborado por Henry-Russell Hitchcock y Philip Johnson, no le hubiera dedicado una amplia muestra que trazaba los fundamentos de la Estilo Internacional?
Precisamente, la arquitectura que hoy heredamos –aquella que ha sido al menos reconocida– le debe mucho a esta institución que desde Estados Unidos se ha dedicado a elaborar los grandes discursos, casi en forma de manifiestos. Algo que, también es verdad, tiene ciertos peligros en su posibilidad de dejar de lado, o fuera del discurso, propuestas alternativas y voces discordantes que son igualmente interesantes.
Sea como sea, desde su fundación en 1929, el museo ha aportado distintas manifestaciones que han servido tanto para poner sobre la mesa cuestiones y discusiones en torno a la arquitectura de aquel momento como para establecer una cierta historiografía a través de estudios e investigaciones posteriores que analizan la evolución del discurso. Así, podemos ver ejemplos como la mencionada exposición del Estilo internacional, la que es la más reciente hasta la fecha –Uneven Growth: Tactical Urbanisms for Expanding Megacities, curada por Pedro Gadanho, quien participará en MEXTRÓPOLI 2015– o la próxima que se llevará a cabo: Latin America in Construction: Architecture 1955–1980, que busca dar una perspectiva de la arquitectura Latinoamericana durante esos años.
Esta exhibición toma como punto de partida ora, realizada por el propio museo en 1954 –Latin American Architecture since 1945– e intenta más que establecer una mirada separada por países hacer una lectura desde los edificios, visibilizando distintas formas de respuesta, caracterizadas por el contexto donde se desarrollan, estableciendo, desde estos, diversos puentes entre arquitectos y contextos.
Debatiéndose entre lo internacional y el local y tomando como punto de partida el desarrollo de las dos grandes ciudades universitarias: la de Caracas y la de México, y de la construcción de la gran ciudad moderna en Brasilia, la muestra recoge a través de nuevas maquetas –realizadas para la muestra– y fotografías, planos y dibujos originales, trabajos de destacados arquitectos como Lina Bo Bardi, Oscar Niemeyer, Miguel Rodrigo Mazuré, Jorge Rigamonti, Ricardo Porro, Clorindo Testa, Eladio Dieste, Mario Galván, , Mario Pani, Félix Candela, Teodoro González de León, Pedro Ramírez Vázquez, Agustín Hernández o Luis Barragán, por mencionar sólo algunos. Nombres que se enlazan a través de un discurso que, organizado en distintas temáticas, intenta construir y formalizar el desarrollo arquitectónico en América Latina de la segunda mitad del siglo XX.
Por último –quizás siguiendo la tendencia museística de los últimos años y que en México se pudo ver con la muestra de Yayoi Kusama– cabe destacar que, como parte del programa expositivo, los usuarios que así lo quieran –a través de la plataforma Instagram y el hashtag #ArquiMOMA– podrán compartir sus fotos para que los visitantes puedan darse una impresión del estado actual de las arquitecturas y que nos muestra como, una vez más, la imagen aparece vinculada al servicio de la comunicación. La pregunta que queda es entonces, ¿qué nuevo sentido le dará a la arquitectura los nuevos formatos fotográficos y expositivos?
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