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Columnas

La instalación y el museo (Cattelan / Höller)

La instalación y el museo (Cattelan / Höller)

24 enero, 2012
por Juan José Kochen | Twitter: kochenjj

Los objetos arquitectónicos no tienen una escala precisa, o bien tienen múltiples escalas dependiendo del material con que están construidos o instalados, según el lugar de emplazamiento y la estructuración del espacio interior con los elementos que definen su uso o volumen.

Hasta este mes se presentaron dos exposiciones que vincularon y demostraron la relación ambivalente entre contenido y contenedor, como parte de instalaciones arquitectónicas y artísticas que se apropian del espacio en el que se emplazan.

La primera se trató de una retrospectiva del polémico artista italiano Maurizio Cattelan, en el Guggenheim de Nueva York. Más que una exposición, “Maurizio Cattelan: All” fue un montaje escénico con 130 obras suspendidas en el vacío del edificio radial concebido por Frank Lloyd Wright.

El artista solicitó que las rampas que habitualmente funcionan como espacio expositivo quedaran en blanco para así enfocar la atención a esta pieza colgante que ofrecía distintas lecturas mientras se recorrían los niveles del museo. Los objetos se colgaron a en diferentes alturas por un complejo entramado de cuerdas y tramoyas hasta alcanzar el techo, enmarcado por un gran tragaluz cenital.

Caballos, burros, labradores, ardillas, palomas, un elefante, un dinosaurio, un niño rezando, otro estudiando, un policía, Pinocho, Hitler, el Papa, marcadores de partidos de futbol y mesas para jugar, además de su propia representación simbólica, fueron parte de este tinglado artístico, irónico e irreverente como crítica a la cultura-espectáculo.

 

 

La siguiente muestra fue aún más lúdica e interactiva. El New Museum presentó “Carsten Höller: Experience”, una exhibición para dar a conocer la obra del artista belga, quien explora los límites de la percepción sensorial humana y la lógica por medio de experiencias participativas.

La pieza o instalación más significativa fue la resbaladilla o “Experience Corridor” que literalmente perforó los tres pisos del museo diseñado por SANAA. Esta intervención física y perceptiva, reconfiguró el espacio expositivo, ya que también se colocaron piezas alrededor del ‘tobogán’ como la composición lumínica “Double Light Corner”.

Así, a pesar de que algunas piezas no podían ser ‘experimentadas’, la intención fue involucrar a los visitantes con procesos dinámicos para entender y sentir los espacios contenidos en las distintas cajas desfasadas del New Museum.

Estas dos muestras, además de reunir las obras de Maurizio Cattelan y Carsten Höller, remiten a la trascendencia de artistas coetáneos experimentales que comenzaron a tomar fuerza en los noventa como Dominique Gonzalez-Foerster, Pierre Huyghe, Philippe Parreno y Rirkrit Tiravanija; todos impulsados por la experiencia artística activa para reintepretar la relación del museo con su arquitectura y su lenguaje.


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