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Descubrir cómo vivimos: la pedagogía de la ciudad

Descubrir cómo vivimos: la pedagogía de la ciudad

10 julio, 2017
por Juan Palomar Verea

 

En una casa, es necesario que los miembros de la familia sepan cómo funciona su lugar de residencia. Cómo llega el agua y se almacena, cómo se distribuye, cómo se calienta, cómo se cuida, cómo se van los residuos. Sabe del boiler y los pilotos. Dónde están la línea de entrada de la corriente eléctrica, la caja de fusibles o interruptores, los controles, etcétera. Con la ciudad, la casa de todos, debe pasar lo mismo.

La ciudad es un complejo organismo que tiene una serie de instalaciones e infraestructuras claves para su funcionamiento. La ciudadanía debiera conocer esta red vital que hace posible el desarrollo cotidiano de la comunidad. No simplemente como información, que ya es bastante; sino como aprendizaje de lo que es la casa de todos y lo que significa vivir en ella. Hay una pedagogía de la ciudad que es esencial ejercer para lograr, por parte de la población, una conciencia de su sustentabilidad, una apropiación responsable de la urbe.

Y las pedagogías siempre funcionan en dos direcciones: la de los que la reciben, y la de los de que la emiten. Cada una de las instancias oficiales encargadas de prestar los servicios públicos debe ser transparente, debe de ser capaz de ejercer una particular pedagogía sobre su propio funcionamiento y sus procesos. En términos prácticos, debe ser capaz de mostrar sus instalaciones, sus operaciones y resultados de manera eficaz y decorosa. Lo anterior, por sí mismo sería muy saludable. Implica en muchos casos organización física y logística, ordenamiento de procedimientos e instalaciones, orden, limpieza, mejora general. Y un amplio programa de visitas.

La lista de instalaciones e infraestructuras visitables con alto provecho es larga. El ejercicio de su conocimiento ordenado, de su pedagogía específica, puede ser invaluable. Los niños, estudiantes, ciudadanos en general que la reciban obtendrán una lección práctica de lo que significa habitar la ciudad, de cómo es necesario apreciarla y cuidarla.

Empecemos por el agua: conocer las plantas de recepción y tratamiento, los acueductos, el funcionamiento básico de las redes. Y la problemática general de dotación, de desperdicio, las medidas de ahorro. O las aguas residuales: una visita bien organizada a la central de Aguaprieta da la medida de la gran problemática en este rubro, su tratamiento, su desecho, el ciclo completo del agua y sus retos. Respecto a la electricidad: conocer de manera adecuada cómo se recibe el fluido, de dónde viene, cómo funcionan las redes; y también las políticas y medidas de ahorro de energía. La policía: en la medida de lo prudente entender su funcionamiento, su problemática; un lado amable sería, por ejemplo, hacer visitable las cuadras de la policía montada, saber de los cuidados necesarios para su buena caballada, acercarse a la vida de los nobles equinos –que es todo un mundo-, conocerlos, apreciarlos.

Y así podríamos seguir con Protección Civil y Bomberos, Movilidad y su complejo funcionamiento, desechos sólidos, obras públicas, servicios municipales, Parques y Jardines, grandes parques, Servicios Municipales, Rastro, grandes mercados…y organismos de planeación, por supuesto. Y, claro, conocer también a los equipos humanos que hacen todo posible.

El resultado de un ejercicio pedagógico así sería inapreciable. Sería el tránsito de una actitud ciega o miope frente a la vida comunitaria hacia una nueva lucidez, un nuevo conocimiento. Y, por lo tanto, hacia una radicalmente mejor relación con la casa de toda la comunidad.

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