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Columnas

El espacio vacío

El espacio vacío

22 febrero, 2017
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog

Cuando miro las cosas, siempre veo el espacio que ocupan. Siempre deseo que reaparezca el espacio, que se vuelva atrás, porque es un espacio perdido cuando algo hay en él. Si veo una silla en un hermoso espacio, por más hermosa que sea la silla, jamas puede ser tan hermosa como el espacio sin más. Mi escultura favorita es una sólida pared con un agujero para enmarcar el espacio del otro lado.
Andy Warhol

Andy Warhol nació el 6 de agosto de 1928 en Pittsburgh, Pennsylvania. Al nacer le dieron el mismo nombre que su padre, Ondrej Warhola, había tomado al inmigrar a los Estados Unidos: Andrew Warhola. De niño enfermó del mal de San Vito. El nombre científico del mal de San Vito, la primera de las enfermedades reales e imaginadas que padeció Warhol, es Sydenham chorea. Sydenham por Thomas Sydenham, el médico inglés del siglo XVII, fundador de la epidemiología, que describió la enfermedad. Chorea viene del griego χορεία, que tiene la misma raíz que khoros, el espacio que acoge a un cuerpo, y que deriva en palabras como coreografía, la ocupación de un espacio gracias a los movimientos rítmicos del cuerpo, y corografía, la descripción gráfica de una comarca, según Ptolomeo. El mal de San Vito, una danza involuntaria, de alguna manera puede hacerte más consciente de tu cuerpo y del espacio que ocupas.

En 1949, a los 21 años, Warhol se mudó a Nueva York donde empezó a trabajar como ilustrador publicitario. En Nueva York, dijo, aprendió a entender la flexibilidad del tiempo, entre la hora en que te citan en una oficina y la hora en que te reciben. Un año después de instalarse en Nueva York, empezó a perder el pelo y lo que le quedó encaneció. La solución a su calvicie fue la famosa peluca que lo convirtió en un ícono reconocible en cualquier parte y que jamás buscó ocultar su apariencia de peluca. Las pelucas eran confeccionadas a mano con pelo importado de Italia por Paul Bochicchio, quien tenía una tienda de pelucas en la calle 42. El 19 de diciembre de 1985, en una cena, Warhol le obsequió una de sus pelucas, enmarcada, a Jean Michel Basquiat.

Warhol medía un metro ochenta centímetros de alto y pesaba poco más de 77 kilos. Era muy consciente de su cuerpo. Pese a su apariencia delgada, sus amigos cuentan que iba con regularidad al gimnasio a levantar pesas. Para Warhol, “los individuos ocupan el espacio —lo dominan— de formas muy distintas. Los tímidos ni siquiera quieren ocupar el espacio que efectivamente ocupa su cuerpo, mientras que los atrevidos quieren ocupar el máximo espacio posible.” Warhol reconocía haber tenido un problema desde siempre o, más bien, encarnado una contradicción: era tímido pero le encantaba ocupar el máximo espacio posible. Para Warhol los nuevos medios de comunicación le permitían lograrlo. La peluca y la misma forma de vestir todos los días así como la repetición casi obsesiva de los mismos gestos le hacían ocupar más espacio que el que le permitían su naturaleza física y emocional al ver su imagen reproducida constantemente en los medios.

“Otra forma de ocupar más espacio —escribió Warhol— es ponerse perfume.” Jacques Herzog y Peter Zumthor, entre otros, han hablado de la importancia de los olores, de las atmósferas al pensar y construir un espacio y de cómo solemos ignorar su efecto. La estela de un aroma que reconocemos nos recuerda a una persona que por ahí ha pasado y sigue ocupando espacio. También ocupa el tiempo. Como Proust, Warhol entiende que “de los cinco sentidos, el olfato es el más cercano al dominio pleno del pasado. El olor puede realmente transportarte,” dice.

El 3 de junio de 1968, Valerie Solanas le disparó a Warhol y al crítico de arte Mario Amaya en el estudio del primero. Warhol estuvo muy cerca de morir. Pero sobrevivió hasta el 22 de febrero de 1987 cuando, mientras se recuperaba de una operación de la vesícula biliar, murió.

“Ser realmente rico —dijo el hombre que hizo de la mercancía arte y no al revés— es tener un espacio, un inmenso espacio vacío.”

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