Gobierno situado: habitar
Un gobierno situado, un gobierno en el que quienes gobiernan se sitúan, que abierta y explícitamente declaran su posición y [...]
5 septiembre, 2014
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog
Alejandro Hernández Gálvez: En uno de sus libros, Los ojos de la piel, elabora una historia sobre la visión, sobre como la arquitectura ha sido construida de la visión dando lugar a la historia de la arquitectura moderna. ¿Cómo se hizo esta historia de la arquitectura moderna? ¿Cuándo y por qué la arquitectura ha sido considerada como un artefacto visual?
JP: Esta historia comienza con los griegos cuando Aristóteles clasifica los 5 sentidos. La visión era el sentido más importante para él y el tacto el menos importante esta tradición ha seguido hasta hoy. Incluso en la edad moderna hay muchos inventos que refuerzan la visibilidad. Sin duda somos la cultura más centrada en la visión desde el principio.
AH: Entonces, ¿El camino de la visión, como el sentido más importante, cambia en respuesta a nuevas tecnologías? Por ejemplo las cámaras o el internet han hecho aún más importante la visión.
JP: Bien lo han hecho y de algún modo también los griegos consideraban los ojos como los testigos más importantes. Esta comprensión sobre la visión ve a la verdad como metáfora que forma parte de la filosofía como primacía verdadera de los sentidos. Hay escritores que argumentan fuertemente que hasta el siglo XVIII o inicios del siglo XIX la gente vivió más en mundos auditivos que en mundos visuales. El mundo visual definitivamente ha tenido éxito con la revolución tecnológica que hace al ojo el dictador de los sentidos.
AH: ¿Cómo esto evoca a la historia de la arquitectura paralelamente con los sentidos?
JP: La arquitectura ha sido considerada como un arte visual, aunque Vitruvio clasificó aproximadamente 15 áreas diferentes de conocimiento que el arquitecto debe saber. Una de ellas, por ejemplo, es la acústica. La diferencia aquí es que la visión a comparación de otros sentidos, no envuelve, no abraza. Con los demás sentidos uno se encuentra dentro de la experiencia mientras que en la visión se siente uno fuera. Aquí es donde todo lo esperado en el papel del hombre moderno se encuentra.
AH: Una vez leí un libro del filósofo catalán Eugenio Trias donde decía que la música y la arquitectura eran artes primitivas y antiguas porque ellas tocan nuestra piel, trabajan sobre la atmósfera, sobre el hábitat.
JP: También Walter Benjamin, no habla de la música, pero habla de que el cine y la arquitectura son artes táctiles. Esto en principio es un argumento raro, pero cuando se reflexiona, resulta comprensible.
AH: Esto es interesante porque ha escrito también sobre la arquitectura en el cine. ¿Cuál es la diferencia entre la arquitectura como imagen, como en la fotografía? ¿Cuándo esto forma parte de una película? ¿Esto es la parte de una narrativa?
JP: Principalmente he estado interesado con la noción del espacio existencial. Cómo vivimos o entendemos nuestra experiencia de la vida humana. El cine y la arquitectura enmarcan esta experiencia humana. Por supuesto la arquitectura es una experiencia más corporal, sólo por la noción de espacio existencial que también se une muy bien con el cine, por ello que creo que las películas pueden enseñar mucho a los arquitectos.
AH: Siguiendo con la relación del cine y la arquitectura W.Benjamín y David Leatherbarrow han escrito sobre cómo en las películas no prestamos atención a la arquitectura debido a que la arquitectura, como el sonido, forma una atmósfera.
JP: Sí, este es el caso en la gente normal, ellos no siempre son conscientes de la arquitectura que les rodea pero la arquitectura a su vez tiene un impacto sobre las experiencias, nuestro mundo íntimo y sobre nosotros mismos. La arquitectura tiene este poder que puede ser conscientizado o no.
AH: A veces entre arquitectos decimos que hay una falta de comprensión entre la gente normal y los arquitectos. Esto tienen que ver con los esfuerzos de los arquitectos para hacer de la arquitectura algo que se pueda contemplar y ser vivida.
JP: Sobre este tema pienso que hay dos arquitecturas. Una arquitectura para la gente profesional que no ha tenido entrenamiento, que tienen conflictos en sus puntos de vista y va un lugar sin mucho análisis. Esto tiene que ver con algo que he escrito titulado La imaginación empática que pienso es la calidad más alta de imaginación, la calidad inferior es la imaginación descriptiva donde somos capaces de proyectar una figura de geométrica, como un edificio en un espacio imaginario. Se necesita una imaginación específica para ser capaz de imaginar cómo se verá esta figura y un arquitecto, pienso yo, tiene esta imaginación empática.
AH: Haciendo un pequeño recuento de sus libros. Ha escrito Los ojos de la piel después de la mano, del cuerpo y ahora va a escribir sobre el cerebro. Va profundizar desde la piel al cerebro.
JH: Sí, el resultado de esta secuencia no fue planeado, es algo que resulta de que lo que voy sintiendo. Permanezco a la deriva y sin ningún tipo de planificación consciente.
AH: ¿Tenemos que oponernos a este poder de la imagen? ¿O tenemos que luchar? ¿Y cómo lo hacemos?
JP: Pienso que tenemos que ser críticos. No creo que necesariamente debamos oponernos. Debemos ser conscientes del grado de poder de la manipulación visual. En mi libro The embodied image clasifico dos tipos de imágenes. La primera es la que enfoca, provoca un deseo o una reacción emocional. La segunda es más poética, abre y envuelve al individuo. Pienso que esto es lo que el arte provoca.
Un gobierno situado, un gobierno en el que quienes gobiernan se sitúan, que abierta y explícitamente declaran su posición y [...]
Paulo Tavares sostiene que debemos cuestionar radicalmente una de las presuposiciones que sostienen a la arquitectura moderna: que toda arquitectura [...]