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Columnas

Herzog & de Meuron

Herzog & de Meuron

26 marzo, 2013
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog

Me preguntaron por la reacción que algunos hemos manifestado en redes sociales al anuncio de que los suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron diseñarán barrios temáticos en la ciudad de méxico. ¿Qué de malo puede tener que un despacho de arquitectos mundialmente reconocidos y respetados por sus pares, alabados por críticos y premiados en muchas ocasiones, estén a cargo de diseñar parte de la ciudad de México? Planteado así la mejor respuesta sería nada, de malo no tiene nada, aunque, insisto, la pregunta realmente sería ¿por qué?, ¿por qué Herzog & De Meuron? y la respuesta no puede ser: porque son buenos, pues otros buenos hay que no fueron invitados.

Por supuesto, al intentar responder por qué ellos y cómo lo harán, habría que evitar esa mezcla tan nuestra de xenofobia y chovinismo: no ha faltado quien se pregunte por qué unos suizos si hay mexicanos capaces de hacer lo mismo, tan bien o incluso mejor. Por supuesto, insisto, hay que preguntarse por qué ellos, pero no por qué unos suizos y no unos chinos o unos mexicanos. Hay que evitar ese prejuicio de que nosotros podemos todo solos, ¿será? Más allá del localismo que presume la ciudad de México como una de las más bellas del mundo, es innegable que es una ciudad complicada en la que, por siglos, se ha ignorado la planeación, en la que se ha arremetido casi con furia contra el paisaje y en la que no se han logrado —seguramente reflejo de condiciones sociales y políticas que rebasan al urbanismo y a la arquitectura— condiciones más o menos equitativas para todos los habitantes, y no sólo en cuanto a lo privado sino también, y más ofensivamente, en cuanto a lo público: desde el espacio abierto hasta la infraestructura y los servicios. El desastre urbano de la ciudad de México se puede deber a que quienes la han gobernado en las últimas décadas han ignorado a los arquitectos y urbanistas locales o, también, a que éstos, en general, realmente no se interesan por esos temas, o a una perversa mezcla de ambas: como el gobierno no entiende los arquitectos y urbanistas se desentienden de la ciudad, salvo honrosas excepciones.

Pero la reacción también se explica por la incapacidad de comunicar lo que hacen los gobiernos, que muchas veces parece revelar que lo que hacen son ocurrencias y no estrategias, planes o proyectos. ¿A quién se le ocurrió, primero, lo de los barrios temáticos? —que parecen ocurrencia incluso desde el nombre, ya cuestionado por Gil Gamés— ¿por qué con esos temas?, ¿por qué en esas zonas?, ¿con qué otros proyectos de la ciudad se relacionan: la vivienda, el viejo bando dos, la infraestructura vial, otras formas de movilidad, la necesidad —y posibilidad ya insinuada por el gobierno federal— de contar con un nuevo aeropuerto y un larguísimo etcétera? ¿quiénes hicieron esos estudios y a qué conclusiones llegaron antes de pensar que los ideales para tal proyecto eran Herzog & de Meuron?, ¿hubo una lista de consultores, de arquitectos y urbanistas que se estudió antes de dar a conocer a los designados? Si, como dijo Simón Levy, encargado de la paraestatal que llevará el proyecto, eso de las Zodes (Zonas de desarrollo económico y social) —planteadas para Iztapalapa, Milpa Alta, Xochimilco y Azcapotzalco— “es un concepto único en el mundo”, ¿qué otros casos se estudiaron, con qué se comparó, cómo se llegó a esa conclusión?, ¿alguien cree realmente que esto explica las Zodes y cómo afectarán a la ciudad de México?

Todavía más: ¿realmente hay un proyecto? Cuando en menos de un mes el delegado de Iztapalapa, Jesús Valencia, anuncia un gran plan para mejorar la zona con la participación de arquitectos como Enrique Norten, Alberto Kalach, Miquel Adrià, Josep Llinás y Jordi Borja (Plan Director Iztapalapa: rehabilitación del Cerro de la Estrella, la plaza central y una nueva sede del edificio delegacional, así como el rescate del Barrio de San Miguel, del Pueblo de San Francisco Culhuacán y un nuevo complejo de servicios en San Miguel Teotongo), luego el mismo delegado anuncia y apoya los estudios que, coordinados por Jose Castillo, realiza la Universidad de Harvard y convenios en puerta con la UNAM y la UAM, y al final Herzog & de Meuron develan su plan para los barrios temáticos de la ciudad de México, empezando también por Iztapalapa, sólo podemos pensar dos cosas: o hay un megaproyecto —del que nadie sabía nada hasta hace un mes— para transformar esa delegación en la ciudad del futuro, en el que intervendrán arquitectos y urbanistas reconocidos, además de diversas universidades, de México y de fuera, o hay un gran desorden, fruto de la improvisación y la falta de coordinación —llámenme pesimista pero tiendo a pensar que lo segundo es más probable—.

Algo más: qué bien que vengan Herzog & de Meuron a hacer proyectos en la ciudad de México. Pero si en vez de ellos se les hubiera ocurrido invitar a Calatrava para un barrio temático de la tecnología o a Pelli para otro financiero —invitación que, hasta ahora y como de costumbre en este país, parece una designación directa o, dicho en mexicano: puro dedazo— no dudo que muchos de los que ahora aplauden protestarían. Las preguntas, pues, siguen sin respuesta: ¿por qué las Zodes?, ¿por qué esas Zodes?, ¿por qué en esos lugares? y, también, ¿por qué esos arquitectos y no otros?

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