por Mariana Barrón | @marianne_petite

Durante un buen tiempo, en los años 90, sociólogos analizaban la generación post-guerra fría afamadamente llamada generación X. Diez años después y tras el suceso del 11 de septiembre en Estados Unidos se fue categorizando una nueva generación llamada ‘millennials’ o ‘generación y’ que son todos aquellos nacidos generalmente entre 1980 y el 2000. Sin duda, esta generación ha aprendido a vivir de las crisis, la guerra, la post guerra y hasta la especulación de las guerras que no sólo son físicas sino que también digitales. Época donde aparece el internet, las redes sociales y la comunicación masiva. Estos espacios virtuales han desembocado derramas económicas, oficios y formas de vida de muchos de los que nacieron entre estos años. Sin duda algo que se podía esperar era la intromisión de una vida que involucra creaciones artísticas y actividades culturales en este mundo que utiliza meta-lenguajes.

Hace un par de años Nestor García Canclini presentaba una exposición llamada ‘Extranjerías’ en donde la experiencia de ser extranjero es conformada en la actualidad,  no sólo al cruzar fronteras físicas (nacionales), sino también en los saltos tecnológicos en los medios de comunicación y percepción. Como parte de este ejercicio perceptivo llegó a México hace 3 años el Festival OFFF que, desde Barcelona, apostó por la creatividad digital alimentando a exponentes del diseño, el arte pero sobre todo de la cultura digital que no es lejana al mundo mediático arquitectónico. Flaminguettes es un dúo mexicano que busca en lo digital abrirse puertas hacia fronteras difusas experimentando con la animación y bajo esquemas abstractos.

Etereas / Animation Shortfilm from Flaminguettes on Vimeo.

MB. ¿Qué es Flaminguettes? ¿Cómo surge el hacer animación que no resulta tan abstracta?

FG: Nos conocimos hace 7 años, cada una había trabajado en estudios de animación o despachos diferentes. Después de un tiempo decidimos armar nuestro primer proyecto de animación que fue el corto ‘Etéreas’.

De cierta forma nuestras vidas creativas siempre tuvieron algo en común y congeniábamos por ello. Durante 3 años estuvimos trabajando en este proyecto, donde descubrimos que los resultados nos entusiasmaban mucho.

Justamente este año es cuando tomamos más en serio todo, anteriormente cada una estaba en sus trabajos y en los tiempos libres nos dedicábamos a sacar este proyecto y así empezaron a salir más cosas.

MB. En el corto ‘Etéreas’ algo que me llama la atención es que a partir de un espacio aparentemente vacío se empieza a llenar de estructuras geométricas, usando el cuerpo y el ula-ula como guías ¿Cómo fue la composición de eso?

FG: Nosotras hacemos ula-ula, entonces muchas veces aprendiendo nuevos trucos nos visualizábamos en algo animado, entonces desconfigurábamos el truco cuadro a cuadro. Ahí es cuando se forma una imagen que se apropia del espacio, de alguna manera. El ula deja un registro y es ese cuadro que se queda ahí en tu mente, tienes que reconocer cada paso y va invadiendo todo lo que está a tu alrededor.

Para que el truco te salga bien tienes que hacer un dibujo. Al ver a otras personas hacer ula, nos empezamos a tomar fotos y analizábamos ese registro que se queda en el aire. Queríamos visualizar lo que pasaba con esta actividad.

Entonces el primer año del proyecto fue solo un idea que fuimos desarrollando al analizar las fotos y encontrando formas, no sabíamos hasta que punto podíamos llevar el corto, al principio teníamos una idea más matemática.

Terminó la idea en algo más visual, iba a tener geometría pero sin meternos en el mundo de las matemáticas. El segundo año de la idea levantamos el material y tuvimos que guardarlo un rato para después empezarlo a animar.

MB. Otro corto que me llamó la atención es ‘Espacio en blanco’ ¿Cómo fue que llegaron a eso? Se habla del espacio que hay entre dos personas, entre muchos, o el espacio que tu tienes con tu cuerpo.

FG: Ese corto, por ejemplo, fue muy distinto porque teníamos unos lineamientos para trabajar, era una pieza comisionada por el Centro de Cultura Digital en donde te daban un tema y nos tocó espacio. Nos sentamos a platicar sobre lo que podíamos hacer y de alguna manera todo sucedió en el audio.

Comentábamos que se imaginaba uno del espacio, que hay, que no hay. Cada quién investigaba por su lado sobre lo que era el espacio, lo cuál es muy difícil de comprender. Todos tenemos una visión diferente del espacio, nos imaginamos muchas cosas e interpretamos varias cosas de una sola palabra.

Esta idea surgió mucho de la plática  y las experiencias personales. Al final queríamos que fuera una pieza con mucho sentido del humor.

Era un proyecto llamado ‘Luces de Invierno’ una especie de Festival que tenía una sección de piezas animadas. Se comisionaron 10 piezas de animación a diferentes estudios. El CCD estaba interesado en hacer una red social como instagram, facebook y twitter juntos, entonces comisionaron diferentes temas, para tener una línea creativa, donde tenías que tener registro del proceso y subir la pieza acabada.

M. Hablando más sobre la cultura digital, tenemos jóvenes creadores que hacen cosas que no tienen mucho que ver con su profesión. ¿Qué piensan de esta generación o cómo creen que se podría impulsar este nivel de producción artística, de diseño, etc? 

FG: Cuando estás por decidir una carrera profesional siempre se suele pensar que los oficios son limitados y eso es lo único que vas a hacer. En este oficio en particular no es que estudies para ser productor de cine o director de arte, sino que hay un montón de oficios que se derivan de ello. La preparación escolar o profesional no siempre es algo que te define, es un primer trampolín a lo que en realidad te vas a dedicar en la vida. Con respecto a nosotras la carrera en el INBA o la de comunicación son muy amplias, hay una estructura muy definida que te enseña a encontrar lineamientos, conceptos y elegir tus propios caminos para su aplicación. No es decir que no te sirvió estudiar una carrera, pero  te sirvió para encontrar una serie de herramientas que sirven para dedicarte a lo que tu decidas. La oferta en el mundo cultural es enorme y no es tan delimitada.

En el ámbito digital es mucho más fácil poder compartir lo que haces, está más a la mano por las redes sociales, el contacto con gente de otros lados es muy rápido. La inspiración también se obtiene de esos espacios, todo está muy saturado y ayuda a crear más cosas.

Dentro de todo este mundo de información el peligro está en perderte, pero al final siempre debe de haber una dirección y debe uno ganarse su lugar en este mundo virtual.

MB. ¿Cómo entran a OFFF? 

FG: Todo fue a través de Etéreas que nos contactaron para ofrecernos la imagen del festival. Literal recibimos un mail en donde nos proponían participar tanto en imagen como conferencistas.

MB. Hay varios arquitectos que terminan dedicándose a la animación como por ejemplo los que crean ciudades para el cine que  usan metodologías muy parecidas a las del arquitecto común. ¿Cómo ven ese desarrollo?

FG: Yo creo que es lo más atractivo de la animación, puedes crear lo que quieras de la nada. Las barreras en la animación no son muy claras, o quien sabe si es que existen, más bien. Como mente creativa ese poder de hacer cosas de la nada siempre es muy atractivo. Por ello pensamos que la gente sigue mucho esto y lo hace.

El cine nos ha llenado de sabiduría en cómo se hacen las cosas, en las películas se asumen un montón de recursos desde maquetas, stop motion hasta la creación digital para tener la capacidad de hacer reales estos mundos. Hay muchos procesos que permiten mezclar disciplinas, de trabajo en equipo. Si necesitas que alguien levante un objeto a escala, lo vas a hacer con una persona que maneja el tema. Pero no es que uno sepa hacerlo todo sino que siempre tener la virtud de coordinar algo y dejar que los que saben el tema, lo hagan.

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