Columnas

Habla ciudad: Estambul

Habla ciudad: Estambul

17 octubre, 2018
por Yelta Köm

Presentado por:

Querido Estambul, tenemos que hablar.

Para entender de qué habla una ciudad necesitamos vivir ahí, respirar su aire y perdernos por sus calles. Necesitas ir aun más a fondo: escuchar la ciudad, especialmente si es una ciudad como Estambul en la que todos reclaman tener algo que ver con ella.

El sonido de Estambul viene de tan adentro como la insoportable ligereza de la incomodidad que nos rodea estando ahí. Es casi el primer reflejo, una opción fácil para cantarle a Estambul. Si empiezas a oírla, te darás cuenta que todo pasa afuera de ella. Es otro modo de esa incomodidad que mencioné. Esta ciudad enorme, con casi 16 millones de habitantes, está atrapada por las políticas del gobierno central y confinada a los desarrollos administrados por fuerzas externas, más que por sus propios procesos de toma de decisión.

El aprisionamiento resulta tan efectivo que incluso ante la decisión de transformar un área verde de la ciudad en un centro comercial la ciudad no puede hablar, no se le permite. En las calles vacías de esta ciudad que no descansa, la resistencia a la opresión que viene del poder central inició el verano pasado. La ciudad empezó a hablar en un área urbana que nadie pudo prever. El sonido de la ciudad era un eco de las calles. La resistencia espacial que se inició en contra de la destrucción del parque Gezi y se propagaba día con día. Por primera vez, el tema del derecho a la ciudad había llegado a tan grande multitud. ¿A qué podía llevar esa propagación? (Es bueno hablar aquí del speaker’s point en el parque Gezi, donde cualquiera puede expresar lo que desee.)

No quiero hacer una descripción romántica de Estambul. Las ciudades cambian; la idea convencional de que las ciudades no cambian no tiene lugar en la realidad. Lo hacen, quieras o no. Estambul puede pensarse como memoriosa, pero muchas primicias en Turquía han tenido lugar ahí. Adherirse al pasado no es sólo un problema de los conservadores: es una obsesión que todos tienen. Siempre ha habido una Estambul ideal en algún pasado. Es una ciudad ideal que ofrece distintas imágenes para diferentes grupos. La lucha de poder entre aquellas imágenes ficticias opaca las voces —la ciudad no puede hablar.

Como he mencionado, Estambul es una ciudad de continuo romanticismo; no hay confrontaciones sino imaginaciones. La ciudad está construida de sueños. Tal vez no tengas tu casa o tu terreno, pero si vives en Estambul definitivamente tienes un sueño respecto a la ciudad. A veces las ilusiones creadas por ese ilimitado mundo de sueños bloquean la confrontación con la realidad. No hay que ser pesimistas, lo que se imagina hace vivir a las ciudades, pero aferrarse a ello las condena. Aquellos en el poder intentan conformar a la ciudad de acuerdo a su propia imaginación. La ciudad se modela de una manera como nunca será. El derecho al habla es abolido. Por eso, Estambul siempre es política, la arquitectura es siempre política, el urbanismo siempre es político, el derecho a la ciudad es siempre político. Requiere una lucha constante.

 


Este texto se publicó en Arquine No. 67 | Habla Ciudad, con motivo de la primera edición del Festival de Arquitectura y Ciudad MEXTRÓPOLI. Aparta la fecha y acompáñanos a vivir la ciudad extraordinaria en su próxima edición que tendrá lugar del 09 al 12 de marzo de 2019. 

ARTÍCULOS RELACIONADOS