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Columnas

Espacio público, compromiso social compartido

Espacio público, compromiso social compartido

3 diciembre, 2020
por Gustavo López Padilla

A lo largo de los últimos años, el Gobierno de la Ciudad de México ha emprendido un conjunto de obras nuevas y de regeneración de espacios públicos, que incluyen calles, avenidas,  plazas y algunos jardines. Vale la pena reconocer que estas obras se han realizado en distintas alcaldías, dejando atrás los tiempos en los cuales eran unas cuantas zonas de la ciudad las que eran atendidas, casi siempre las mismas, referidas a los grupos sociales económicamente  mas favorecidos. Formando parte  de lo anterior, fue  inaugurada en el mes de enero de este año 2020, la primera de dos etapas del llamado Parque lineal Gran Canal, ubicado entre las avenidas Del Peñón, Eje 2 norte, Canal del desagüe y Emiliano Zapata, en  la Delegación Venustiano Carranza, contando con una superficie de 7.3 hectáreas. El lugar llamado de origen Gran Canal cuenta con una larga historia urbana que se remonta hasta los tiempos prehispánicos, pasando por la colonia y llegando hasta los tiempos actuales, siempre entendido como un lugar de regulación hidráulica, para tratar de evitar inundaciones en la ciudad de México. El Gran Canal había quedado en el abandono, seco, sobre todo a partir de la puesta en operación de grandes obras hidráulicas como el Emisor Poniente y el Emisor Central, terminando por convertirse en un lugar insalubre y problemático desde el punto de vista social. Los amplios terrenos en cuestión estaban bardeados, convirtiéndose en una franca barrera que limitaba la movilidad de los vecinos en la zona, propiciando que fuera entendido como basurero clandestino.

El proyecto del parque les fue encargado a los arquitectos Fernando Tepichín Jasso y  Alejandro Polo Lamadrid del grupo 128 Arquitectura y Diseño Urbano, haciendo equipo con Ricardo Pérez González, Angélica Moreno Torres, Fernanda Lozano Mendoza y los arquitectos paisajistas Andrea Gabriela Mejía Jiménez y Rodrigo Juan Canjay Torres. Ahora bien, la transformación urbana, ambiental  y paisajística al implementar el ahora llamado Parque Lineal Gran Canal es notable y los vecinos del lugar, poco a poco  se han ido apropiando del mismo, pasando a formar parte de su vida cotidiana. Lo que fuera una barrera, tierra de nadie y terreno insalubre, se ha convertido en lugar de encuentro, recreo y convivencia, atendiendo actividades posibles de niños, jóvenes y adultos. Vale la pena tener presente que a lo largo de los terrenos bardeados de los que hacemos mención, se habían construido previamente, en franjas residuales, equipamientos como algunas pequeñas canchas de futbol, basquetbol, pistas de skate, juegos para niños y zonas de descanso. Con el nuevo  parque, estas preexistencias se han incorporado naturalmente al conjunto del proyecto.

No estamos hablando de un proyecto glamoroso; nos referimos a uno bien ejecutado, claro en lo que se refiere a sus componentes programáticos y recorridos, bien diseñado, atendiendo desde luego sus limitaciones presupuestales, serio profesionalmente hablando, amable y confortable en cuanto a los resultados de sus calidades vivenciales. Pero sobre todo estamos ante  un proyecto entendido como compromiso social con la gente, que mejora la imagen, las condiciones ambientales y la vida del barrio. Por su escala, inserción urbana y resultados, lo podemos entender conceptualmente, como la posibilidad de replicarse en distintas zonas de la ciudad, a manera de acupuntura urbana como un sistema de parques, para mejorar, dependiendo de las condiciones materiales de cada lugar,  las posibles relaciones de convivencia de las comunidades, las relaciones de familia. Una obra de esta naturaleza, enfrenta de origen limitaciones presupuestales, pero sobretodo lo que tiene que ver con la problemática de su operación y mantenimiento, para procurarla limpia, ordenada y verde. En este sentido debe haber un compromiso tanto de los usuarios del parque, como de las autoridades responsables del lugar. La comunidad al hacerlo suyo, debe asumir conductas de cuidado y respeto.

El proyecto aprovecha el desnivel que existe entre las calles laterales que lo limitan y la plataforma hundida dominante sobre la cual se desarrolla el parque, lo cual genera un ambiente amable de resguardo, pero abierto, público, fluido, incluyente y democrático. Cuenta con un foro al aire libre para 220 personas, que puede ser aprovechado para actividades diversas, circuito para caminar o correr, gimnasio al aire libre, zonas de juegos para niños, lugares para lectura, algunas áreas particularmente destinadas para adultos mayores y una diversidad de áreas verdes. Como ya se ha comentado, se suman a lo anterior algunas pequeñas canchas preexistentes de futbol y basquetbol. En términos ambientales, las zonas verdes se mantienen a partir de una red de riego alimentada con agua tratada, lo que se combina con una selección de plantas que requieren poco consumo del líquido. Las necesidades de luz en el parque se atienden con energías renovables y se dispone además con algunos pozos infiltrantes de agua de lluvia, que alimentan los mantos freáticos de esa zona de la ciudad.

Sería deseable, que  como se había planteado en las soluciones iniciales de proyecto, en su etapa siguiente de construcción, contara con algunos componentes de agua, reconociendo de nueva cuenta, de antemano, las limitaciones presupuestales,  de operación, mantenimiento y cuidado de la gente. Creo sin embargo, que el esfuerzo de todos por contar con elementos paisajísticos relacionados con el agua, vale la pena tenerlos en cuenta, pensando que con ellos se podrían mejorar las condiciones de habitabilidad del parque y las conductas sociales derivadas de su presencia.

Toda obra urbana y arquitectónica desde el momento de su conceptualización, pasando por su realización constructiva y sobre todo cuando llega a formar parte de la vida cotidiana de las gentes en las ciudades, se carga de significados  sociales, políticos y culturales. Cuando las obras logran conjuntar calidad proyectual con apropiación social, a partir de su funcionamiento adecuado, logran una cierta trascendencia. Lo anterior se vuelve mas relevante cuando se trata de obras públicas y todavía más si se refieren a los espacios públicos que son sustanciales, propiciando calidades y conductas de vida sociales. En los resultados habitables de lo anterior, existe una responsabilidad compartida entre el conjunto de la sociedad, al plantear adecuadamente sus demandas de espacios, los gobiernos que representan a la sociedad, al instrumentar las políticas adecuadas que resuelvan dichas demandas  y desde luego los arquitectos que realizan los proyectos y los materializan, para que sean rentables, funcionales y estéticamente apreciables.

Tal y como sucede en otras ciudades del mundo, dados los positivos resultados proyectuales del Parque Lineal Gran Canal, las propias gentes de los barrios colindantes con el mismo, que ahora lo usan cotidianamente, se podrían o debían organizar, para constituir alguna pequeña organización social, que tuviera la finalidad de procurar conjuntamente con las entidades de gobierno responsables, mantener el parque limpio, ordenado, forestado  y verde, para su propio beneficio y al mismo tiempo, considerando los beneficios ambientales que resultan  para  de la ciudad en su conjunto.

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