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Columnas

De slum a Slim: Nezayork, el perfecto rascasuelos

De slum a Slim: Nezayork, el perfecto rascasuelos

5 julio, 2017
por Félix Madrazo

 

El precio en ese anuncio[1] de El Universal es $1,672,000 pesos. Podría considerarse muy alto teniendo en cuenta el salario mínimo, pero también si se tiene en cuenta el lugar.[2] ¿Cómo es posible que alguien quiera pagar esa cantidad por una casa en el infame Nezahualcóyotl? Sin embargo, en una segunda lectura uno se da cuenta del atractivo: escuelas y parques a la redonda. Incluso hay una universidad privada a la vuelta.[3] El aeropuerto actual y el futuro están relativamente cerca y no sólo hay Metro, sino también Metrobús que conecta la zona con la ciudad y las colonias cercanas. Hay donde ir de compras, y no sólo tianguis. Es difícil evaluar la representación de Neza en los medios, pero es menos subjetivo creer que la regulación de los precios a este nivel comienza a mostrar una ciudad con suficiente atractivo para posibles compradores.

Nezayork

Nezahualcóyotl, también conocido como Neza York, no podría estar más lejos del perfil de Manhattan. El término es justamente una broma que juega con las contradicciones entre ambos lugares. Sin embargo, en términos de densidad poblacional, Neza podría leerse, de hecho, como un rascacielos horizontal.[4] Su traza urbana se despliega en una superficie de unos 10 por 4 kilómetros, en una retícula regular, que contiene una de las más grandes y densas ciudades de baja altura en el mundo, con una población de 1.1 millones en un área de sólo 4,190 hectáreas; una densidad de 264 personas por hectárea se reparte casi de manera regular en este territorio reticulado. Randstadt, densamente poblado en Holanda, tiene 83 habitantes por hectárea y París sólo 70, muy por debajo de Neza. Manhattan, una de las zonas urbanas más densas del planeta, tiene 273 habitantes por hectárea: Neza casi lo alcanza. Esto es notable dado que la mayoría de los edificios en Neza tiene un promedio de dos niveles.[5] El tamaño de la manzana es también notablemente cercano a las dimensiones en Nueva York; la mayoría de las manzanas en Neza miden 220 por 35 metros, mientras que en Manhattan tienen un largo similar, pero son 20 metros más anchas.

Además de lo anterior, Neza comparte algo más con Nueva York: la exuberancia de su arquitectura. En Neza eso se representa por 285,027 [6] casas autoconstruidas y la habilidad, el potencial y la energía mental —léase el ego— de cada propietario para mejorarlas y expandirlas con el tiempo. Fundada oficialmente en lo que fue la periferia de la ciudad de México hace 50 años, Neza es hoy el segundo municipio más grande,[7] por su población, del Estado de México. A pesar de que políticamente no es parte del Distrito Federal, Neza es de hecho parte de la Zona Metropolitana de la ciudad de México, debido a su proximidad y a su importancia.[8] Su paso de ser un asentamiento apenas legal, construido por miles de familias, a ser una de las zonas más pobladas y activas de la ciudad de México en un periodo de 50 años es digno de estudio.

Reclamar Neza

Desde su fundación en 1325, la ciudad de México ha sufrido severas inundaciones debido a su condición geográfica de cuenca cerrada.[9] Para protegerla de las inundaciones se requirió un sistema adecuado de drenaje. Las obras de infraestructura para sacar el agua son numerosas y se remontan a la época de los españoles.[10] Cuando los lagos se secaron prácticamente por completo, a principios del siglo xx, la cuestión de qué hacer y quién debía explotar los nuevos terrenos ganados al agua de manera gradual es crucial para entender el surgimiento de Nezahuálcoyotl en lo que fue el lago de Texcoco, el más bajo y el más grande de los cinco del valle.

El secado de los lagos coincidió con la explosión demográfica en la ciudad de México, que empezó a generar presión en la cantidad de vivienda disponible tras los años cuarenta del siglo pasado. En tan sólo 30 años la zona metropolitana pasó de 1.6 millones en 1940 a 9.2 en 1970.[11] Mientras las rentas subían en el centro de la ciudad, el gobierno revolucionario intentó atacar el impopular aumento con el decreto de rentas “congeladas” de 1942.[12] Los terratenientes contraatacaron dejando de dar mantenimiento a sus propiedades. Para agregar mayor presión, el regente de la ciudad, Ernesto P. Uruchurtu, prohibió en 1950 la creación de nuevos barrios dentro de los límites del Distrito Federal.[13] En pocos años esa combinación de edificios para renta en malas condiciones en el centro y el crecimiento demográfico forzó a miles de familias que habían inmigrado recientemente a buscar terrenos donde pudieran construir sus propias casas por poco dinero. Los municipios del Estado de México eran la respuesta obvia y Nezahualcóyotl fue uno de los primeros disponibles.

Visiones para la nueva tierra

Los primeros intentos de darle nuevo uso a los terrenos de los lagos desecados tuvieron lugar en 1919 y 1921, cuando la situación de esa zona se consideró una emergencia debido a la aparición de tolvaneras que desde ahí empezaron a contaminar la ciudad. El gobierno federal buscó convertir el área en terrenos de cultivo y después en granjas de piscicultura, pero ninguno de los dos proyectos tuvo éxito. El fracaso llevó al gobierno a considerar el permiso para que el capital privado ofreciera su propia visión para esos terrenos. En 1930 el ingeniero Ángel Peimbert y el arquitecto Luis MacGregor esbozaron un escenario que combinaba agricultura intensiva, industria y la posible urbanización mediante la subdivisión en lotes.[14] La idea de integrar el área recientemente desecada a la ciudad en crecimiento parecía obvia. Para 1932, el gobernador del Estado de México, Filiberto Gómez, vendió 7,000 hectáreas de terrenos de propiedad pública a unas cuantas manos privadas; la tierra se vendió al ridículo precio de un peso por hectárea, con la condición de que los compradores la limpiaran de todo residuo tóxico. Esa inusual venta terminó favoreciendo a militares de alto rango —incluyendo futuros políticos como Lázaro Cárdenas, Francisco Mújica y Leopoldo Treviño—, agentes del gobierno federal e incluso a los visionarios MacGregor y Peimbert. El tamaño del lote empezó en 40 hectáreas y cada inversionista podía adquirir un máximo de dos.[15] Con todo, una vez que los lagos fueron desecados por el gobierno federal, los ejidatarios locales impugnaron la transferencia de la propiedad a manos privadas, reclamaron partes del terreno como propio y dieron inicio a un conflicto que duraría décadas por dirimir quién era el propietario legítimo de la tierra.[16]

Sin que estos problemas le importaran, el gobierno del Estado de México procedió con el plan y la tierra estuvo disponible para que la desarrollaran los inversionistas. Varios desarrolladores, algunos con experiencia reciente en establecer barrios “proletarios” en la ciudad [17] vieron la oportunidad y comenzaron a anunciar la venta de lotes mediante distintos tipos de financiamiento, normalmente con mensualidades a varios años. La mayoría ofrecieron lotes compactos de 10 por 20 metros. La venta masiva se llevó a cabo sin mucha supervisión del Estado ni respeto de la ley. En pocos años, miles de lotes se vendieron sin que hubiera calles pavimentadas, drenaje, banquetas, alumbrado público, agua o electricidad, y muchos de esos barrios así permanecieron durante décadas. La infraestructura básica se instaló una vez que los compradores habían pagado sus préstamos a los desarrolladores para que —según ellos— tuvieran suficiente capital para la inversión. Algunos hicieron responsables de esos gastos a los compradores desde un principio;[18] muchos jamás completaron o ni siquiera empezaron los trabajos de infraestructura.

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Según Maribel Espinosa Castillo, el gobierno fue parcialmente culpable de este descarado abuso de poder, dado que una de sus leyes, que data de 1948, de hecho permitía a los desarrolladores escudarse legalmente contra las demandas de los propietarios por no completar la infraestructura básica.[19] En tanto la frustración se hizo norma, grupos políticos se volvieron lentamente más activos en la pelea por los derechos contra los desarrolladores y el gobierno. No obstante, tardaron muchos años en darse cuenta de lo efectivo que resultaba estar bien organizados. La represión y las amenazas a los líderes mantuvieron las iniciativas colectivas reducidas al mínimo durante las primeras décadas. Lo que desencadenó la primera acción colectiva exitosa fue la ansiedad cuando se esparció el rumor de que uno de los desarrolladores no poseía realmente la tierra por la que estaban pagando.[20] Las organizaciones colectivas lograron concertar una junta que incluyó a la policía, al gobierno del estado y al desarrollador. Su respuesta a la demanda de los derechos de propiedad fue una “huelga” unánime en los pagos mensuales hasta que el desarrollador demostrara ser propietario de la tierra tal como había prometido. Siguieron varios movimientos que les exigían terminar las obras de infraestructura; también hubo acciones en contra de los esfuerzos del gobierno para cobrar impuestos a los habitantes con el argumento de que con éstos se podría proveer la infraestructura faltante. Los colectivos también se volvieron muy útiles contra los desalojos repentinos, ya que los contratos permitían esa medida si había atraso de más de dos meses en los pagos. De terra indómita Neza poco a poco pasó a tener voz y poder como otros colectivos organizados.

De la cultura de la pobreza a Carlos Slim [20]

Es durante ese periodo de lucha y desesperación cuando la aparición de Neza en los bordes de la ciudad se volvió un típico caso de estudio para investigadores y periodistas en México y el extranjero. EL antropólogo Oscar Lewis lo describió en su trabajo “La cultura de la pobreza: la vida de cinco familias en México”. Una de ellas, los Sánchez, se habían establecido apenas en el escasamente habitado Nezahualcóyotl. La imagen que pinta el antropólogo es de la vida íntima de una compleja estructura familiar; una familia que lucha por el agua, que se enfrenta a un pobre sistema público de transporte, que se sostiene en parte criando animales en casa, pero con un abrumador sentimiento de inseguridad.[22] Otro experto de Estados Unidos, el geógrafo Peter M. Ward, a pesar de ser más optimista sobre el poder de los ambientes autoconstruidos consideraba el área, en 1976, como un problema a futuro debido a su aislamiento: “para la gran área de colonias proletarias al oriente de la zona metropolitana (ciudad Nezahualcóyotl), aislada de cualquier zona comercial o industrial conveniente, se trata claramente de un problema real”.[23]

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No obstante, las batallas para obtener agua, drenaje y electricidad, pavimento y títulos de propiedad a la larga se ganaron, con lo que se logró estabilidad para los habitantes y los futuros inversionistas.[24] Lentamente la ciudad de Neza presentó una imagen más vívida y compleja que desafió los conceptos prevalecientes de pobreza, exclusión o incluso la idea del arrabal periférico. El problema del “aislamiento” apuntado por Ward dejó de ser el tema principal cuando el Anillo Periférico conectó Neza con la ciudad; el Metro de la ciudad abrió la línea A, paralela a la frontera con Neza, en 1991. Aunque la producción de vivienda de bajo costo por parte del Estado representaba sólo 35% de la demanda para 1970 en México, los habitantes de Neza contribuyeron con su iniciativa propia a “resolver” la escasez de vivienda en la ciudad. Para 2011, Neza se despidió de su etiqueta de arrabal en todos los sentidos[25] según la definición de Habitat de la ONU.[26]

El más reciente capítulo de Neza York ocurrió hace poco tiempo, cuando el empresario mexicano de peso completo, Carlos Slim, propuso al gobernador del estado —y actual presidente de México— convertir el tiradero de basura al aire libre de Xochiaca, localizado en Neza y uno de los más grandes del mundo, en un ambicioso parque temático: el Parque Bicentenario. El área de la inversión cubre 138 hectáreas: parques, universidades, centros comerciales y plantas de reciclaje de basura serían el ejemplo para otras regiones del mundo, según Carlos Slim.[27]

La ciudad en reversa

Durante las primeras décadas tras su creación, las razones para el largo y constante mejoramiento de Neza recayeron casi por completo en las maneras de movilizarse de los colectivos ciudadanos y, eventualmente, la gran cantidad de personas y la densidad poblacional parecen haber tenido un papel importante en hacer de Neza un lugar que ningún político podía ignorar —y, por lo mismo, tampoco ningún empresario—. Contrariamente a los problemas de las ciudades europeas o de Estados Unidos, donde el debate suele centrarse en cómo involucrar a la comunidad en el desarrollo de los barrios periféricos, Neza plantea la cuestión inversa: ¿cómo puede la comunidad implementar estrategias para lograr que el gobierno participe en resolver los retos de la ciudad?

Cuando vuelvo a la vista de calle en Google maps para ver la propiedad del anuncio, me doy cuenta de que el perfil de la calle no muestra una vida de ciudad espectacular. Calle tras calle parece contener su propio carácter que proyecta, más que violencia, la imagen de calma y neutralidad. ¿Puede la traza reticular ser otra razón de este logro democrático? ¿Riqueza distribuida de manera equitativa gracias al urbanismo? Continúo mi recorrido por la pantalla y de pronto me doy cuenta de que no puedo distinguir Neza de muchos otros barrios de la ciudad de México. Tal vez la característica más polémica de Neza sea, de hecho, su anonimato urbano.


 

  1. Este anuncio apareció en El universal el 9 de octubre del 2013 www.avisooportuno.mx, consulta del 7 de enero de 2014.
  2. Para mayor referencias véase el anuncio de un departamento en venta en la colonia del Valle de la ciudad de México en el mismo periódico por 1,800,000 pesos.<avisooportuno.mx>, consulta del 7 de enero de 2014.
  3. La Universidad La Salle abrió su campus en 1996, además de preparatoria y universidad ofrece cursos de posgrado.
  4. SMLXL, Monacelli Press. Véase la metáfora usada por OMA en el concurso del Parque de la Villette, París.
  5. Castillo, José. Praxis número 2: Mexico City: Projectos from the Megacity.
  6. INEGI, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Censo de Población y Vivienda 2010.
  7. Mario Bassols Ricárdez y Maribel Espinosa Castillo, “Construcción social del espacio urbano: Ecatepec y Nezahualcóyotl. Dos gigantes del oriente”, en Polis, vol. 7, núm.2, México, 2011.
  8. Nezahualcóyotl es sólo uno del os 58 municipios del Estado de México en la región del Valle de México. ZMVM, LCM, Laboratorio de la Ciudad de Mexico. Fernando Romero. 2000.
  9. Maribel Espinosa-Castillo, “Procesos y actores en la conformación del suelo urbano en el ex lago de Texcoco”, en Economía, Sociedad y Territorio, vol. viii, núm. 27, mayo-agosto, 2008, pp. 769-798, México, El Colegio Mexiquense, A.C.
  10. Ibid. Ver también Valek-Valdés, Gloria, Agua, reflejo de un valle en el tiempo, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2000.
  11. Nestor García Canclini, Alejandro Castellanos, Ana Rosas Mantecón, La ciudad de los viajeros. Travesias e imaginarios urbanos: Mexico 1940-2000, México, Grijalbo, 1996.
  12. Peter M. Ward. Intra-City Migration to Squatter Settlements en Mexico City, en Geoforum, vol. 7, pp. 369-382, 1976, Pergamon Press.
  13. Pedro Ocotitla Saucedo, “Movimientos de colonos en Ciudad Nezahualcóyotl: Acción colectiva y política popular 1945-1975”, Maestría en Humanidades, Especialidad en Historia; Universidad Autónoma Metropolitana- Iztapalapa uam-I, División de Ciencias Sociales y Humanidades.
  14. Ibid.
  15. Ibid. 
  16. Gente principalmente de las tierras comunales de Chimalhuacan, Ibid. 
  17. Ibid. Por ejemplo, el desarrollador Alejandro Romero construyo antes los barrios proletarios de colonias como la Obrera y la Emilio Carranza. Las dimensiones de la manzana en la Obrera y en Neza son prácticamente idénticas, la única diferencia es la esquina ochavada.
  18. Ibid. 
  19. Maribel Espinosa-Castillo, Op. cit. 
  20. Colonia El Sol. This land was supposed to be a flood reserve owned by the federal government. Ver Pedro Ocotitla Saucedo, Op.cit.
  21. Carlos Slim is the world’s richest person according to Forbes 2013 list. En <forbes.com>, consulta el 8 de enero de 2015.
  22. Oscar Lewis, Five Families: Mexican Case Studies in the Culture of Poverty, Basic Books. 1959.
  23. Peter M. Ward, “Intra-City Migration to Squatter Settlements in Mexico City”, en Geoforum, vol. 7, pp. 369-382, 1976, Pergamon Press.
  24. 98% of all services are covered, en Mario Bassols Ricárdez y Maribel Espinosa Castillo, Op.cit.
  25. Ibid.
  26. Ibid.
  27. Carlos Slim, la ciudad que construyó en Neza, en El Universal. 4 de abril de 2011, en <eluniversaledomex.mx>, consulta del 8 de enero de 2015.

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