16 agosto, 2018
por Arquine
La Bienal de Venecia 23 se presenta como una ocurrencia que surge de la casualidad, un pretexto para presentar las ideas de arquitectos jóvenes en México en un espacio de exhibición ubicado en la calle Venecia, colonia Juárez. Tras la inquietud de plantear una evento con la misma rigurosidad e intensidad de la realizada hace 30 años en dicha ciudad, surge una propuesta local que da voz a oficinas emergentes y permite dar a conocer las motivaciones de una nueva generación de arquitectos mexicanos.
Previamente, La Bienal en la calle Venecia en el 2016 se presentó como un primer ejercicio convocado por 06600 Plataforma Vecinal y Observatorio de la colonia Juárez a la convocatoria lanzada por el INBA. Esta primera edición buscaba integrar a la disciplina aprendizajes que cuestionaran los roles e interacciones entre profesionales, vecinos, usuarios y expertos. La contribución crítica se convirtió en preámbulo para enfatizar el conflicto de censura vital que se sirve de la privatización, la exclusión económica y la expulsión que ha vivido la colonia Juárez.
Este año, organizada por OPERADORA, Proyectos ninguém, Ana Nuño de Buen y Luís Young, Pablo Goldin, curador invitado, se encontró a cargo de consolidar una convocatoria abierta para 40 oficinas emergentes, con la intención de recibir a todas las propuestas sin pre requisitos formales. Dentro de los entregables se mantuvo una pequeña escala que tuviera en cuenta una planta (ser vivo fotosintético) que debía ser intervenida arquitectónicamente y una planta de la planta (Archivo en dwg, en una sola calidad de línea). Encargo que enfatizó un gran valor discursivo sobre las implicaciones de la arquitectura hacia la vida.
El principal objetivo de ésta segunda edición, es ver cual es la capacidad de reacción de los jóvenes arquitectos ante un evento nuevo y libre como éste. Como ha de referiste Goldin, cuando habla de ” la generación collage postdigital”, esta particular muestra intenta evidenciar los medios y técnicas de representación arquitectónica que unifica esta nueva generación en pro de liderar una mirada fresca e innovadora sobre el contexto actual.
Siguiendo la estructura de La Bienal de Venecia, se estableció un jurado que analizara las piezas y designara un ganador al que se le entregará un gato chino o Maneki Neko, como es llamado originalmente.
Propuesta del curador invitado:
Con ansias de establecer una relación de sinceridad
y franqueza entre el espectador y el material expuesto, la primera edición de la Bienal de Venecia 23 presenta La planta arquitectónica. Seres fotosintéticos interveni- dos que sirven como vehículo para planteamientos arquitectónicos. Plantas vivas, plantas verdes, plantas arquitectónicas, plantas que nos inviten a pensar en la disciplina desde la noble preexistencia que ofrece
la naturaleza.
El porqué de la convocatoria podría explicarse a primera vista por el fortuito acceso de un grupo de arquitectos y diseñadores a un espacio ubicado en la calle de Venecia. Sin embargo, vale la pena entender esta exhibición desde la problemática estructural que esa primera coincidencia arroja:
¿Siendo herederos y habitantes de un territorio fértil para el desarrollo, qué estamos dispuestos a hacer con él?, ¿qué respuesta tienen las oficinas jóvenes de arquitectu- ra en México a los azares y oportunidades que los rodean?, ¿qué disposición tenemos a ver con otros ojos aquello que en apariencia damos por sentado?
Acompañar el crecimiento de una planta y proponerle un camino distinto por medio de una intervención es un primer simulacro de los tiempos por venir. La planta en su modalidad arquitectónica es un instrumento preciso de planeación, la versión vegetal es un sistema en constante transformación. La mezcla de significados que será expuesta en esta edición abre la puerta para cuestionar el estado actual de nuestra profesión.
Escucha la invitación a La Bienal de Venecia 23 a cargo del propio Goldin: