La fascinación por las estructuras primitivas, las cabañas y palapas, que han demostrado su eficacia para la habitabilidad a lo largo del tiempo, se refleja en algunas obras que ha llevado a cabo Alberto Kalach a lo largo de los años. Contextos rurales en los que el arquitecto repiensa en clave local las virtudes tipológicas y constructivas de estas construcciones para adaptarlas a nuevas necesidades.
En ocasiones, la ligereza de los materiales, su facilidad constructiva, su tolerancia a la imprecisión y el bajo costo e impacto ecológico convierten a estas edificaciones en verdaderas opciones para la construcción. Quizá la interpretación más personal de esta tipología sean las palapas en Puerto Escondido, en el perímetro de la Casa Wabi, donde se encuentran obras de autor —Tadao Ando, Álvaro Siza, Solano Benítez, Jorge Ambrosi y Gabriela Etchegaray, Kengo Kuma— frente al Océano Pacífico.
Unas pequeñas cabañas de 60 metros cuadrados, construidas con madera y palma de la región, se repiten de forma azarosa a suficiente distancia como para pasar desapercibidas. Cada una se desplanta sobre ocho pilotes de madera y se esconde entre la vegetación endémica existente, arropando un programa mínimo y lúdico para gozar la naturaleza.
Podrás encontrar este proyecto en el libro ‘Alberto Kalach, Obra’ que publicaremos próximamente.