22 julio, 2016
por Arquine
por Emiliano Sánchez y Francisco Franco
El pasado mes de mayo en Celaya, Guanajuato, la Universidad Latina de México celebró su Encuentro de Arquitectura y Diseño con el tema “Atmósferas Humanistas de la Arquitectura”. Con el objetivo de llevar a cabo una reflexión sobre el desarrollo de la arquitectura y el diseño hoy en día; considerando sus características de producción actuales y tomando en cuenta el contexto social, económico y cultural vigente; la Escuela de Arquitectura de la ULM invitó a. Juhani Pallasmaa quien, a través de su obra y diversos ensayos y libros publicados, busca crear una arquitectura más sensible tanto para el hombre como para la ciudad.
Emiliano Sánchez (ES): Sus diversos escritos se basan en cómo los sentidos juegan un papel importante en la comprensión del espacio y ambiente arquitectónicos y ahora la relación es entre la arquitectura y la neurociencia. ¿Qué lo motivo a hacer esta investigación?
Juhani Pallasmaa (JP): Nunca he seguido un plan para mi vida personal o el trabajo. Por lo general mis trabajos van ligados uno al otro y generalmente trabajo en varias cosas a la vez. Por ejemplo ahora estoy escribiendo dos, tres, o quizás cuatro libros. Esa es la razón por la que no puedo decir exactamente cuánto es el tiempo que colaboro con la gente y dar un número también sería algo vago; pero sé que un interés va ligado a otros intereses. Nunca había tenido interés por la neurociencia hasta que fui invitado a dar una conferencia ante la ANFA y por supuesto que acepté la invitación y me fui involucrando poco a poco.
ES: Entendiendo que su proceso va paso a paso y tomando en cuenta los factores socio-ambientales ¿cómo es que se liga su trabajo sobre la percepción de los sentidos en la arquitectura y la neurociencia?
JP: Siempre trato de integrar mis observaciones y experiencias personales como arquitecto y diseñador, aunadas a mi pensamiento filosófico y los hechos científicos que encuentro en la literatura. Es un poco inusual porque por lo general los escritores definen la sensación y se adhieren a ella. Yo siempre miro hacia todas las direcciones, por ello no vacilo en poner una idea filosófica a lado de una idea científica.
Para mí es muy importante comparar la idea de un poeta, un filósofo o un pintor, y luego leer la misma observación por parte de un científico. Eso demuestra que el artista intuitivamente ha entendido algo que el científico encontró experimentalmente y lo probó.
Me queda claro que el talento creativo en todas las artes es la capacidad de ver cosas que normalmente no vemos. Y eso es también lo que hace el científico, él trata de revelar cosas de las cuales no somos conscientes cotidianamente.
ES: Con base en esta comparación de pensamientos, ¿cuál cree que ha sido el hecho más revelador que ha encontrado? ¿Qué concepto cree que ha podido entender o definir mejor?
JP: Recientemente he estado escribiendo sobre la complejidad de la simplicidad. Cuando fui invitado a hablar de la simplicidad en una conferencia de matemáticos y filósofos en Nueva York, fue muy interesante escuchar lo que los científicos y pensadores decían de la simplicidad, y compararlo con lo que el artista y yo mismo pensábamos sobre el tema. Mis escritos sobre la atmósfera por instantes utilizan un pensamiento artístico. Es obvio que hay toda una escuela de pintura detrás de ellos, y sobre todo del Impresionismo y especialmente sobre las obras pictóricas de J.M.W. Turner.
Los neurocientíficos argumentan que nosotros y nuestra conciencia no se desarrollan a partir de datos a entidades, sino de las entidades a los detalles, lo cual ayuda a darle forma y poder entender las atmósferas. Estas entidades no son de nuestro conocimiento, pero se concientizan a través de los detalles.
Yo creo que es un desarrollo biológico y evolutivo porque tanto los humanos como los animales nos hemos visto beneficiados de estas entidades. Es por ello que somos capaces de juzgar si un lugar es seguro o inseguro, intuir donde hay agua o donde no la hay, distinguir lo que es y no alimento. Y es en ese sentido como se va creando nuestro conocimiento, a través de cientos y miles de observaciones similares.
ES: Dentro de las actividades culturales que hubo en torno al Encuentro de Arquitectura y Diseño de la ULM asistimos a un concierto. Tomándolo como referencia y entendiendo que la música ayuda a crear un ambiente más relajado, ¿se puede considerar como una herramienta dentro del proceso creativo? Es decir, ¿la música puede servir como inspiración y ayuda para la imaginación emocional?
JP: Las entidades complejas son muy difíciles de racionalizar y teorizar, pero muy fáciles de entender. Como dije anteriormente, estamos biológicamente sintonizados para captar las entidades. Una vez un compositor de piano finés me preguntó sobre las atmósferas en la música, a lo que yo contesté: ¡la música en sí misma es una atmósfera!
La música es una liberación. Crea una especie de microcosmos de sonidos que nos hace sentir un espacio específico que afecta a nuestros cuerpos a través de los oídos. En ese sentido es como el concreto en la arquitectura que nos hace percibir de cierta manera el espacio arquitectónico.
En secundaria tuve un compañero, Paavo Heininen, quien hoy en día es un famoso compositor y organista moderno; y me explicaba que cuando compone hace varias pruebas, pero la final es la más importante. Cuando escucha su música debe percibir que está sentado en una silla o sofá cómodamente y su cuerpo vibre con emoción.
ES: ¡Claro! Al final lo que busca es percibir con todos los sentidos, ¿cierto?
JP: ¡Exacto! Sentir las numerosas sensaciones unidas o combinadas en una sensación corporal: relajación, ansiedad o tranquilidad. Sensaciones que se dan en un solo sentido.
Francisco Franco (FF): ¿Existe algún lugar en el mundo, quizás una ciudad, o simplemente un lugar que recuerde por su sonido?
JP: Pues bien, el sonido es un factor muy importante para recordar la experiencia espacial. Por ejemplo, cada iglesia o catedral que visitamos tiene un sonido especial. Cuando damos el primer paso dentro del sitio inicia la experiencia sonora.
Hace cuatro años diseñé una sala de conciertos en Helsinki y mi intención era crear un espacio en el que el espectador se sintiera como si estuviera dentro de un enorme instrumento musical. Tanto los colores como los patrones de madera aluden a un viejo violín o violoncelo. Creo que mi intención se logró, pues durante el concierto inaugural la gente sonreía y los músicos tenían lágrimas en los ojos.
El problema en la mayoría de las nuevas salas de conciertos es que la acústica está pensada sólo para el público, pero no se piensa en quién va a ejecutar el sonido: los músicos. Generalmente no hay una buena reflexión de sonido por lo que entre ellos no se pueden escuchar bien.
Yo estaba consciente de este problema al diseñar el recinto y por ello colaboré con un director y varios músicos de orquesta para hacerlo bien. Después de esta experimentación, descubrieron una nueva manera para tocar sus instrumentos y estar en sintonía al ejecutar en conjunto. Del mismo modo lo intentaron en la sala donde habitualmente interpretaban y se dieron cuenta de las diferencias.
ES: Al trabajar ¿qué tipo de música escucha?
JP: Cuando era joven solía escuchar rock todo el día en mi estudio. Después opté por el jazz y más tarde cambié a música clásica. Ahora trabajo en silencio (risas).
ES: ¡Ya fue suficiente sonido! (risas) Entonces, ¿podríamos decir que ahora se siente más cómodo con los sonidos de la naturaleza?
JP: ¡Sí, exactamente! Creo que es una consecuencia de la edad. Cuando se es joven se necesitan muchos estímulos, necesitas más y más energía. A veces sigo poniendo algunos tríos o cuartetos de jazz para trabajar. Por ejemplo Bill Evans es magnífico para concentrarse.
FF: Si cierra los ojos, ¿usted cree que pueda identificar alguna ciudad que visitado sólo por el sonido?
JP: ¡Sí, e incluso he escrito sobre ello! Es maravilloso caminar por un pueblo antiguo, entre sus calles de piedra, sobre todo por la noche cuando ya no hay otro sonido más que el de tus propias pisadas. ¡Es increíble escuchar el eco!
En una ciudad moderna cada vez es más difícil percibir el eco, incluso me atrevería a decir qué es imposible. El eco es la conexión más fuerte con el entorno físico. Un ejemplo sería cuando entramos a una catedral y caminamos dentro de ella, gracias al eco es que podemos percibirnos físicamente en el espacio y hacernos parte de ella.
Cuando enseñaba en la Universidad de Yale, hace 25 años probablemente, le pedí a mis estudiantes que representaran seis espacios específicos de New Haven, la ciudad donde se encuentra la universidad, por el medio que ellos quisieran.
Unos realizaron películas, otros hicieron fotografías y dibujos e incluso un grupo realizó un baile; pero la experiencia más grata y fuerte me la llevé con un estudiante que representó los lugares a través del sonido. El chico había suspendido un micrófono de su cuello para que éste estuviera cerca del suelo y fue caminando a través de los seis espacios. Se podían identificar de inmediato los lugares y además comprender su geometría y tamaño. ¡Fue estupendo!
La experiencia visual tiende a ser fría, distante y plana. Debemos entender que cualquier espacio es multisensorial.
FF: Durante su conferencia con los alumnos usted expuso que en los últimos años hemos estado haciendo las ciudades más frías y completamente creadas para tener experiencias visuales, por lo tanto, han perdido la cualidad del misterio. En ese sentido usted invitó a los estudiantes a replantear las ciudades para que se puedan guiar por el tacto, ¿cómo se establece la relación entre el tacto y el misterio?
JP: El misterio es algo que la época moderna ha olvidado. La modernidad busca la claridad, pero creo que mentalmente requerimos de este aire de misterio así como también requerimos de la sombra. Las sombras son muy importantes. Si leen el libro de Tanizaki Elogio de la sombra podrán entender por qué es necesario el lado oscuro de las cosas también.
Necesitamos experimentar el tiempo tanto como experimentamos el espacio. La modernidad está obsesionada con las unidades y el tiempo presente. Las ciudades nos encantan porque podemos medirlas por una experiencia de tiempo y espacio. Un tiempo profundo que más tarde se convertirá en un presente provisional. He escrito sobre el tiempo como experiencia en la arquitectura y eso me ha llevado a descubrir que todo es un misterio (risas).
ES: ¡En efecto! Pero entonces el reto es descubrir como revelar el misterio, ¿no?
JP: Así es. Creemos saber todo acerca de la luz, la sombra, y en general de todo. Pero la realidad es que todo es un misterio. Por ejemplo, hablamos del Universo como si fuera un reflejo de la idea egocéntrica del hombre cuando realmente vivimos en un multiverso. Hay miles de millones y billones de universos por lo que incluso el concepto de la entidad del mundo se vuelve un total misterio. Para mi leer lo que publican los físicos o los astrofísicos es como si estuviera leyendo poesía. Y eso es simplemente por la manera en la que explican sus ideas, las cuales no se pueden racionalizar sin metáforas poéticas.
ES: ¿Cree que sea posible ligar la geometría con los sentidos?
JP: Allan Lightman en su libro Los sueños de Einstein habla sobre el fenómeno de la sinestesia, y ahí trata de enumerar varias ideas que buscan asociar el mundo del sonido, la visión, el color y la forma en figuras y volúmenes que podemos percibir.
FF: ¿En la arquitectura moderna cree que podamos encontrar ejemplos de sinestesia como Scriabin lo hizo en la música?
JP: Un ejemplo podría ser el trabajo que realizaron en conjunto Xenakis y Le Corbusier en el Pabellón Philips. Tuve un profesor en la universidad que pasó la mitad de su vida tratando de crear un sistema proporcional que combinará la física y las artes visuales. Yo siempre he estado muy interesado en este tipo de cosas y particularmente intrigado por la sección áurea debido a que los Pitagóricos sostienen que es una falsedad. En el Universo todo es armonía basada en números completos, o un sinfín de figuras como el π. Siempre fui muy cercano a mi profesor y por ello no puedo tomar una postura ecuánime y al final decidí trabajar con proporciones Pitagóricas, incluso en las cosas más pequeñas y con todo lo que leído sobre el diseño gráfico.
FF: Con base en lo que dijo en su conferencia sobre la relación entre política, arte y ciudad, y el interés de la academia moderna en percibir la arquitectura bajo criterios de estética que interactúan con la formas y la vida, ¿cuál es la importancia real de estos tres elementos en la arquitectura y cómo esta interacción se convirtió en relación?
JP: Simplemente es cuestionar el predominio formalista en la modernidad. La forma de la forma sobre la forma. El Barroco, por ejemplo, no estaba interesado en una forma de enfoque, sino en la forma periférica qué es mucho más importante y por eso se percibe un centro y se siente la presencia de un espacio fuerte que te llama físicamente.
En cierto sentido creo que el Modernismo se ha mal descrito. Se le ha dado una asociación rápida basada en ciertas ideas estéticas y ciertas ideas éticas. Un ejemplo podría ser cuando Le Corbusier argumentó que todas las habitaciones en debían ser pintados de blanco… ¡Pero qué idiota! (risas)
Él sostenía con ello que “eso sería un acto moral de alto grado.” Y eso era porque él creía que el blanco de alguna manera se relacionaba con la verdad. ¿Por qué? Hay ciertas ideas de la Modernidad que creo debemos replantear. Le Corbusier fue, por supuesto, un gran arquitecto, pero algunos de sus planteamientos eran increíblemente estúpidos.
FF: Finalmente, quisiera preguntarle ¿cuál es su percepción sobre América Latina? No sólo en términos de arquitectura, sino más en cuanto a la relación del ser humano y sus múltiples características. Se dice que el ser humano necesita estar más en común con sí mismo para que pueda explorar el valor de los sentidos. ¿Cómo las sociedades que están involucradas en múltiples problemas de economía, violencia y hambre podrían conseguir envolverse en una nueva atmósfera?
JP: Ésta es una pregunta muy buena y difícil de contestar. Como dije en mi conferencia, yo no creo en las naciones ni en las sociedades. Creo en las personas. Pienso que tenemos que fortalecer nuestra individualidad así como la de cualquier persona dentro de una sociedad para así comenzar a reaccionar. Las revoluciones inician con una sola persona. Debemos buscar la forma de difundir nuestro mensaje.
Estoy en contra de la ideología consumista. Hoy en día todo es consumismo. Por ejemplo, cada que voy a un aeropuerto me enoja sentir que estoy entrando a un centro comercial. ¡Me siento ofendido! Sobre todo porque sé que nadie nos oponemos a que el mundo se vuelva un infierno. Necesitamos objetar las cosas. Tenemos que percibir y entender las reacciones de las cosas sobre nosotros mismos y luego hablar de ellas.
Tenemos que tener una nueva comprensión de la vida para que nuestro sentido de la responsabilidad cambie y entonces se puedan generar cambios. En temas de ecología ya no debemos permitir que las determinaciones a seguir las impongan los políticos, pues tienden a manipular el estado de las cosas.
Australia hace 25 años era un desastre hasta que un día un ciudadano decidió que ya no habría más basura tirada en las calles y carreteras de su país. Así que, ya fuera caminado, en auto o bicicleta, cada vez que veía que alguien tiraba un papel, cáscaras de fruta o cualquier tipo de desecho lo levantaba, se dirigía educadamente a la persona que lo había tirado y se lo entregaba diciéndole: disculpa, se te ha caído tu basura. Ese son el tipo de acciones que debemos incentivar para progresar y crear mejores atmósferas de vida.