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30 agosto, 2019
por Christian Mendoza | Instagram: christianmendozaclumsy
En el marco del evento Gallery Weekend, el artista colombiano Gabriel Sierra inaugurará este 5 de septiembre la exposición Horas de museo, proyecto producido para la galería kurimanzutto. En esta muestra y en montajes anteriores, Gabriel Sierra ha mantenido una práctica que utiliza a la arquitectura de los espacios expositivos y las estrategias museográficas como soportes visuales, como en sus intervenciones para el Aspen Art Museum, o incluso para la misma galería donde ahora inaugurará Horas de museo, con la pieza buenos días Le Corbusier, buenas noches Neufert, montada en 2013. “La situación de mostrar la pieza en un museo es el material, la sustancia con la que trabajo. No me interesa la crítica institucional. Lo que observo es más el territorio que es el museo, o lo que rodea a la obra de arte”, dijo el artista en entrevista para Arquine.
Horas de museo propone un montaje que aborda al museo desde su función tanto de legitimador histórico como de productor de ficciones. “Para que un objeto tenga relevancia en el mundo del arte hay muchas reglas que se deben seguir, como que tenga que mostrarse en un museo, tiene que haber un texto curatorial y tal vez una reseña, y debe mostrarse bajo determinadas condiciones en el espacio. Digamos que es una especie de ficción. Horas de museo juega con la misma idea de una exhibición de arte”. Es decir, los métodos con los que se construyen las exposiciones son la materialidad de Horas de museo.
¿Cuál es el discurso que cohesiona a este proyecto expositivo? “Técnicamente, Horas de museo es una exhibición basada en una novela que estoy escribiendo. La novela es obviamente una ficción, aunque está basada en hechos reales sobre la historia de la cultura durante el siglo XX. Todas las piezas que están en exhibición pertenecen a artistas y a creadores reales –arquitectos, tipógrafos, publicistas. El concepto es mostrar ideas de otro tiempo que son muy relevantes en el presente, o ideas que en su momento hicieron cambios de época. Hay ciertas obras de arte o ciertos elementos de la cultura que pueden contar la transición de una época a otra. Por ejemplo, hay una pieza que tiene que ver con El bebé de Rosemary, película que muestra el final de la época hippie. No sólo la película en sí, sino todo lo que rodea al director y el contexto en el que hizo la película forma parte de la pieza”. Aunque Sierra centra su montaje en la exhibición de objetos relacionados a la construcción y al diseño, ya que busca que la experiencia del espectador ante el objeto forme parte de la experiencia estética. “La mayoría de las piezas son objetos que tienen que ver con arquitectura, carpintería y diseño. Lo que me interesa también es que el espectador haga consciencia de que habitamos lugares. Horas de museo es como si fuera un momento de realidad que se abre al público para tener una experiencia con el arte y con el museo tanto física como mentalmente. Tú puedes experimentar el arte de un catálogo, en tu casa, pero la experiencia de ver el arte en un lugar es muy diferente, cuando te confrontas en realidad con la obra, y en Horas de museo hago un énfasis en esa interacción. En el presente casi todo se ve a través de la pantalla de un celular. Muchas veces no necesitamos ver la obra. Pero esto es algo que también ocurría en el pasado. Yo vivía en un pueblo y ni siquiera teníamos museo, entonces toda la información que tenía provenía de enciclopedias y de televisión”.
Sierra, entonces, pone en tensión ideas sobre las formas de habitar un museo. “Lo que más me atrae del museo es que es un archivo, pero que funciona de una manera distinta al archivo. El archivo, al igual que el museo, preserva los materiales de la cultura, pero lo que hace el museo es entablar un diálogo con los habitantes de la ciudad. ¿Cómo un lugar que siempre tiene las mismas piezas tiene que renovarse todo el tiempo para comunicarse con sus visitantes?” Sierra, igualmente, revisa en Horas de museo y en ejercicios anteriores las relaciones de significado que se establecen entre los objetos. “En mi práctica, quizá lo que más me interesa es la relación que existe entre los objetos. Una casa no está vacía, la casa está llena de objetos que hacen posible la vida de las personas que están en la casa. Todo tiene una función definida. Me interesa cómo las personas se apropian del entorno, y de cómo las circunstancias sociales del momento afectan en la manera en que tú modificas el entorno. Y luego que tú construyas algo, digamos que espacio, muebles, arte, estás afectando de alguna manera a las personas que conviven con tus objetos. ¿Por qué las personas construyen y cómo habitan lo que construyen?”
¿Cuáles son los objetos que aparecerán en Horas de museo? Gabriel Sierra adelanta algunos: “Hay una silla de Marcel Breuer, la Slatted chair. Hay unas bancas que hace Ferdinando Cortina, con manera laminada. Y todas las piezas refieren al paisaje o el lugar en donde fueron creadas, que es algo que pienso que se perdió en nuestra cultura contemporánea. Antes, los automóviles eran el espíritu de cada país. Audi, o los Mercedes, o los Fiat…, todas las marcas tenían una identidad muy marcada. Ahora todos los autos se parecen, sólo cambian el color y el logotipo. Me interesa cómo los objetos logra transmitir su origen. Y la idea de la exhibición es mostrar algo que se hizo en determinado momento. Aunque no creo que esté buscando revalorar al objeto sino la idea. Por ejemplo, la pieza de Marcel Breuer, que es de 1922, la hizo cuando era un estudiante de la Bauhaus, y tomó el curso de carpintería. Y esa silla muestra la transición entre el confort –las sillas antes eran acolchonadas y pesadas– y la ergonomía. Tiene una estructura de madera y tiras de tela que la vuelven flexible. Es un experimento contemporáneo a Rietveld, que sus sillas son más tempranas aunque tienen el espíritu del De Stijl. Me interesa mucho eso: mostrar cómo una silla habla de cómo va a cambiar el tiempo”.
Horas de museo podrá visitarse a partir del 5 de septiembre hasta el 12 de octubre de 2019.
Imágenes cortesía de Gabriel Sierra y kurimanzutto Ciudad de México / Nueva York.
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