Inflexiones: convertirse en lo que aún está por ser
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21 junio, 2013
por Andrea Griborio | Twitter: andrea_griborio | Instagram: andremonida
Para la mayoría de los que hemos habitado en Barcelona la Plaza de las Glorias es un lugar complejo, difícil de entender y caminar, imposible de atravesar – en el mejor de los casos puedes darle la vuelta – una plaza, que parece haber tomado prestado su nombre ya que estar en ella no parece posible, posee un espacio central que iguala en dimensiones a la Plaza San Pedro de Bernini en el Vaticano aunque en esta lo más seguro es la ausencia de gente. Las Glorias es un cruce de las tres vías más grandes del ensanche – Gran Vía, Diagonal, Meridiana – por su ancho y longitud, un lugar donde la primera opción es siempre perderse. Si hay algo seguro es el hecho de que históricamente Las Glorias parece estar siempre en paréntesis, la mayoría de los barceloneses lo tiene en su imaginario como un lugar sin terminar, que en su afán por dar solución a la posición estratégica que ocupa en la ciudad, ha conseguido la más destacada colección de proyectos inconclusos, objetos de autor y cambios de estrategia, donde el Mercat dels Encants, es quizás lo único que hasta el momento ha sido difícil de borrar.
Un mercado es en esencia vida activa, posee la capacidad de intercambio y asociación que constituye una parte del origen y desarrollo de las civilizaciones, de la relación entre ellas; su naturaleza formal es ruidosa, congestionada, pueden transformar el carácter de un espacio con la simple acción de llegar e instalarse de manera permanente o temporal. El desarrollo del Plan Cerdà obligó a la reubicación provisional del Mercat dels Encants, – cuyas actividades datan del S. XIV – y lo trasladan desde la Av. Mistral hasta aquella periferia indefinida donde se cruzaban las vías, los trenes, los límites, las entradas y las salidas, en una provisionalidad que se traduce en 85 años de indecisiones y precariedad, que convierten al Mercado en el testigo silente de múltiples acciones, que surgían como fiestas a las que no era invitado.
Finalmente se pone fin al carácter “provisional” del Mercat dels Encants. Hoy se inaugura una nueva sede para el histórico mercado, y como si de rodarse un poco se tratara, este se re-ubica casi sobre el mismo eje que define la circunferencia del anillo vial de la Plaza de las Glorias – construido con la intención de reorganizar la zona y el tráfico para las olimpiadas de 1992 – y aparece para ser la sede del más importante y emblemático mercado dedicado a las subastas y a la venta de objetos, muebles, ropas y otras curiosidades de segunda mano en Barcelona. La obra del arquitecto Fermín Vázquez del estudio b720, retoma la esencia del mercado y construye una plaza amplia y abierta, una rampa continua que defiende el carácter libre y espontáneo de este modelo de relación fundamentada en el intercambio y la acción al aire libre. Si bien rechaza la idea de caja comercial cerrada el nuevo “Encants Barcelona” no deja pasar su oportunidad de anunciar con estruendo que por fin estaba en la lista de invitados a la fiesta de Las Gloras, al proyecto de “plaza (y calle)” lo acompaña una cubierta suspendida a casi 25 metros de altura, que más allá de la intención de proteger a comercios y comerciantes de las inclemencias climáticas, presenta un alto contraste entre la espectacularidad de la marquesina triangular de 8.000 m2, realizada en como una superficie reflectante en tonos dorados, y la digna y honrada actividad de los comerciantes que esta pieza refleja, sumando también la sencillez y sobriedad de las casetas donde se venderán los productos variados.
Estacionamientos, bares, restaurantes y espacios para subastas, son entre otros los programas que se le suman al mercado tradicional, con el fin de ofrecer una nueva oferta que pueda ir más a tono con la línea escenográfica que parece querer dibujar el lugar. Dando la cara al tran, el Mercado parece entenderse también como la continuación del espacio público que acompaña al otro nuevo invitado a las Glorias, el Disseny Hub Barcelona de Oriol Bohigas. Quizás la monumental cubierta de espejos pase desapercibida ante la dimensión de éste paréntesis urbano que significa la Plaza de las Glorias, o quizás en los reflejos dorados que expanden los encantos poliédricos del nuevo mercado, se logre encontrar la respuesta automática e involuntaria que el lugar necesita, como un “periscopio urbano que proyecta los atardeceres sobre la plaza hundida” y estimule la glòria dels encants.
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