Something’s off
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19 octubre, 2020
por Federico Campos | Twitter: fedecampos
Falleció Enzo Mari, uno de los grandes maestrositalianos, a los 87 años. Hace pocos días se inauguró en la Triennale de Milan la retrospectiva más grande de su obra, bajo curaduría de Hans Ulrich Obrist con Francesca Giacomelli, donde se muestran más de 60 años de carrera.
Mari nació el 31 de diciembre de 1932 en la comuna de Cerano, cerca de Novara. Estudió arte y literatura en la Academia de Brea entre el 52 y el 56. En los años sesenta encabezó la Nuova Tendenza y enseñó en varias escuelas en Milán, incluyendo el Politécnico.
El juego y la intervención del usuario sobre el diseño fue tema constante en su trabajo. Artista, comunista, teórico, profesor, férreo crítico, diseñador prolifero; fue cuatro veces ganador del Compasso d’Oro y trabajó, entre otras empresas, para Danese, Artek, Alessi, Artemide, Zanotta y Muji. Uno de sus diseños más conocidos es 16 animali, producido de 1957 a la fecha por Danese, es un rompecabezas para niños construido en madera que se guarda en si mismo y permite diversas configuraciones, multiplicidad de juego. En 1963 desarrolló para la misma empresa el calendario de pared perpetuo Formosa, una placa de aluminio con hojas modulares intercambiables para largo uso. En 1974 presentó Proposta per un’Autoprogettazione, un hágalo usted mismo donde se invita al usuario a ser partícipe del ensamblaje de sus propios muebles, con planos de distribución gratuita y que fomentaban la personalización para la resolución de problemas propios. Una postura política de su época que se siente a la distancia adelantada y a la vez contemporánea.
Cuando en una entrevista para la revista Domus el preguntaron, primero, si era un buen profesionista, respondió que no: “La diferencia entre intelectuales y profesionistas es que los últimos dicen que hacen productos reales. Pero si hacen objetos reales, son cosas desagradables esclavizadas por la industria y contrarias al objetivo del diseño, que es transformar el mundo”. Después le preguntaron si entonces era un artista, a lo que respondío: “Alguien dijo que soy la consciencia del diseño —ese alguien fue el diseñador Alessandro Mendini—, pero soy un artista y trabajo como un artista. Precisamente por esa razón, porque sé lo que es el arte, no puedo estar de acuerdo con los objetos-escultura, porque son sólo fruto de las artes aplicadas. El artista es alguien que le da forma a un valor colectivo, en el que todos puedan reconocerse.”
En otra entrevista con Francesca Esposito, tras confesar antes que cualquier otra cosa ser un comunista, Mari dijo que, hoy, “el diseñador debe entender el mecanismo de la industria, que requiere que los trabajadores cuesten lo menos posible. Todo empezó cuando se creo la línea de ensamblaje. Pensar está prohibido en la línea de ensamblaje. Los trabajadores agonizan porque no pueden pensar, no pueden usar su cerebro. Si yo fuera ministro de gobierno, cerraba las escuelas vocacionales y les diría a todos que tienen que hacerlo por sí mismos.” Mari explica entonces que si propone eliminar a los trabajadores no es para remplazarlos con robots, sino para hacerlos socios de las empresas y, en lugar de salario, recibir un porcentaje de las ganancias.
La partida de este valorado diseñador coincide con una gran muestra que nos permitirá tenerlo presente por mucho tiempo. Para el día de hoy, un buen tributo sería salir, observar y jugar.
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