23 agosto, 2022
por Arquine
Fruto Vivas murió hoy 23 de agosto a los 94 años. Nació en La Grita, estado Táchira (Venezuela), el 21 de enero de 1928. Estudió arquitectura en la Universidad Central de Venezuela (1953) y fue uno de los principales exponentes de la arquitectura en Venezuela en el siglo XX.
Habiendo trabajado junto al arquitecto brasilero Oscar Niemeyer para el Museo de Arte Moderno de Caracas y junto al español Eduardo Torroja para el Club Táchira, construyó el segundo pabellón más visitado, luego del Pabellón de Alemania, para la Exposición Universal de Hannover 2000, tras diseñar una flor sobredimensional de 18 metros de altura, sobresaliendo del edificio.
Entre las obras de Fruto Vivas destacan el Club Táchira, en Colinas de Bello Monte en Caracas; la iglesia del Santo Redentor en Táchira y el Museo de Arte Moderno de Caracas.
Otras obras son los hoteles La Cumbre, en Ciudad Bolívar y Moruco en Mérida; el Palacio Municipal de Girardot en Maracay; la plaza Mayor de San Cristóbal; el árbol para vivir, entre otros.
En el 2014 se le reconoció con el Premio a la trayectoria Iberoamericana de Arquitectura por acercarse a “una arquitectura y un urbanismo orientados a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”.
“La gran tarea que tenemos como arquitectos profesionales es estar al servicio de los que más lo necesitan. Yo quiero llamar la atención de mis colegas, la arquitectura no puede servir para enriquecernos, sino para darle felicidad al pueblo” afirmo Vivas al recibir al premio.
Tenía grandes ideas que no se lograron desarrollar, como el teleférico entre tierra firme y la Isla de Margarita o el proyecto del Parlamento Indígena de las Américas que entregó a Oscar Niemeyer en Brasil, en 2010.
Como Juan Pedro Posani explica, “…no cabe duda de que la admiración por la larga y abundante obra de Fruto está justificada. Una larga historia de éxitos ingeniosos, de promesas audaces, de dedicación al diseño y de compromiso político, ratifican el valor excepcional de una personalidad altamente prolífica y creadora.”
Fruto Vivas deja un legado visible y permanente, construido desde mediados de los años 50.