Amoxtli in tlaquetilistli. Un libro sobre dos piedras y dos volúmenes sobre arquitectura
La arquitectura, a pesar de lo que pudiera parecer desde afuera (y a veces en su propio interior), tiene una [...]
10 abril, 2017
por León Villegas
Con una curaduría no lineal, la exposición El principio COOP, Hannes Meyer y el concepto de diseño colectivo, en el museo Franz Mayer de la Ciudad de México, aborda la vida y obra del arquitecto suizo Hannes Meyer (Basilea 1889- Lugano Crossifisso 1955) desde sus principios éticos y la ideología del cooperativismo en la búsqueda de una sociedad horizontal.
Bajo el lema Volksbedarf statt luxusbedarf (“Las necesidades del pueblo sobre las necesidades del lujo”), Meyer construyó una práctica en la que la colectividad era la base para la construcción de una nueva arquitectura y una nueva sociedad. La potencia de su trabajo lo llevaría a realizar proyectos de gran escala y a dirigir la Bauhaus, siendo de gran influencia para su generación; pero la radicalización de sus ideas le costaría la ruptura con la escena establecida y su sistemático olvido. Esta muestra rescata y recopila su obra más notable para la difusión y revalorización de sus ideas.
En proyectos como Freidorf en Schänzil Muttenz, en el que el cooperativismo se materializa en una unidad urbana que explora la vivienda colectiva y la sociedad cooperativa, Meyer propone un esquema de ciudad y sociedad en la que el trabajo común es el eje. Explora diversas tipologías de vivienda para diferentes maneras de vida e implementa estrategias de economía en las que la agricultura local y el trabajo artesanal son la base y que también generan excedentes para la difusión del modelo de ciudad tanto en exposiciones de productos como puestas en escena del Teatro COOP. El mismo Meyer habitó en esta cooperativa entre 1919 y 1926 llevando a la práctica sus principios.
Es en este último año en el que realizó, junto con Hans Wittwer, el proyecto para la Liga de las Naciones, un concurso que exaltaba las virtudes del internacionalismo y apuntaba hacía un humanismo renovador. Aunque su proyecto no resultó ganador, le valió a Meyer reputación suficiente, aunada a la adquirida con su proyecto para la Petersschule en Basilea, para que Walter Gropius lo invitara en 1927 a formar parte de la Bauhaus y dirigirla. Desde la Bauhaus, Meyer renovaría la formación del arquitecto, no como un autor-artista, sino como un elemento más en la cadena productiva de la construcción al servicio de la sociedad. Reformó el plan de estudios de la Bauhaus e involucró a los estudiantes con la construcción y con la implementación de las brigadas verticales que no distinguían entre arquitectos y obreros. De esta época, destaca el asentamiento Dessau Törten, un ambicioso proyecto de vivienda para trabajadores, construido parcialmente. Proyectado para 8,000 habitantes, llegaron a construirse solamente 90 viviendas en 5 edificios tipo que maximizan el espacio y hacen eficiente la construcción. También desde la Bauhaus, desarrolló el proyecto de la Escuela de la Federación de Sindicatos Alemanes ADGB, un proyecto que atiende la formación escolar para la organización de las clases obreras y que fue llevado a cabo en su totalidad. Alarmado por la conversión de Meyer del cooperativismo al marxismo Gropius lo despide sin previo aviso a solo dos años de su contratación.
A su salida de la Bauhaus, Meyer se involucra en Moscú con el instituto WASI desde donde continua desarrollando proyectos urbanos como el de Birobidzhan en Siberia oriental. Las tensiones en Rusia lo hacen regresar a Suiza donde construye el hogar infantil cooperativo de Mümliswill en 1937, de gran significación personal debido a su pasado en un orfanato.
En 1939, por invitación del gobierno mexicano, se establece en México para ser director del Instituto de Planeación Urbana y Desarrollo del Instituto Politécnico Nacional del que, debido a tensiones con el gobierno y la escena mexicana, es despedido dos años después. Meyer desarrolló en México una serie de estudios y proyectos de vivienda para la Ciudad de México como la unidad habitacional Lomas de Becerra, un proyecto con el mismo espíritu de comunidad colectiva que venía desarrollando desde Freidorf y Dessau Törten y que sirvió también de inspiración para proyectos posteriores de vivienda en México. Pretendía ser la inserción del Volkswohnung (“Vivienda para el pueblo”) en el contexto mexicano. Se desenvolvió también en el medio mexicano con proyectos privados como el Centro Deportivo Suizo, el Centro Deportivo Español, el balneario de Agua Hedionda en Morelos y la manzana de Corpus Christi, en el Centro Histórico, un proyecto que paradójicamente, tenía como cliente a la institución capitalista por excelencia, la banca.
La muestra es generosa en contenido sobre el desarrollo de la obra de Meyer en sus diferentes etapas, con una sala exclusiva para su obra en México. Además de su obra arquitectónica, se exhibe su diseño de mobiliario y producción gráfica, presente a lo largo de toda su práctica, con especial actividad en el Taller de Gráfica Popular en México, así como reproducciones de sus escritos y curiosidades de su colección personal. Sus proyectos, tanto construidos como imaginados, se representan en maquetas a diferentes escalas y se apoyan tanto en reproducciones como en material original para generar una narrativa en torno a la vida y obra de uno de los arquitectos más radicales y menos estudiados del siglo XX.
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