11 septiembre, 2012
por Arquine
por Juan José Kochen | @kochenjj
La percepción del lugar en el espacio depende de manera directa de la cultura. La cultura arquitectónica plantea directrices, sin ser conjeturas, en la formación de identidades, configuración de grupos y creación de ambientes en un mismo territorio. Esto a partir de la percepción y sensación de los espacios por medio de una experiencia cultural determinada por la arquitectura y su contexto.
La cultura de la bienal, muchas veces ajena por la distancia y la saturación de (re)presentaciones es abrumadora. Para David Chipperfiled, la tarea principal del Common Ground veneciano sería “fortalecer nuestro entendimiento de la cultura arquitectónica y enfatizar la teoría y práctica que la define”. Empero, la discusión –más allá de la generalidad del discurso– planteó un redebate sobre el quehacer del arquitecto y lo común del gremio, no de la arquitectura como transdisciplina en búsqueda de una colectividad social.
© Volker Simon
Esta es la edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia en la que México ha tenido mayor presencia, en distintos frentes, para distintos medios y con distintos mensajes. Por primera vez –y con la premura de la gestión entre México y el Comune de Venecia– se logró una sede ‘fija’ en Venecia, que a su vez funcionará para las bienales de arte, teatro, danza, música y cine. El pabellón de México curado por Miquel Adrià presentó 13 obras y proyectos –algunos en proceso, muchos por adjudicación directa y la mayoría en edificios preexistentes– en busca de una Cultura en construcción –tal vez incipiente, maquillada o politizada–.
Se trata de una aproximación coyuntural de la arquitectura cultural en México, que por lo menos despierta, a 60 años de grandes proyectos como Ciudad Universitaria y a casi 20 del Centro Nacional de las Artes, ambos en distinto tiempo, escala y sentido colectivo. Más allá de la selección, el pabellón se planteó como una vitrina como un marco visual y cromático para la antigua Iglesia de San Lorenzo, su historia y su relación de construcción-restauración al interior.
Siguiendo con la ruta mexicana, la Ruta del Peregrino (Tatiana Bilbao, Derek Dellekamp, Rozana Montiel y Luis Aldrete + Ai Wei Wei | Fake, Christ&Gantenbein, ELEMENTAL, Godoylab, HHF, Omar Orlaineta y TOA) se exhibió en el Arsenale, donde se concentró la mayor cantidad de muestras y exposiciones de la bienal. En una de las primeras crujías se dispuso la mesa del peregrinaje cuyo telón de fondo proyectó un documental sobre los peregrinos en la sierra jalisciense. La invitación a presentar el proyecto colectivo en la bienal ya es encomiable, empero, lo último que se podía descubrir era que se trataba de una ruta o un proyecto escultórico con distintas intervenciones en el paisaje.
Metros más adelante Zaha Hadid Architects presentó una instalación de modelos y volumetrías renderizadas con base en la obra de Félix Candela, Frei Otto, Heinz Isler y Philippe Block; una interesante selección de arquitectos y proyectos afines a la visión de Zaha Hadid. La sección dedicada a Félix Candela fue realizada con el apoyo de la Coordinación de Investigación en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje de la UNAM y Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes con el diseño de láminas, planos, modelos y animaciones de dos capillas relevantes en su obra: San Vicente de Paul y San Antonio de las Huertas.
Como evento colateral, muy cerca de Rialto, se organizó una muestra colectiva –que requería una cuota de inscripción para participar– en el Palazzo Bembo. Traces of Centuries & Future Steps reunió a 57 arquitectos de 26 países. La muestra organizada por Global Art Affairs Foundation se desplegó en los 32 salones del palacio e incluyó la participación de cinco despachos mexicanos: casaPública (Patricio Guerrero + Pamela Moreno), Di Vece Arquitectos (Adrián Guerrero), LEAP | Laboratorio de Arte Progresiva (Raúl Juárez + Heriberto Hernández + David Bercovici) + MTQ, Elías Rizo y SPRB (Laura Sánchez + Carlos Rodríguez) + ARS˚ (Alejandro Guerrero + Andrea Soto), los últimos cuatro con sede en Guadalajara. Aunque muchos cayeron en el ‘lugar común’ del catálogo-palmarés del despacho, algunas piezas más escultóricas y secuencias audiovisuales creativas sentaron una postura entre el mar de arquitecturas emergentes, aunque ninguna que sobresaliera por encima de las demás.
Por último y luego de haber sido invitado a la serie Learning from… del CCA con Housing Settlements of Xalostoc, Arturo Ortiz presentó un modelo de vivienda popular desarrollado para habitantes de zonas marginales en Chimalhuacán. Una radiografía sobre la vivienda en México, en donde prevalece la producción de créditos más que de viviendas, y mucho menos entornos colectivos de habitabilidad.
En conjunto, el abanico arquitectónico refirió fuertes connotaciones y confrontaciones. Con un sentido ambivalente en su etimología, esta cultura arquitectónica puesta en Venecia es una concentración de muchas gestiones y propuestas que dilatan y alabean la diversa complejidad de nuestra arquitectura actual. ¿Qué se debe mostrar en una bienal? Si fuera examinada bajo las preocupaciones teóricas actuales, algunas asociaciones de formas abandonadas anteriormente, serían acopladas para generar arquitectura multidisciplinar, híbrida y colectiva que trascienda el quehacer del arquitecto hacia otros terrenos con la finalidad de orientar y situar en el espacio, permanecer en el tiempo y significar en la memoria.