La Rúa, el camino hacia la reconciliación
Hay una frecuente búsqueda de la nostalgia en el campo de la arquitectura. Amamos lo tradicional, lo viejo, lo antiguo. [...]
31 enero, 2022
por Jesús Tovar
La profesión de arquitecto ha sido difícil no sólo en México sino en todo el mundo. Se complica más en provincia y siendo mujer aún más, ya que la profesión tradicionalmente ha sido dominada por el género masculino, aunque esto va cediendo ante la calidad de la obra de mujeres como Cristina Treviño. Ella ha sabido poner el ejemplo de cómo hacer buena arquitectura en nuestra región con su frescura, su audacia y su plasticidad, resultado de una valiosa y rigurosa metodología. Su obra es un verdadero oasis en el desierto lagunero.
Laura Cristina Treviño Díaz nació en la ciudad de México el 19 de agosto de 1972. Esta lagunera por adopción estudió Arquitectura en la Universidad La Salle (antes ISCYTAC, hoy desaparecido) y un Master en Arquitectura, Crítica y Proyecto en la Universidad Politécnica de Catalunya, España. Entre sus profesores y amigos se pueden nombrar a Carme Pinós, Enric Miralles, Miguel Morey, Josep Quetglas, Salvador Pruneda Solé, Carlos Gómez Palacio, Enrique Arroyo, Otto Schott, Lilia de la Peña, Adán Lozano, Agustín Landa, Ricardo Ortiz, Antonio Camacho y Jesús Tovar. Ha trabajado en Barcelona con Eva Prats y Ricardo Flores, en Monterrey con Fernando López y Adán Lozano, y en Torreón con Jaime Gutiérrez. Gracias a todo lo anterior ha creado una obra tan personal y auténtica que Cristina Treviño no es sólo una arquitecta, sino también una verdadera artista.
El corporativo Simsa de la zona Industrial de Torreón es una de sus obras más logradas y representativa de su carrera profesional. Esta empresa de origen local y ya con presencia nacional, le externó su deseo de contar con un edificio de oficinas que pudiera proyectar su nueva imagen integrada. Después de que su despacho realizó un profundo análisis de su sistema corporativo existente, se propuso un proyecto que añadiera valor y que se integrara a la comunidad sin dejar de ser, al mismo tiempo, un espacio para el trabajo colaborativo. Para lograrlo se decidió utilizar un lenguaje accesible, sencillo y con identidad.
Originalmente en el terreno se encontraba una bodega industrial que fue demolida. La lectura del sitio incluyó entender el carácter industrial del lugar, economizar en los materiales y utilizar responsablemente los recursos disponibles. Todos estos objetivos los logró sin lugar a dudas. Por ejemplo, se decidió recuperar toda la estructura de acero previa para aprovecharla en el nuevo proyecto y para ser utilizada en elementos estructurales y del diseño interior. La solución final incluyó esta misma estructura de acero aparente que fue pintada de color negro para marcar líneas, referencias y enfatizar el orden del diseño gracias al uso de planos junto con las líneas como muros y techos “flotados”, por ejemplo. En conjunto todos los elementos utilizados generaron dos tipos de contraste; un primer contraste “frío” con el color blanco de muros y el concreto de los pisos y un segundo contraste “cálido” que se dio entre la madera rojiza del mobiliario y de los barandales en los espacios servidores.
El proyecto arquitectónico refleja un carácter fuerte, limpio, contundente, luminoso y estructurado. El recorrido interior comienza con el acceso principal por la esquina del terreno. Luego se van desarrollando una serie de módulos de oficinas cúbicos y con doble altura orientados de norte-sur llenos de luz natural y amplitud espacial. Entre cada módulo se encuentra sus respectivos servicios y además fue conectado por un pasillo distribuidor que cuenta con su respectivo remate visual. Además, creó una conexión y un continuo flujo visual en todos los ejes de circulación y en los niveles de ambas plantas del edificio creando una atmosfera transparente. Grandes ventanales iluminan los espacios de piso a techo y rematan hacia jardines desérticos que permiten el contacto visual con el cielo azul. La intención de lo anterior es generar una sensación de estar en el exterior con amplitud. El uso de la escala responde al entendimiento de la integración de las personas con su espacio de trabajo buscando una que brindara libertad y “aire”. Finalmente, una de las características que le dan gran valor a esta obra es su profundo énfasis en los detalles, en la estructura metálica, plafones, cancelería, su fuente exterior, barandales, su escalera que es como “escultura en el espacio”, entre otros. Sin duda, esta es otra de las obras que es obligatorio visitar en Torreón.
Entre otras de las obras más relevantes de Cristina Treviño se encuentran: Corporativo Gas Natural Industrial, Corporativo Diesel y Gasolina, Euroarte Laguna, Conjunto Residencial La Cantera, Viviendas en Residencial Palma Real, Oficinas ARE, Tiendas Extra, Signexpress, Autoshop, Remodelación Rocksport Diagonal, Segundo Lugar Concurso Arquine Pulmón Metropolitano de Oriente, Penthouse en Torreón, Casa Trojes, Departamento Obispado, Casa de Huéspedes TJ junto con Arq. Jaime Gutiérrez, Casa Kualé (con Territorial), entre otros. También ha tenido una relación profesional importante con Territorial con quienes ha desarrollado proyectos de Arquitectura social.
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