El nuevo jardín vertical de Patrick Blanc
El botánico francés Patrick Blanc (París, 1953) es conocido como el inventor de los jardines verticales. Siempre vestido con estampados [...]
19 enero, 2012
por Olympia Frangos | Twitter: olympiafrangos
La naturaleza está ligada con el ser humano de una manera tan estrecha que llegará el momento en el cual seremos parte de ella. Varios artistas y diseñadores buscan esta premisa como experiencia para reconocerla como lo más perfecto en cuanto a diseño y forma. Estas dos propuestas son distintas una de otra, en cuanto forma, espacio y sensaciones, pero al final, ambas llegan toman escenarios y recursos de la naturaleza como punto de inflexión para generar proyectos de arquitectura.
The walls are coming down es una pieza que nos habla, en un sentido hipotético, la forma en que sería introducirnos a un capullo, el cual ofrece distintos estímulos sensoriales. La instalación creada por el despacho de arquitectura TAKK (Mireia Luzárraga + Alejandro Muiño) y ganadora del Premio FAD de opinión en intervenciones efímeras 2011, se entreteje de un material ligero que aporta el volumen y la transparencia, dejando pasar la luz hasta el interior, sostenido por una estructura de 48 piezas de DM lacadas en blanco y negro, y ensambladas en 6 secciones verticales y otras 6 horizontales.
La idea de los arquitectos al realizar esta pieza fue generar en la gente sensaciones, refiriéndose al espacio exterior. En el interior, la gente experimentaba el cambio de dimensión y un agradable aroma a flores que se desprendía de la parte intermedia de las paredes. Se trata de un tejido a partir de pequeñas piezas iguales que repetidas de una cierta manera crean una piel calada con tendencia a cerrarse sobre sí misma. La estructura tiene una doble piel de 5 mil 553 piezas de foam blanco fabricadas con más de 35 mil cortes y puntos de unión rematados por tres variedades de flores diferentes: 350 margaritas, 60 liliums y 150 claveles tejidos, con una serie de conexiones mediante 50 metros de hilo de nailon cosidos alrededor. Esta pieza se convirtió en un tejido sin principio ni fin, en donde se aplicó una técnica manual con otra digital para poder lograrlo, y en donde lo principal es la forma orgánica con el aroma de las flores y las sensaciones que generaban en conjunto.
Otro proyecto interesante es el realizado por X-studio (Ivan Juárez + Sandra García) en el bosque de Noruega. Inner Forest sugiere una forma casi poética de subir la mirada y observar la belleza. Lo extraordinario es el contacto tan directo que tiene con el espacio exterior, y más aún, con el bosque en donde se ubica. Los materiales para construir la obra fueron recolectados del bosque para así crear colores y texturas íntimamente relacionadas con el espacio. Al lograr formar una especie de cabina tubular con paredes altas y gruesas, las cuales la mirada no traspasa, las personas ingresan a un círculo rodeado por naturaleza en el que la percepción del espacio cambia radicalmente marcando la intención para que la mirada se levante con el fin de observar la fronda o follaje que cubre el bosque y el cielo que se pinta de colores al pasar las horas.
Este tipo de proyectos que realzan a la naturaleza son fundamentales para todo tipo de espacios, ya sean abiertos, cerrados, y en bosques o ciudades; para reflexionar sobre la grandeza que nos adoptó como habitantes. Con este tipo de trabajos podemos sugerir espacios más amigables con el medio ambiente e impulsar a la gente para salir a vivirlos.
Fotos: Cortesía TAKK y X-studio
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