Gobierno situado: habitar
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13 abril, 2015
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog
“Según sus propios términos —escribe Jean-Philippe Garric—, François Cointeraux había «movido tanto la llana y el martillo como la pala y el azadón.» Es así uno de los raros teóricos de la arquitectura rural que puede preciarse de pertenecer a la clase obrera y que no aborda el problema desde el punto de vista lejano del gran terrateniente, del agrónomo o del arquitecto, sino del punto de vista cercano al terreno.” Cointeraux nació en Lyon en 1740 y es uno de los pioneros en el estudio y la difusión de los métodos vernáculos de construcción, sobre todo con tierra apisonada. Louis Cellauro y Gilbert Richaud dicen que estudió en el Colegio de la Trinidad, una escuela jesuita donde fue compañero de Jean-Baptiste Rondelet, aprendiz de Jacques-Germain Soufflot y quien terminó el Panteón a la muerte de éste. Cointeraux trabajaba como constructor en Lyon cuando Soufflot hacía ahí el Hôtel-Dieu.
La carrera de Cointeraux cambió de rumbo cuando, según escribe Hubert Guillaud, en 1784 gana un concurso convocado por la Academia de Amiens para encontrar “los medios más simples y menos dispendiosos para prevenir y evitar los incendios en los campos.” Pero Garric argumenta que otro muy importante legado de Cointeraux no se relaciona tanto con la construcción sino con la edición o, más bien, que éste inaugura una nueva relación entre el libro y la arquitectura: “Cointeraux es uno de los ejemplos del surgimiento de una nueva relación entre la arquitectura y la imprenta a partir de 1800.” Garric explica que, a partir de una serie de manuales teóricos y prácticos de su Escuela Rural de Arquitectura, Cointeraux propone publicaciones que pueden y deben “verse como una dimensión que pertenece por entero a la arquitectura y un terreno tan propicio como los proyectos y las construcciones para estudiar la disciplina.”
Thomas Jefferson fue el tercer presidente de los Estados Unidos. Nació el 13 de abril de 1743 y murió exactamente 50 años después de la declaración de independencia de ese país, el 4 de julio de 1826, unas horas antes de que también muriera John Adams, segundo presidente de los Estados Unidos. Entre muchas otras cosas, Jefferson fue arquitecto; construyó su famosa casa en Monticello, hizo el proyecto —arquitectónico y académico— de la Universidad de Virginia y siguió muy de cerca el plan que para la ciudad de Washington hizo el arquitecto e ingeniero nacido en París, Pierre Charles L’Enfant.
Entre 1785 y 1789, Jefferson fue embajador de los Estados Unidos ante la corte de Luis XVI. Cellauro y Richaud cuentan cómo durante su estancia en Francia Jefferson se interesó en el trabajo de Cointeraux y lo conoció personalmente. Citan una carta de Cointeraux a Jefferson del 2 de septiembre de 1789 —pocas semanas antes de que éste regresara a Estados Unidos— en la que le dice: “Creo que es mi deber advertirle que el método económico de construir de los romanos del que hemos hecho poco uso en Francia por una fatalidad inaudita, puede ser de gran utilidad en América.” También citan una carta de Jefferson a Washington del 18 de noviembre de 1792: “Thomas Jefferson tiene el honor de informar al Presidente que los papeles de Monsr Cointeraux contienen algunas ideas generales de cómo construir casas de lodo, agrega que posee un método para hacer techos incombustibles, que su proceso para construir es auxiliar a la agricultura, que Francia le debe 66,000 libras, por sus gastos en experimentos y modelos, pero que la ciudad de París no puede pagarle ni 600 decretadas como premio, que tiene 51 años y una familia de siete personas y pide al Congreso los gastos para su pasaje y un taller para trabajar.”
Cointeraux no viajó a América. Murió en 1830 en París. Entre los libros de la biblioteca de Jefferson que vendió al Congreso de los Estados Unidos en 1814 estaban los manuales de la Escuela Rural de Arquitectura de Cointeraux.
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