19 agosto, 2014
por Arquine
Conversación entre la arquitecta mexicana Tatiana Bilbao y el arquitecto chileno Felipe Assadi, celebrada en el marco del Congreso Arquine | Paisajes en contraste desarrollado en Santiago de Chile y en la que debaten en torno al viaje y su experiencia en el desarrollo del proyecto arquitectónico.
Felipe Assadi: [La experiencia del] viaje en el proyecto del Hotel Awasi Patagonia sí tiene una condición determinante porque es un lugar de turismo, al que se llega para ir de visita. Es un lugar extremo, por lo tanto no es para estancia permanente.
Tatiana Bilbao: En nuestro caso, la Ruta del Peregrino es un proyecto muy específico donde nosotros teníamos que acompañar ese viaje. Es un viaje de cuatro días y 150 kilómetros, que la gente realiza andando. Nuestra idea era hacer una infraestructura que acompañara el recorrido completo. Es un caso muy sui generis que no se puede aplicar a todos los proyectos porque, de entrada, es difícil tener la oportunidad de acompañar a la persona en todo momento.
Los puntos del proyecto son lugares que acompañan el viaje y de alguna manera generan puntos de apoyo, infraestructura, descanso y reflexión o de identificación como las capillas abiertas que hemos hecho.
FA: El cliente, que estuvo a cargo de corregirnos siempre el funcionamiento del hotel, era muy enfático en todo lo que tenía que ver con la cocina y todo lo que hacía funcionar la máquina hotelera tenía que estar muy estructurado pero las habitaciones, por ejemplo, no. Un día nos dijo: “un hotel es uno de los pocos programas arquitectónicos que se puede jactar de no funcionar; es más, puede ser muy bueno no funcionando bien y mientras menos funcione a lo mejor es mucho mejor”. Por ejemplo, tener el baño abierto, sin puerta, que haya algo de exposición, y que esa sensualidad y ese voyerismo que se produce, uno lo tiene dos días cuando va al hotel, pero en el día a día, no les gusta.
(…)
Hay ahí también una cosa, una pieza que juega un cuidado especial en no ganarle nunca ni al lugar, en el caso de la Patagonia, ni al rito ni la procesión en el caso mexicano.
(…)
Me acuerdo siempre de una frase que dijiste, la vez pasada que estuviste aquí, que la arquitectura finalmente es espacio y que el espacio es experiencia. Yo creo que podría definir experiencia como un habitar enriquecido. Una habitación puede ser mejor o peor, pero es siempre una habitación; que sea una buena experiencia depende del arquitecto que la diseñe. A lo mejor no cuesta más cara ni es más difícil de hacer pero con una pequeña acción podemos enriquecer el habitar.
TB: El espacio al final es experiencia y eso es lo que aporta la arquitectura, pero creo que parten desde otro nivel. A lo mejor se diseña desde la parte funcional y viene la experiencia como resultado del espacio, con mejores o peores arquitectos. Y hay proyectos que parten simplemente de la experiencia. En nuestro caso creo que sí fue puramente a partir de ella.
FA: Ese es como el encargo, la experiencia.