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Disfrutar de una vivienda digna y decorosa

Disfrutar de una vivienda digna y decorosa

16 julio, 2013
por Francisco Pardo | Twitter: @pardofrancisco

“Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo” —Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, capítulo primero, artículo cuarto.
  • disfrutar, v. intr. Sentir placer o alegría. Gozar de una condición o una circunstancia favorable. Usar o poseer una cosa buena, útil o agradable.
  • digno, -na, adj. Que resulta suficiente o decoroso. Se aplica a la cosa o acción que merece respeto y estima.
  • decoroso, -sa, adj. decente, que reúne las condiciones mínimas necesarias para ser merecedor de respeto; honrado que denota decencia y dignidad.

¿Disfrutar una vivienda que está a horas de distancia de donde trabajas y sin servicios? ¿Digna una vivienda que pierde valor al paso del tiempo? ¿Decorosa cuando a nadie le importa la calidad del espacio y lo que importa es arrojar estadísticas de construcción y créditos cada seis años? El modelo actual de vivienda en México parece ser anticonstitucional. Lejos de disfrutarse, se padece, Lejos de ser digno es indecente y lejos del decoro es vergonzoso.

El gobierno se lavó las manos con esta garantía cuando, según la Constitución, debería de establecer los instrumentos y apoyos necesarios para ello. Por el contrario, le dejó la responsabilidad a los voraces bancos y vivienderos, empresas de millonarios que lucran con la aspiración de las familias por tener ese patrimonio deseado, ese pedacito de tierra. Obtener un crédito de vivienda popular en México no es negocio para el que lo consigue si de 200,000 pesos tu casa termina en un remate en 60,000 unos años después. El negocio no es del que compra la vivienda: sabemos muy bien de quién es.

Pero si el articulo 4 no dice nada sobre cómo adquirir esa vivienda, no habla de propiedad, ni venta, ni compra, ¿por qué el empeño en que todos los mexicanos sean propietarios de una vivienda sin importar su calidad, su localización o distancia a servicios? Es tan claro como eso. Podríamos entender otros modelos de vivienda en nuestro país. Puede haber otro modelo de vivienda popular: la renta.

Este modelo ha sido probado en otros países y entendiéndolo como una manera de movilidad habitacional —sujeta al libre mercado y al crecimiento y la densidad naturales de las ciudades—, podríamos usar espacios sub-utilizados y llenar la capacidad en zonas que ya cuentan con servicios e infraestructura. La renta permite que las ciudades se muevan, que funcionen como un sistema circulatorio, que las personas se cambien por trabajo a otro lugar y se muden de casa tan fácil como eso. Beneficia a la persona: disfrutaría empleando menos tiempo en el transporte público y más con su familia en su hogar. Beneficia a la ciudad: menos trayectos cruzados, mejor aprovechamiento de la infraestructura y mayor densidad en áreas con infraestructura sub-utilizada. Y beneficia a la economía: la renta es un modelo de trueque inmediato, que resulta más dinámico y sin atarnos a un pedacito de tierra que la revolución nos prometió.

No es lo mismo dónde te tocó vivir que dónde quieres vivir. Un modelo de ciudad sustentable no tiene que ver con azoteas verdes o lechugas colgadas en las fachadas. Tiene que ver con el uso correcto de su exceso de capacidad y del dinamismo de sus ciudadanos. Bien decía el experto en bienes raíces Donald Trump, “hay que entender una cosa: lo importante en el negocio inmobiliario es location, location, location.” Creo que tiene razón.

Ahora el Infonavit promueve un programa piloto de crédito para la renta de vivienda. Parece interesante como una primera buena idea, pero esa idea tiene que llevarse a consecuencias mayores, a plantear una nueva manera de vivir en la ciudad, donde estar cerca de aquello de lo que tienes que estar cerca es lo que se llama calidad de vida.

Así, la Constitución de México podría decir con razón que “toda familia tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna, en la cual sienta placer, y donde gozará de una condición o una circunstancia favorable; podrá usar o poseer una cosa buena, útil y agradable. Una vivienda que resulte decorosa, que merezca respeto y estima, que sea decente, que reúna las condiciones mínimas necesarias para ser merecedora de ese respeto y que denote decencia y dignidad. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”.

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Fuente imagen: Infonavit

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