Carme Pinós. Escenarios para la vida
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26 enero, 2015
por Pedro Hernández Martínez | Twitter: laperiferia | Instagram: laperiferia
Ayer veía a través de twitter la última propuesta de los arquitectos holandeses NL Architects: Amethyst Hotel. Se trata de un hotel en forma de enorme geoda amatista. Una roca por fuera llena de cristales –que hacen de ventanas de las habitaciones– en su interior. Al verlo, tengo que confesar, mi primera reacción fue preguntarme: ¿por qué en los últimos años la arquitectura dejó de preocuparse por aspectos como la luz, el espacio o el ambiente y pasó a ser únicamente un enorme cartel publicitario?
La pregunta es, de hecho, incorrecta. La idea de un edificio como este, cuya forma remita a un elemento de la naturaleza, no es nueva. Ya lo han hablado autores como Denise Scott-Brown y Robert Venturi –Aprendiendo de Las Vegas– o Rem Koolhaas –el capítulo dedicado a Coney Island de su celebre Delirio de Nueva York– que buscaban reivindicar cierto valor de una arquitectura tradicionalmente considerada, desde la crítica, como vulgar. Tampoco el aspecto de lo publicitario es atribuible sólo a estar formas. Por ejemplo, en la exposición que se desarrolla actualmente en el Museo Reina Sofía de Madrid sobre la figura de Mathias Goeritz –El retorno de la serpiente– se apunta como proyectos como La Ruta de la Amistad o las Torres de Satélite servían no sólo como la propuesta de un nuevo arte público sino que también ayudaban a promocionar determinados eventos, fuera una Olimpiada o el proyecto inmobiliario de satélite.
Sin embargo, y pese a estas referencias o a que podamos atribuir posibles lecturas proyectuales como la descontextualización de la forma o similares, no puedo dejar de pensar este trabajo como algo demasiado fácil, demasiado directo, que, en un mundo obsesionado por la imagen, supone una propuesta que parece más destinada a generar una sorpresa –y una foto– que durará, seguramente, poco más que unos instantes. La propuesta, al menos tal y como se ha compartido –con algunos renders y una maqueta– no pasa así de un primer momento de atención entre la marabunta de imágenes que se comparten diariamente en las redes sociales.
También es verdad que NL Architects pertenece a una generación de arquitectos holandeses que se ha caracterizado por el uso de la ironía en sus proyectos, entre los que cabría destacar el Pabellón de Países Bajos en Hannover 2000 de MVRDV –una síntesis vertical del paisaje holandés– o proyectos públicos como Bicycle Club o el Basket Bar –una divertida e ingeniosa combinación entre un bar, una cancha de baloncesto y una librería– de los mismos NL Architects. La sensación que queda de aquellos es que son proyectos que –quizás por su carácter público– podían ser imaginados llenos de gente usándolos en una construcción que, pese a lo básico del gesto –la superposición– eludían soluciones, a priori, evidentes.
Frente a aquellos, este nuevo diseño parece haber perdido esos aspectos por la construcción de una imagen para ser consumida. Su memoria es una clara muestra. Más que ir destinada a arquitectos, suena destinada hacia lo publicitario, cargándose de menciones al poder de las amatistas sobre las personas. La conclusión que establecen es clara, si las propiedades de estos minerales son tan beneficiosas, un hotel con esa forma debiera transmitirlas también. “Buildind shape and capacities coincide: form=function”. Tras esto, quizás la primera pregunta entonces debiera haber sido… ¿cuánto hay de ironía en esta propuesta?
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