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¡Felices fiestas!
27 junio, 2024
por Arquine
Luis Miguel Lus Arana, mejor conocido como Klaus por los lectores de Arquine, fue anunciado como ganador del primer premio del concurso de dibujo Eye Line 2024, organizado por el Royal Institute of British Architects (RIBA). El premio le fue entregado por una obra de gran formato, Welcome to Tribuneville: An Imaginary Vision of an Old Chicago That Could Have Been, dibujo épico y diacrónico que conmemora el centenario del concurso más emblemático de la arquitectura moderna: la competición en 1922 para la construcción de la sede central del periódico The Chicago Tribune, en Ilinois (Estados Unidos).
El dibujo fue hecho con lápices azules y de grafito (de graduaciones 2H, H y HB) y técnicas mixtas sobre papel básico de 150 mg, así como coloración digital. Tiene unas dimensiones de 312.2 cm × 65.9 cm, un tamaño adecuado para mostrar a detalle un panorama fantástico en el que los distintos proyectos presentados para el concurso, que en muchos casos nunca se construyeron, conviven gracias a la proyección y dibujo arquitectónico de Klaus. Así aparece el esta fantasmagoria arquitectónica del edificio real, diseñado por Raymond Hood y John Mead Howells, y característico por su diseño neogótico, inspirado en la Tour de beurre (Torre de mantequilla) de la catedral francesa de Notre-Dame, en Rouen
Una versión adaptada de la obra original, llamada Welcome to Tribuneville. Un relato del pasaje neumático, apareció en Arquine 105 — Mediaciones (septiembre de 2023) y acompaña a un texto escrito a cuatro manos por Klaus y Stewart Hicks: “Welcome to Tribuneville: 100 (+1) años del concurso para la Chicago Tribune Tower” (pp. 10-13). En dicha sección, los autores cuentan, casi con el mismo detalle del dibujo, la historia de este concurso que fue un acontecimiento mediático (y no sólo por tratarse de uno de los diarios más importantes de la prensa estadounidense del siglo XX), que colocó a la arquitectura como un asunto de discusión pública. Con sus 278 concursantes de 23 países, el acontecimiento se aseguró una cobertura periodística internacional que dirimió los proyectos de eminencias como Eliel Saarinen (a la postre, el segundo lugar, aunque para muchos debió ser el ganador), Walter Gropius, Bertram Goodhue, Walter Burley Griffin, Bruno Taut, o la enorme y la fantástica columna diseñada por Adolf Loos. El resultado del concurso sería tan polémico como el propio certamen, cuyos ecos siguen sintiéndose en el presente, a pesar de que el edificio de Hood y Mead Howells haya sido abandonado por el Tribune desde 2018 para convertirse en apartamentos de lujo.
Klaus se basó de manera especial en el libro y la exposición de Stanley Tigerman y Stuart E. Cohen, Chicago Tribune Tower Competition/Late Entries (1980), que sirvió para imaginar todo tipo de futuros alternativos para el proyecto original, y que reunió a menos arquitectos que la primera convocatoria:
“Abrir el libro que recoge las más de 270 propuestas enviadas al concurso supone sumergirse en un mundo alternativo, en que la torre-columna de Loos es sólo una entre varias propuestas que juegan con esta misma idea, y la propuesta ganadora de Howells y Hood se pierde entre un bosque de ensoñaciones neogóticas de formas diversas. Una multitud de torres de corte neoclásico, con sus elaboradas cúpulas, se alternan con edificios coronados por esferas, templos griegos o incluso una Santa Sofía en miniatura; así como fantásticas, elaboradas y elegantes composiciones art déco se enfrentan a indigestos pastiches medievalistas o de otras muchas y diversas índoles. Por supuesto, también hay un hueco para propuestas más ascéticas y para la(s) modernidad(es), desde el expresionismo de Taut a las varias propuestas de diferentes arquitectos holandeses.”
En la información que compartió el journal del RIBA, se mencionó que a “los jueces les encantó la escala épica, los detalles interrogables y la naturaleza obsesiva y visionaria del esfuerzo.” La diseñadora Chia-Yi Chou subrayó ‘la forma en que Klaus los reunió a todos, y más, para contar la historia de un momento de la historia de la arquitectura, todo presentado como si fuera real pero que en realidad es una obra de ficción completa”. Jan-Carlos Kucharek, editor del Riba Journal, lo llamó un “pastiche de John Soane en forma de dibujo”, a lo que Sarah Wigglesworth añadió que la pieza puede entenderse “en el contexto histórico de los esfuerzos pictóricos de J. M. Gandy por representar el panteón de las obras construidas y no construidas de Soane”.