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Imaginarios urbanos

Imaginarios urbanos

22 junio, 2015
por Mónica Arzoz | Twitter: marzozcanalizo

Nos hallamos en una etapa distinta a la de los estudios urbanos de hace unas décadas, los cuales se limitaban a descripciones socio-económicas de los desarrollos urbanos y al estudio del espacio construido, de lo tangible. El interés por abordar la realidad social de la ciudad desde las dimensiones simbólicas y culturales -no tangibles- se hace cada vez más evidente en los estudios urbanos de la actualidad, al igual que su atracción por la complejidad y la heterogeneidad de lo social en la ciudad.

Gustavo Remedi, identifica tres distintas maneras para comprender una ciudad desde su dimensión representacional: primero, como una realidad material socialmente construida que habitamos y con la que establecemos una relación sensorial y simbólica; después, como un conjunto de prácticas, estructuras e instituciones especificas que nos preceden, de la que somos producto y que a la vez reproducimos; finalmente, como una representación imaginaria, una construcción simbólico discursiva, producto de nuestra imaginación y, sobre todo, del lenguaje.

La ciudad es y seguirá siendo un espacio donde habitamos con los nuestros, donde se recuerda el pasado y se evoca el futuro. La ciudad se mueve, se transforma, habla, cambia y se configura, no tanto por sus espacios físicos, como por sus habitantes. La ciudad es la imagen de un mundo, pero también de modo contrario, el mundo de una imagen que, lenta y colectivamente, se va construyendo y volviendo a construir constantemente por sus habitantes.

Tradicionalmente, la ciudad ha sido vista, desde los estudios urbanos, como el mundo de los sólidos, donde el espacio es el núcleo. Es por esta razón que el estudio de los imaginarios respecto al espacio urbano conlleva múltiples desafíos, complejidades e incluso resistencias por parte de la tradición intelectual. Para muchos, es difícil entender al espacio y la espacialidad urbana como experiencia, como vivencia, como representación o como percepción, es decir, como realidades no tangibles.

Los imaginarios sociales son aquella manera compartida de representar el espacio y el tiempo. Por imaginario entendemos el contraste entre lo simbólico y lo real, un fenómeno natural socio-cultural. En términos muy generales podemos decir que imaginamos lo que no conocemos, o lo que no es, o lo que aún no es (García Canclini).

Lo imaginario viene a completar, a nutrir, a ocupar las fracturas o huecos de lo que si podemos conocer y sin embargo, no conocemos.

Por ende, un imaginario urbano es una representación psico-socio-cultural y simbólica, que puede ser individual o colectiva y que se origina principalmente en el uso y apropiación cotidiana de cualquier tipo de espacio. Es a partir de éstos, donde se crean puntos de referencia, sitios donde las relaciones y las prácticas socio-culturales se intensifican y donde surge una identidad individual o colectiva, local o regional, es decir un punto donde se establecen raíces y se crean redes sociales.

¿Cómo es los imaginarios permiten una comprensión más amplia de nuestras ciudades? ¿Cuáles serían los grandes descubrimientos o interrogantes que surgirían a través de una lectura de ciudad por medio de los imaginarios urbanos?

Armando Silva afirma que la experiencia urbana contemporánea no es genérica, sino que se encuentra fraccionada y que, por tanto, en una ciudad hay muchas ciudades formadas por distintos puntos de vista. Silva denomina a los elementos por medio de los cuales se pueden rastrear los imaginarios urbanos -grafittis, fotografías, manifestaciones/huelgas sociales, prensa, recorridos urbanos- como archivos urbanos y los subdivide en archivos privados, comunitarios y públicos.

Si tomamos a la ciudad como el objeto de estudio, los imaginarios urbanos, como herramienta de conocimiento, son un componente importantísimo para la comprensión de ésta. Una ciudad siempre es heterogénea, hay muchos imaginarios que la habitan. Estos imaginarios no corresponden mecánicamente ni a condiciones económicas sociales o geográficas ni a otras determinaciones objetivas. Corresponden a aspectos subjetivos del habitante.

La construcción de la ciudad en los discursos imaginarios siempre ha contribuido a hacerla existir y a configurar su sentido. Desde las descripciones de Hernán Cortes hasta las canciones urbanas y los grafitis, los imaginarios urbanos han descrito la realidad material y simbólica de la ciudad a través del tiempo. Contribuyen a configurarla como el espacio imaginado.

El imaginario no sólo es representación simbólica de lo que ocurre. También es el lugar de elaboración de las insatisfacciones, los deseos, las frustraciones o la búsqueda de comunicación con los otros. Confrontar la realidad que son los imaginarios urbanos nos remite a una problemática más profunda, pues reflejan y evidencian la tensión entre lo empíricamente observable, los deseos de cambio o las percepciones insuficientes, sesgadas y condicionadas por distintas razones.

Las respuestas a las problemáticas de las ciudades actuales casi nunca consideran los imaginarios urbanos o las representaciones culturales en sus procesos. En ciudades como ciudad de México, actualmente, los imaginarios van más asociados a la seguridad o la inseguridad, la inequidad, la riqueza o la relación entre los distintos grupos sociales. Cambiar el paradigma y comenzar a leer las ciudades a través de las ilusiones, frustraciones, conflictos y necesidades de sus habitantes, da al lector una visión mucho más amplia y real del entorno urbano tangible e intangible.

La lectura e interpretación correcta de los imaginarios urbanos es más que simple insumo al estudio urbano. Tomar en cuenta el entorno intangible para comprender las distintas dimensiones y redes que componen una ciudad, que habitan y moldean el entorno construido, es lo que trae a la realidad la visión urbana.

Es discutible cuánto se pueden modificar los comportamientos a través de lo simbólico, de lo intangible. No se puede modificar sólo a través de esto, ni sólo mediante cambios estructurales en el espacio físico, es la suma de los dos lo que logrará un cambio a nivel tangible e intangible. Sin embargo, vale la pena preguntarse, ¿los imaginarios urbanos, como perspectiva para estudiar la ciudad, realmente son una mirada novedosa?, o simplemente ¿estamos llamando con otro nombre a perspectivas y representaciones sociales que anteriormente ya las existian, las planteábamos y se utilizaban?

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