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Entropía

Entropía

20 julio, 2015
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog

Passaic es un condado al norte de Nueva Jersey. Passaic es un río que atraviesa el condado de Passaic. Passaic es una ciudad en el condado de Passaic y al borde del río Passaic. Fue fundada en 1679 y está a 19 kilómetros del aeropuerto de Newark y a 16 de Nueva York. Es muy probable que pocos que hayan nacido fuera de Passaic, la ciudad o el condado, hubiéramos oído alguna vez ese nombre si el sábado 20 de septiembre de 1967 Robert Smithson no hubiera hecho un viaje, cámara Instamatic en mano, registrando lo que se encontraba a su paso en fotos y en una descripción que publicó don el título A Tour of the Monuments of Passaic.

En Passaic no hay monumentos. Ni en la ciudad ni en el condado ni a lo largo del río. Bueno, cerca de Paterson City están las cataratas de río Passaic y un puente de hierro que lo cruza y que fue construido en 1888 para remplazar a otro construido en 1844 para remplazar otros anteriores. Por esa razón lleva el emblemático nombre de El Cuarto Puente. Cerca de las cataratas del río Passaic se estableció en 1775 el Hotel Passaic y en el río se pescó el 31 de agosto de 1817 un esturión de casi 70 kilos. Dos días después los periódicos de Paterson tenían como titular: el monstruo fue cazado. También en el condado de Passaic está el Castillo Lambert, una mansión que se mandó construir en 1892 el magnate local de la seda Catholina Lambert, que había nacido en Inglaterra y llegó a los Estados Unidos en 1851 a los 17 años. Construyó un emporio y el castillo pretendía recordarle los de su infancia. La Primera Guerra lo llevó a la ruina y terminó subastando su colección de arte en 1916 y en 1925 le vendió su castillo a la Ciudad de Paterson. Y está el canal Morris, que tiene 172 kilómetros de largo y corre al norte de Nueva Jersey uniendo los ríos Delaware y Hudson. Se empezó a construir en 1825 y estuvo en operación para transporte de carga entre 1832 y 1924.

Probablemente Smithson conocía todos esos sitios, pues nació en Passaic el 2 de enero de 1938, aunque vivió buena parte de su infancia en Rutherford, el condado vecino y  donde el 17 de septiembre de 1883 el poeta William Carlos Williams. Además de poeta, Williams era médico y fue el pediatra de Smithson. Una de las ideas que más le interesaba a Smithson era el concepto de la entropía. Rosalind Kraus dice que el ejemplo que da Roger Caillois de la entropía es simple: agua caliente y agua fría juntas se entibian. También dice que el ejemplo que da Smithson es un poco más complejo: una caja de arena llena en un lado de arena blanca y en el otro de arena negra, un niño corre encima en sentido de las manecillas del reloj pateando la arena y haciendo que se vuelva gris. Corre después en sentido contrario a las manecillas del reloj y la arena se mezcla más aun. La entropía es el proceso irreversible que, como las piernas del niño, empujan todo hacia una uniformidad cada vez mayor. El ejemplo lo pone Smithson justamente en A Tour of the Monuments of Passaic.

Para Smithson los monumentos de Passaic no son, por supuesto, los que describo más arriba. Son lugares y construcciones banales en un contexto igualmente banal. Son monumentos no por distinguirse de su contexto, como pensaríamos convencionalmente, sino por mostrarlo y más: demostrarlo. Son extraordinarios —como alguna vez leí alguien dijo— en el mismo sentido que un reloj puede ser extraplano.

El 5 de junio del 2005, Benjamin Genocchio publicó en el New York Times un recuento de su excursión tras los pasos de Smithson, buscando aquellos monumentos de los que había dado cuenta. Treinta y ocho años después, muchos habían desaparecido o eran irreconocibles. Buena parte de ese paisaje anodino de una pequeña ciudad americana a finales de los años 60 había sido remplazada. Por supuesto el tour de Smithson podia repetirse asumiendo que la nueva banalidad producía una nueva monumentalidad. Y eso en razón de que la banalidad que amenaza todo paisaje urbano es la entropía propia de la arquitectura. Yves Alain Bois, comentando otro texto de Smithson, publicado un año antes que el dedicado a Passaic y titulado Entropy and the new monuments, dice que para Smithson la entropía era una condición reprimida de la arquitectura, represión alimentada por la ingenuidad de los arquitectos en su confianza de poder controlar el mundo. En ese mismo texto Smithson escribe:

En vez de hacernos recordar el pasado, como los monumentos antiguos, los nuevos monumentos parecen hacernos olvidar el futuro. En vez de estar hechos de materiales naturales como el mármol, el granito u otro tipo de roca, los nuevos monumentos están hechos con materiales artificiales como plástico, cromo y luz eléctrica. No están construidos para las épocas, sino en contra de ellas. Más que representar los largos espacios de los siglos, forman parte de una reducción sistemática del tiempo a fracciones de segundos. Pasado y futuro son reducidos a un presente objetivo.

La visión de lo banal de Smithson no es nostálgica: no aboga por una nueva monumentalidad —en el sentido que lo hicieron Giedion, Sert y Leger en los años 50. Pero tampoco es una celebración de la banalidad al modo de Robert Venturi y Denise Scott-Brown cuando aprendían de Las Vegas. Quizá sea la visión distinta entre estos últimos, finalmente arquitectos buscando recuperar para la arquitectura lo que supuestamente ésta había dejado fuera, y el artista que reconocía a la entropía no como una fuerza exterior a la arquitectura —y que por tanto pudiera imaginar resistir— sino como algo que opera en el seno mismo de ella. Al fin y al cabo, todo se desbarata.

Robert Smithson murió el 20 de julio de 1973, a los 35 años, cuando el avión en que volaba estudiando el sitio para una obra sobre Armadillo, Texas, se desplomó.

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