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La arquitectura: entre la excepción y la inoperatividad

La arquitectura: entre la excepción y la inoperatividad

1 abril, 2018
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog

Camillo Boano es co-director del Urban Laboratory en el University College de Londres y profesor de Diseño Urbano y Teoría Crítica en The Bartlett Development Planning Unit. También es autor, entre otros libros, de The Ethics of a Potential Urbanism: Critical encounters between Giorgio Agamben and architecture (Routledge, 2017). Ediciones ARQ, editorial de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, acaba de publicar en su colección ARQDOCS un libro con un par de ensayos de Boano, que también se refieren al pensamiento de Agamben en relación al urbanismo y a la arquitectura. Uno, Una arquitectura cualquiera: la inoperatividad de la práctica del diseño, busca pensar desde la arquitectura —o para la arquitectura— algunos conceptos de Agamben —que explora a mayor detalle en el primer libro citado. El otro, El urbanismo de excepción, toma a Jerusalén como caso extremo de “un modelo urbano fundado en los principios de exclusión y control.”

En el primer ensayo, la arquitectura cualquiera o inoperativa de la que habla Boano apunta a “una praxis sui generis que restaura la potencia del ser y las cosas, devolviéndolas a nuevos modos de uso.” En su ensayo Sobre la potencialidad, Agamben parte de Aristóteles y su diferenciación entre dos modos de potencialidad. Una genérica, que siempre requiere una alteración: el niño que puede aprender a leer, por ejemplo, debe aprender a leer para tener ese potencial, debe, pues, transformarse mediante el aprendizaje. Agamben dice que a Aristóteles ese tipo de potencialidad no le interesa. La otra, la que sí le interesa, “pertenece a alguien quien ya tiene un conocimiento o una habilidad,” y usa de ejemplo al “arquitecto que tiene el potencial de construir,” pero también, y eso es lo importante, de no hacerlo. Como explica Boano en su libro sobre Agamben, central a su reflexión resulta “el descubrimiento de que la potencialidad contiene el poder de la negación, la libertad de resistir.” Por eso Boano hace también referencia a Bartleby, el personaje del cuento de Herman Melville que a cualquier petición de su jefe responde invariablemente diciendo preferiría no hacerlo —I would prefer not to. Agamben ha tomado a Bartleby como imagen de la potencialidad y vuelve a Aristóteles y al ejemplo del arquitecto como aquel que “retiene su potencial de construir incluso cuando no lo actualiza.” Por eso lo que Boano llama inoperatividad “es siempre una cuestión de acción. Pero una acción que pierde cualquier vínculo con un propósito, expresando gratuidad y potencialidad.” La arquitectura inoperativa o cualquiera podría entenderse acaso como un gesto, algo que se encuentra entre la praxis —es decir, la acción— y la poiesis —esto es, el hacer, el producir—, entendiendo que como explica el mismo Agamben en su texto Notas sobre el gesto, “si el hacer es un medio con vistas a un fin y la praxis es un fin sin medios, el gesto rompe la falsa alternativa entre fines y medios que paraliza la moral y presenta unos medios que, como tales, se sustraen al ámbito de la medialidad, sin convertirse por ello en fines.”

El siguiente ensayo parte, como ya se dijo, de un caso concreto aunque extremo: Jerusalén como ejemplo de un urbanismo de excepción y de exclusión. Un urbanismo que produce campos en el sentido que ha explicado Agamben: “el espacio que se abre cuando el estado de excepción empieza a convertirse en regla” y “la suspensión temporal del orden jurídico adquiere un sustrato espacial permanente que, como tal, se mantiene, sin embargo, de forma constante fuera del orden jurídico normal.” Ese urbanismo de excepción funciona, literalmente, en un campo de operaciones a partir de distintas categorías que Boano enumera: la autoridad, la producción, la exclusión, la iconicidad y la identidad. La conclusión de este ensayo hace clara la manera como el anterior, con la idea de la inoperatividad, es una evidente contraparte, pues postula que “la verdadera y urgente tarea política es profanar y desactivar la máquina teológico-política para hacer espacio, más allá de ella, a un nuevo uso” y que “para neutralizar sus fuerzas de orden y ponerse a disposición del uso libre, la arquitectura debiera volverse inoperativa.” Así, este par de ensayos de Boano sirven, junto con su libro The Ethics of a Potential Urbanism, como introducción al complejo pero rico pensamiento de Agamben y a las conexiones que sus ideas tendrían con lo que la arquitectura y el urbanismo pueden hacer y, sobre todo, dejar de hacer.

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